¿Cuál es el impacto del cambio climático en el Caribe colombiano?
Desde la Universidad del Norte se estudia el impacto y afectaciones que el cambio climático tiene en el Caribe colombiano, al ser una de las zonas más vulnerables a fenómenos naturales.
Colombia
Uno de los asuntos que cobra cada vez más relevancia y preocupa a la sociedad en general, es el cambio climático; un reto al que se enfrenta el mundo, por el cada vez más acelerado proceso de alteración climática.
Esta realidad no afecta a todos por igual, pero podría tener un mayor impacto en poblaciones como el Caribe colombiano, debido a su posición geográfica junto al litoral.
Inundaciones, erosión y el aumento del nivel del mar, son algunos de las consecuencias que podrían sufrir los habitantes de esta zona del país, ante el desalentador panorama del cambio climático, debido a las acciones del ser humano.
Dayana Agudelo Castañeda, coordinadora de la Maestría en Ingeniería Ambiental de la Universidad del Norte, dice que el aumento del nivel del mar puede ser un detonante de otras problemáticas que inciden en los ecosistemas marino costeros.
“Ese aumento del nivel del mar puede causar cambios en los ecosistemas marino costeros, pero ese cambio climático también va a traer lluvias más fuertes, entonces vendrán inundaciones. El problema del nivel del mar también puede causar salinización e intrusión de agua salada en los ecosistemas de agua dulce y afectaría la pesca”, explica la docente.
Agudelo agrega que, no solo se trata de lluvias intensas, sino también se prevén fuertes y prolongadas sequías, que vienen acompañadas de altas temperaturas y daños graves para los cultivos.
“Las altas temperaturas pueden afectar la salud de las personas, disminuir el nivel de los ríos y como somos un país que también depende de los ríos, entonces eso podría también afectar la disponibilidad energética”, aseguró Agudelo.
En medio de esto, es posible frenar el ritmo con el que se dan los cambios en determinados periodos, con acciones individuales que pueden contribuir al cambio, según explica Jaime Escobar, docente del departamento de Ingeniería Civil y Ambiental, quien ha dedicado su trabajo a estudiar el impacto del cambio climático hace 10 mil años, en lo que se conoce como el periodo holoceno.
“Hay acciones de manera individual, pero también acciones ligadas a políticas públicas, sin embargo, hay que tener en cuenta que las causas del cambio del cambio climático pueden traer consecuencias, que, si se pasan de unos umbrales, ya para ciertas consecuencias no hay nada que hacer”.
Sumado a eso, cree que, desde la academia, especialmente en el campo de las ingenierías, hay aportes que, con la ayuda de las tecnologías, permiten estudiar a fondo sobre las problemáticas, para tratar de buscar soluciones.
Por su parte, la docente Agudelo dice que las acciones, implican entender qué tanta energía consumimos, cuántos viajes hacemos, qué tipo de ropa usamos por su impacto en el consumo y transporte de combustibles, entre otras propuestas para contribuir a generar menos gases invernaderos, que son los que terminan calentando la atmósfera.
Además, destaca el impacto que puede lograrse desde las ingenierías, a través de proyectos como el servicio de medición de huellas de carbono, que la Universidad del Norte ha puesto a disposición del sector industrial y empresarial.
“Todo lo que hacemos tiene un impacto ambiental que se transforma en Co2. La huella de carbono nos mide qué tanto consumimos de energía en nuestros procesos, qué tipo de combustible utilizamos, cómo hacemos la movilidad con el transporte, cómo se manejan los vertimientos y residuos sólidos”, explica.
El proyecto, que ya ha tenido los primeros acercamientos con empresas, busca que éstas sean más conscientes de sus acciones, para diseñar una hoja de ruta que les permita mejorar y evitar daños ambientales.
Las soluciones y acciones de mitigación no dan espera, ante la preocupación que existe por el aumento entre uno y tres grados en la temperatura mundial, mientras que en el contexto Caribe, se evidencian alertas como el aumento de la erosión costera en playas, así como el contenido de sales en el río Magdalena, que podría afectar su ecosistema y las lluvias que provocan cada vez más emergencias.