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Caldas trabaja en la paz como gran paso para la construcción de su futuro

A pesar del miedo y las heridas que no habían sanado, los actores sociales apostaron por la integración

Caldas trabaja en la paz como gran paso para la construcción de su futuro

Caldas trabaja en la paz como gran paso para la construcción de su futuro / Cortesía: Gobernación de Caldas

Caldas le apuesta a la paz como muestra de la superación del conflicto armado. Por eso, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en Colombia catalogó al departamento como referente de paz a nivel nacional.

La razón de esta distinción la explicó el jefe de la oficina regional de la Misión de Verificación de la ONU, Daniel Luz, durante la Primera Cumbre Internacional de Paz, la cual se llevó a cabo en Caldas. Luz aseguró que aunque Caldas inicialmente no estaba entre los departamentos del Acuerdo de Paz, el territorio asumió este consenso, lo implementa y genera una sinergia entre todas las instancias.

Entre las experiencias más significativas de este proceso está la que se desarrolla en la finca La Pangola, en Riosucio, donde un cultivo de peces unió a dos actores sociales que en el pasado eran determinados como víctimas y victimarios. Esta experiencia es un ejemplo nacional de convivencia.

Teníamos muchos temores de cómo iba a ser ese encuentro de estos compañeros que regresaron al territorio, cómo iba a ser la comunidad receptora de ellos, pero encontramos que las víctimas aceptaron que era necesario avanzar”, contó Carlos Eduardo Gómez Restrepo, miembro del Consejo Regional Indígena de Caldas (Cridec).

A pesar del miedo y las heridas que no habían sanado, los actores sociales apostaron por la integración. Idalia Díaz Cataño, perteneciente al resguardo indígena Cañamomo Lomaprieta e integrante de la Cooperativa Multiactiva Indígena para la Paz, explicó que este proyecto es el único en donde participan excombatientes y víctimas.

“¿Por qué lo hicimos desde esta forma? Porque ellos nos brindaron esa confianza de trabajar junto a ellos y porque si nosotros no aprendemos a perdonar, nunca vamos a salir de la guerra”, mencionó la mujer.

A su vez, José Esteban Tapasco Trejos, excombatiente, comentó que a través de la piscicultura lograron tener eco hasta el punto de llamar la atención de una Administración Departamental.

“La sinceridad en los procesos es muy importante, nosotros no tenemos un discurso de justificar nuestras acciones, nosotros tenemos una vocación de servicio a la comunidad. Es decir, nos hemos comprometido en tratar de sacar adelante los territorios”, indicó Tapasco.

Tapasco agregó que la experiencia ha generado resultados sobresalientes, pues, iniciaron con 28 personas y a la fecha ya son cerca de 80 miembros quienes hacen parte de la Cooperativa Multiactiva Indígena para la Paz. “Tenemos 45 mujeres víctimas que le apuestan al tema de la confección, 29 mujeres trabajan con pollo de engorde. Es un balance de optimismo y de mucha fe de ser exitosos a futuro”, puntualizó.

El gobernador de Caldas, Luis Carlos Velásquez Cardona, reafirma que desde Caldas quieren dar un enfoque de paz a cada una de las seis subregiones tomando como ejemplo el caso del resguardo indígena Cañamomo Lomaprieta.

Velásquez Cardona explicó que es necesario entender que, si bien se le apuesta a la paz de los actores del conflicto armado, la paz es aquella que “se vive en comunidad, desde mi hogar, desde mi cotidianidad”, enfatizó.

Agregó que desde la Gobernación están convencidos de que otra forma de construir paz es mediante la vivienda digna, que permite llevar mayor bienestar y calidad de vida a las poblaciones y a los hogares. Por eso, se consolidan los programas de construcción de vivienda nueva y mejoramientos habitacionales, que ya benefician a decenas de familias caldenses.

A esto se suma el trabajo con los hogares que realiza la primera gestora social de Caldas, Camila Castillo, quien adelanta el programa De la vivienda para adentro, con el cual se fortalece la prevención de violencias, equidad de géneros, liderazgo económico familiar y nutrición integral.

Caldas es muestra de que “No basta con hablar de paz. Uno debe creer en ella y trabajar para conseguirla”, como lo asegura Eleanor Roosevelt, impulsora de los Derechos Humanos.

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