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La música, un instrumento de resiliencia en medio del conflicto colombiano

Estos sonidos han sido generadores de empatía, sobrevivencia y memoria. Logrando acercar a los territorios que han vivido las atrocidades de la guerra

La música, un instrumento de resiliencia en medio del conflicto colombiano

La música, un instrumento de resiliencia en medio del conflicto colombiano(Gettyimages)

A través de la historia la música ha acompañado diferentes momentos significativos para la humanidad. Por lo que se le reconoce el poder que tiene sobre los territorios y, además, la gran fuerza de transmitir y reconocer situaciones que en muchos casos no se encuentran alejadas de la realidad.

La música popular juega un rol de identidad y memoria a raíz del conflicto, pues esta violencia ha influido en la composición de letras y sonidos que narran un pasado y presente, y que también evidencian la postura de los que han vivido directamente la guerra.


Pero más allá de unos versos llenos de relatos y experiencias, se ha convertido en un valor que hace parte de las culturas de nuestro país y sin duda una representación de los miles de colombianos que, por años han vivido en carne propia el conflicto armado.

Oficiales chulavitas

De uniformes limosneros

Entre más criaturas maten

Mueren con más desespero

Porque nosotros cobramos

La sangre’e los compañeros

Aunque nos cueste la vida

Años y mucho dinero

La muerte de Julio Zea

Les va a costar un realero

Un hombre bueno y formal

De los mejores obreros

De los mejores obreros

Como Quintero se fue

Como miedo a los guerrilleros

(Canción Popular. Entrada a Orocué)

Estas expresiones musicales, analizan y describen situaciones que han marcado la vida de cientos de personas dentro del marco de la violencia. Un grito musical al olvido, al recuerdo, al dolor y por supuesto a la paz.

Pero, ¿es la música una salida para naturalizar estas practicas de guerra?

Los procesos musicales también implican reconocer el dominio espiritual y las situaciones que han vivido algunos territorios colombianos, de manera que la creación y exaltación cultural ayudó a la preservación de las raíces y la identidad de los pueblos. Así, la propagación de experiencias a través de relatos musicales propició un lazo entre culturas y costumbres diferentes, pero con algo en común, una vivencia de dolor.

La patria está en peligro

El decoro de la patria está en peligro

Yo no tengo patria

Yo no tengo nada

La patria se desangra

Mi capitán

Que bello el torrente rojo

(Llegaron los peluqueros. Letra de Gonzalo Arango y música de Los Yetis)

La música ha sido una expresión artística de sobrevivencia, que ha surgido en medio de la incertidumbre y el silencio del miedo. Entre versos, los músicos adelantan un discurso que se posiciona entre el dominio y los dominados.


Estos sonidos han logrado un alcance comunicativo que permite viajar hacia los espacios que han sido pisados por el dolor, escenarios de paz, guerra y postguerra. Sin duda la música ha sido una herramienta para generar empatía y cultivar memoria entre ciudadanos que sufrieron otro conflicto, pero también a los que la guerra ha sido ajena.

No llores madre me dijo

Que me vas hacer llorar

Mi patria ha sido atacada

Y por ella voy a luchar

Le di un abrazo apretado

Dije adiós a mi soldado

Y me escondí a llorar

No quise manchar con llanto su traje de militar.

[Mi Soldado. Arelys Henao]

Por las medallas de tu país soldado mutilado

has sido condecorado

sin un brazo estas deformado

bendición te da la nación

Se sienten orgullosos de ti

que luchas por tu país estúpido servil

amor te quieren infundir

amor por un fusil listos para morir

(Soldado mutilado. La pestilencia)

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