¿Habrá segunda vuelta y debates?
Está por verse si esta vez las decisiones del votante las determinan o no de manera automática las encuestas, y si de estas dependerán los debates.
Bogotá
Las encuestas de la última semana han replanteado la campaña y forzado decisiones, hechos inesperados semanas antes de las elecciones del 11 de marzo.
De la pregunta quién va a ganar las elecciones, se pasó a si habrá segunda vuelta.
El hecho de que Iván Duque aparezca, de lejos por encima del 40%, como el gran favorito, y Gustavo Petro sea el segundo por debajo del 30% abrió el gran interrogante de qué se hizo el centro y qué pasó con Sergio Fajardo, Germán Vargas Lleras y Humberto de la Calle y, de paso, le abrió camino a la tesis de que el país parece resignado entre dos extremos de derecha e izquierda.
La mayoría de los análisis tienen identificadas las causas de estos resultados:
1. la exposición que tuvieron Duque y Petro en las campañas de la consulta del 11 de marzo.
2. Los errores de Vargas: reclamar triunfos anticipados con unas listas al Congreso cuestionadas por cuenta de algunos de sus integrantes y dejarse copar el espacio de la derecha por temor de quedar encasillado.
3. De Fajardo la “tibieza” y el rechazo a acuerdos con los liberales.
4. De De la Calle hacer una consulta en noviembre y quedarse sin un aliado poderoso después. Un elemento adicional, que explicaría el fenómeno Duque podría ser el temor de la gente a un eventual gobierno de Petro.
En Hora 20 de la semana pasada la senadora Paloma Valencia anotaba que el castro – chavismo lo tenemos ya en las esquinas de cada ciudad y no es un invento uribista, bandera con la que ese partido asustó en el plebiscito y puede desinflar a Petro.
Está por verse si esta vez, en Colombia, las decisiones del votante las determinan o no de manera automática las encuestas, y si funciona la tendencia del caballo ganador.
Pero aún falta tiempo para el 27 de mayo y alianzas por determinar. Pero además faltan los debates presidenciales en medios que pueden ser clave para la primera vuelta si las próximas encuestas muestran un recorte en las diferencias entre los opcionados y los demás.
De lo contrario, las encuestas serán la mejor excusa para evadir el debate entre punteros y coleros, que suele ocurrir cuando el favorito prefiere no exponerse.