Política

Lo bueno, lo malo y lo feo de las candidaturas por firmas

En Caracol Radio analizamos porqué esta figura se puso de moda para las elecciones de 2018.

Lo bueno, lo malo y lo feo de las candidaturas por firmas

Lo bueno, lo malo y lo feo de las candidaturas por firmas(Colprensa/Archivo)

Ya son 10 los candidatos que oficialmente han anunciado que recogerán firmas para presentar su candidatura presidencial en la próxima contienda electoral. Dos más contemplan esa posibilidad. Por eso decidimos consultar con expertos en el campo político que es lo bueno, lo malo y lo feo de esta opción electoral.

 Lo bueno:

 Para Augusto Reyes, consultor, manager y asesor político, una candidatura por firmas permite empezar la campaña más temprano, conectar al candidato con la gente y además darle un aire de independencia, alejándolo de los partidos convencionales, tan desprestigiados en los últimos años.

 “Es evidente la crisis de los partidos, vemos cómo el Partido de La U no tiene candidato y su figura más notable: Juan Carlos Pinzón, decidió que va por firmas, por todo lo que está pasando con los Ñoños y el escándalo de Odebrecht; el propio De La Calle, liberal de siempre, no ha decidido si va con su partido o elije las firmas… Eso da independencia y la gente empieza a conocer más al candidato, por el registro en medios de su campaña y los eventos que empieza a realizar”, explicó.

 Lo malo:

 Para varios de los candidatos por firmas consultados, lo malo de esta figura es que es mucho más difícil conseguir financiación, pues la responsabilidad de los créditos recae sobre la persona y también limita que los privados hagan aportes, dado que no está la institucionalidad del partido detrás de la campaña.

 Para quienes no tienen estructuras políticas o movimientos ciudadanos detrás, como es el caso de varios de los aspirantes actuales, la recolección de las firmas se convierte en un gasto complicado de cubrir, pues se requieren personas en todo el país dedicadas a ese trabajo. Incluso, se sabe de empresas que cobran hasta 750 pesos por cada firma recolectada.

 A eso hay que sumarle que estos candidatos independientes o movimientos deben comprar una millonaria póliza de seguro, cuyo valor es fijado por el Consejo Nacional Electoral, como garantía de seriedad de su aspiración.

 “Para una inscripción a la Presidencia por firmas lo primero que se debe hacer es manifestar la intención ante el organismo electoral, después recolectar las firmas, superando el 3% del último resultado de votación presidencial, por lo que en este caso serían más de 355 mil firmas. Se pide una póliza de seriedad o garantía para que reciba la financiación estatal y máximo podrá presentar las firmas en diciembre próximo para tener el aval”, explicó Alfonso Portela ex registrador delegado para lo electoral.

 Lo feo:

 Para Carlos Arias, catedrático y asesor político, las candidaturas por firmas surgen como una opción diferente a los partidos, pero que terminan por debilitar la democracia y los espacios colectivos, pues se crean movimientos en torno a personas y sus creencias personales lejos de la figura participativa, con la que se crearon las colectividades.

 “Esta moda de las firmas demuestra el desprestigio de los partidos, pero le hace mucho daño a la democracia, porque fortalece el caudillismo y el personalismo en la política… Existe una estrategia de fondo, porque a medida que avance la campaña vamos a ver cómo esos supuestos candidatos independientes terminan rodeados de los partidos y haciendo cualquier tipo de alianzas para ganar la Presidencia; porque lo que sí es un hecho es que en Colombia ningún candidato está listo para ganar solo y mucho menos sin el respaldo de los políticos tradicionales.

 La directora de La MOE, Alejandra Barrios, expresó sus reparos a la abundancia de estas candidaturas, señalando que son “una sinvergüencería” que les permite a los aspirantes hacer campaña anticipada sin vigilancia de las autoridades electorales ni registro de gastos.

Qué dice el Gobierno:

 El ministro del interior, Guillermo Rivera, dijo que si bien el Gobierno respeta y defiende esta figura, es consciente de que se le deben hacer ajustes, para evitar desigualdad con las candidaturas de los partidos y para ejercer un control más estricto a la manera como se financian. No descartó que en los debates de la reforma política se incluya una discusión que permita fortalecer esta opción de llegar a las elecciones, pero en ningún caso, desaparecerla.

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