La máquina de escribir, ¿con un espacio en Bogotá?
Con torneos, un grupo de la capital muestra cómo divertirse y descubrir algunas curiosidades de este elemento.
En días como hoy, donde la tecnología avanza de manera descontrolada, no nos ponemos a pensar en qué ha sucedido con algunos aparatos que nos transformaron la vida en algún momento. Este es el caso de la máquina de escribir, una herramienta que agilizaba el proceso de escritura desde finales del siglo XIX en Colombia y que fue reemplazada por el computador.
Con la maquina en la mano, en medio de una de las vías más transitadas del centro de la ciudad, un grupo de amigos inició el 16 edición del torneo de máquina de escribir. ¡Sí!, todavía hay quienes utilizan este elemento para redactar sus historias, rellenar formularios y demostrar que el manejo de este es todo un arte.
En Bogotá, un grupo de jóvenes inquietos y curiosos por este tipo de elementos se reúne para demostrar que la máquina de escribir no ha muerto del todo. La Asociación de escritores a máquina, representada por Daniel Barrera, ha creado el Torneo Relámpago de escritura a máquina de escribir, un concurso tanto para hábiles en la materia, como para aficionados.
Alrededor de 150 personas han pasado por este torneo. Desde artistas, fotógrafos, filósofos, literatos, entre otros, se reúnen para rendir “homenaje a la cultura del escritor de la calle; de esos escritores que se hacían en el Súper CADE o en la notaría de la 33”, recuerda el presidente del evento.
Para los participantes de este torneo, convocados por redes sociales, el escribir al aire libre se convierte en todo un ejercicio de paciencia y habilidad. Poder sortear con la interacción de los transeúntes, la creación de experiencias urbanas y la presencia de invitados sorpresa hace de éste un desafío que hace “pensar que escribir a máquina tiene su arte, su encanto y su magia”, indica Barrera.
Y es que esta labor puede considerarse un arte. Tratar de sortear los collages, el recorte, la frase cortada y hasta las imágenes sacadas con tijeras de las revistas también hacen del ejercicio de un buen mecanógrafo y amante de las máquinas de escribir, o al menos para el torneo es esencial.
“Creo que si no es un arte, por lo menos, escribir a máquina es cómo manejar una bicicleta, uno está solo con ella; si se daña o se pincha, hay que saber cómo repararla, como cacharrearla”, indica.
Para los integrantes de la Asociación de Escritores a Máquina más que un simple ejercicio, es un conjunto entre el juego, la investigación y el descubrimiento de nuevos usos de la máquina en la actualidad.