Nobel de Paz. Buenos, malos y feos

Lo obtuvieron el fallecido líder palestino Yasser Arafat por los acuerdos de Oslo de 1993 y la madre Teresa de Calcuta por su labor con los más destituidos de la sociedad. Lo ganó en 1907 el presidente norteamericano Theodoro Roosvelt, el de “América para los americanos”, gestor de la “independencia de Panamá”, quien acuñó la política del “gran garrote”, por haber mediado los acuerdos de paz tras la guerra ruso-japonesa. De igual manera su gran rival político el también presidente Wodrow Wilson fue galardonado con el Nobel por haber sido el gestor de la Liga de las Naciones tras la primera guerra mundial. En un caso único el americano Linus Carl Pauling ganador del Nobel de Química en 1954 fue igualmente galardonado con el de Paz en 1962 por su enconada oposición a las pruebas nucleares.

Tres receptores del premio fueron asesinados por su labor en favor de la paz: Anwar Sadat, presidente de Egipto, Yitzhak Rabín, primer ministro de Israel y Martin Luther King luchador por los derechos civiles de los negros en Estados Unidos. Durante los años de la primera y segunda guerras mundiales el Nobel de Paz fue declarado desierto.

En los años de la guerra fría el premio de paz le fue otorgado a disidentes que luchaban contra los regímenes comunistas: A Lech Walesa líder del sindicato Solidaridad y posterior presidente de Polonia y al prominente físico nuclear soviético y luchador por los derechos humanos Andrei Saharov quien pasó varios años de su vida en el exilio siberiano. De igual manera el Dalai Lama, líder espiritual del Tíbet fue galardonado con el premio en 1989 lo que generó protestas por parte del régimen comunista en China. El líder vietnamita Le Duc Tho quien compartió el Nobel en 1973 con Henry Kissinger declinó recibirlo al afirmar que aún no había paz en su país.

El premio le fu concedido al presidente Obama en 2009, primer año de su gobierno, quizás para estimularlo a “buscar la paz mundial”. Queda la duda si el premio le hubiese sido concedido al final de su mandato. Por otro lado no queda duda que el cuarteto tunecino galardonado el año anterior es más que merecedor del premio por su perseverante lucha, contra viento y marea, por preservar los objetivos democráticos de la primavera árabe en ese país, el único donde la primavera ha prevalecido.

Elie Wiesel, sobreviviente de Auschwitz, quien compartió con la humanidad los horrores del Holocausto fue galardonado con el Nobel en 1986. De igual manera los promotores de la paz en Suráfrica, Nelson Mandela y Frederick de Clerk y en Irlanda, John Hume y David Trimble fueron galardonados con el codiciado premio.

En su primera versión en 1901 el premio le fue otorgado a Jean Henry Dunant and Frédéric Passy, fundadores de la Cruz Roja Internacional y la Unión Interparlamentario respectivamente. Varios organismos internacionales han sido galardonados con el premio.

Los latinoamericanos ganadores del Nobel de paz a los que se agrega el presidente Juan Manuel Santos han sido: Oscar Arias presidente de Costa Rica por su labor en beneficio de la paz en Centroamérica, el argentino Adolfo Pérez Esquivel por su lucha contra la dictadura militar en su país, el también argentino Carlos Saavedra Lamas en 1936 por su labor al frente de la Liga de las Naciones como mediador de los acuerdos de paz entre Paraguay y Bolivia, la líder indigenista guatemalteca Rigoberta Menchú y Adolfo García Robles, mexicano negociador en favor del desarme por parte de Naciones Unidas.

Algunos de los Nobel vieron sus sueños de paz realizados, otros quedaron a mitad de camino. Es de esperar que nuestro nuevo Nobel, el presidente Juan Manuel Santos logre coronar la paz, máxima aspiración de su mandato, a pesar del revés del plebiscito.