Uribe: resistencia civil desde la seguridad democrática

El ex presidente Álvaro Uribe maneja muy bien los tiempos de su oratoria y también los tiempos políticos. Cuando aspiró a una segunda reelección mantuvo al país en vilo por varios meses, midiendo la reacción de la gente ante un tercer mandato, sin negarlo abiertamente.

Como opositor de este Gobierno, pero sobre todo del proceso de paz, ha logrado imponer la agenda en muchas ocasiones --tal vez más que el Gobierno-- y ha escogido los momentos oportunos, bien sea mediante la filtración de coordenadas, la divulgación de documentos que circulan en los cuarteles y declaraciones en el país o fuera de él para socavar la credibilidad de las negociaciones. Ha dicho verdades, verdades a medias y ha desinformado, como lo hacen quienes ejercen la oposición.

Consecuente con su forma de actuar frente a los diálogos de La Habana, Uribe acaba de plantear un llamado a quienes no creen en ellos para ver “cómo vamos a resistir civilmente esto”. Ha hecho un llamado a la resistencia civil, sin dar más detalles. “Sería a través de la participación de miles de colombianos en documentos y presencia en las calles”, le dijo el senador al periodista Juan Roberto Vargas, de Noticias Caracol.

Este llamado del ex presidente contiene al menos dos elementos para tener en cuenta: uno, prepara a millones de colombianos que siguen sus posturas frente a la paz, porque ve que es inminente la firma de los acuerdos con las Farc y que lo que no pudieron lograr por vía de la presión política ante los negociadores el Gobierno y el Congreso lo podrían conseguir con una derrota amplia del plebiscito. Dos, hace uso de una figura empleada por los pacifistas del mundo como Gandhi o Martin Luther King, e incluso organizaciones nacionales como las comunidades de paz de Antioquia y el Magdalena Medio, que por medio de la resistencia no violenta han ganado solidaridad y respeto. Sería una manera de ponerle un nombre efectista a las marchas que ha organizado el Centro Democrático desde cuando se revelaron los primeros acuerdos y cuyas críticas han girado en torno de la impunidad para la guerrilla y el tratamiento desigual que recibirán los militares.

Por ahora el llamado del ex presidente a sus tropas deja muchos interrogantes sobre el cómo y preocupaciones por sus efectos. El mensaje de llamar a la resistencia es una cosa en Bogotá y otro en zonas donde la gente aún no sabe qué es la paz.