La noche que Colombia fue sacudida por el asesinato de Galán
El 18 de agosto de 1989 el país fue sacudido por el crimen del dirigente liberal, en una manifestación política.

Por Luis Enrique RodríguezEra una noche aparentemente tranquila, noche de viernes en la que miles de personas disfrutaban luego de una semana dura de trabajo
Las discotecas, tabernas y bares de Bogotá, y seguramente de otras ciudades colombianas, poco a poco se llenaban, pues recién habían pagado la quincena a los trabajadores
El reloj marcaba poco más de las ocho de la noche y muchas otras personas disfrutaban de una jornada deportiva, en la recordada "Copa Sprite de Baloncesto"
De repente esa tranquilidad fue alterada por el "extra" de las emisoras de radio que dijeron: Luis Carlos Galán fue objeto de un atentado cometido por sicarios, cuando llegaba a la plaza principal del municipio de Soacha, próximo a Bogotá
La ciudad quedó sorprendida. Muchos de quienes estaban en el evento deportivo se retiraron anticipadamente y se fueron a sus casas. La transmisión del partido que hacían las emisoras fue interrumpida por la terrible noticia. Las fiestas, en su mayoría, también terminaron y las gentes prefieron resguardarse en sus hogares
Al comienzo todo fue confusión. Yo me encontraba en la sede de Todelar, en una vieja casona de Palermo en Bogotá esperando a mi esposa para ir a una fiesta preparada por compañeros, cuando desde el máster un operador me llamó afanado para que respondiera una llamada desde Soacha
Era Henry Polanía, entonces un periodista en formación que ocasionalmente estaba en ese municipio de Cundinamarca y quien evidentemente agitado me dijo: "Luis Enrique, hubo una balacera muy fuerte en el parque principal de Soacha". Cuando le pregunté si sabía detalles de lo que había pasado, simplemente me respondió que al lugar debía llegar Galán para una manifestación, pero no sabía si ya había ingresado a la plaza cuando se produjo el tiroteo
Le pedí que averiguara más, que tratara de llegar hasta el sitio y me volviera a llamar. Era un riesgo perder la comunicación, pues en esa época no existían los celulares y tocaba pedir prestado el teléfono
Mientras tanto me comuniqué con un allegado a Galán, quien simplemente me confirmó que el fundador del Nuevo Liberalismo y aspirante presidencial debía estar llegando a Soacha para la manifestación
LLamé a la alcaldía de Soacha y alguien respondió, pero no supo dar información porque el revuelo era total. Marqué entonces, con el apoyo de Salomón Bejarano -quien manejaba un estudio de grabación- a la estación de Policía. Por supuesto que la información que me entregaron no era mucha, pero sí contundente: "si señor, dispararon contra la tarima a donde llegaba Galán. No le puedo dar más información" y colgó
Pese a que la información recopilada era muy precaria, tomé una de las decisiones más difíciles de mi vida periodística, que por esa época todavía era corta. Pedí al operador interrumpir la transmisión deportiva y colocar el "cartucho" que tenía la grabación para identificar una noticia extraordinaria
Y entregué la información que Colombia no esperaba, pese a que sabía de las amenazas a Galán y que recientemente se había frustrado un atentado en su contra en Medellín: "Atención, Esta noche se produjo un atentado a Luis Carlos Galán Sarmiento. Se desconoce si Galán está herido o si salió ileso. El ataque se produjo en el parque principal de Soacha"
Así comenzó una transmisión que nos generó orgullo periodístico pero mucho dolor por el hecho. Instantes después volvió a llamar Henry Polanía, quien confirmó que Galán estaba herido y que lo habían llevado inicialmente a un puesto de salud en Bosa. Todo el equipo periodístico de la época poco a poco se sumó a la transmisión, que tuvo un singular apoyo, el de mi esposa, Claudia Isabel, quien sirvió de productora y con Salomón Bejarano lograron muchas llamadas a personalidades que atónitas reaccionaban a tan infausta noticia
Entonces, por supuesto, todas las cadenas radiales realizaron sus propias transmisiones, mientras que el país oraba para que Galán, quien fue trasladado al hospital de Kennedy, lograra recuperarse
Así pasaron tal vez un par de horas, que en realidad fue un tiempo eterno por la angustiosa espera para conocer la suerte de Galán. Me refugié un rato en la sala de redacción mientras la transmisión seguía y escuché un "scanner" que sintonizaba frecuencias de policía, bomberos y otros organismos
De repente escuché una consigna del mando policíal de Bogotá, que alertaba "a todas las unidades" para que reforzaran la seguridad en la ciudad. Y vino la terrible frase: "Galán 9-01"
Mi reacción fue de muchos nervios. Tomé mi grabadora para captar la consigna que volvieron a repetir. Una vez más la frase fue contundente: "Galán 9-01"
Entonces sabía que tristemente Luis Carlos Galán había muerto. Decidimos en medio de la transmisión otro "extra" para contarle la mala nueva al país. Vino una larga espera, no sé de cuántos minutos, a que llegara la confirmación oficial. Las gentes en principio no creyeron y a nuestros compañeros que habían llegado al hospital de Kennedy los alcanzaron a agredir
En medio de la angustiosa espera recibí una llamada de Wilson Quimbay, quien había sido compañero de trabajo y luego ingresó a prensa de la Casa de Nariño. Me dio una información para mí un tanto tranquilizadora: "en minutos van a confirmar la noticia que usted dio"
Y fue así como a los pocos instantes apareció el informe oficial del hospital de Kennedy con el que confirmaron la muerte de Galán. Entonces la noche bogotana se puso más fría y triste, hubo muchísimas expresiones de repudio que fueron escuchadas por las emisoras de radio y los informes que emitió la televisión
Pero también hubo lágrimas de ciudadanos y una notable operación preventiva de seguridad en las calles de Bogotá. La frase que más recuerdo esa noche hizo carrera: "Mataron la esperanza"
Fue una noche de dolor que se replicó largamente y que se tradujo en una expresión nacional de repudio, con un gigantesco acompañamiento de millones de colombianos a Galán durante la velación y las exequias
Esa noche del 18 de agosto de 1989 iba a ser de fiesta, pero terminó en dolor, un dolor que aun no se ha curado totalmente, entre otras cosas porque la impunidad aun domina este crimen.



