Misterios y creencias

El Nobel de Medicina Thomas Südhof responde a los lectores

El neurocientífico alemán habla de cómo decidió dedicar su vida a entender ese órgano "mágico y maravilloso" que es el cerebro. Explica lo poco que se sabe de su funcionamiento y de cómo haría falta más inversión.

Gabriela Torres

BBC Mundo Salud, @bbc_ciencia

Desde que anunciaron que era uno de los ganadores del Premio Nobel de Medicina 2013, Thomas Südhof confiesa que ha estado increíblemente ocupado.

Quizás sus allegados le dirán que él se lo ha buscado, pues este científico alemán se ha propuesto responder a todas las peticiones que le han llegado en los últimos días. "Quiero aprovechar entrevistas como ésta para hablar de las cosas en las que creo", le dice a BBC Mundo vía telefónica.

Sudhöf, quien dirige un laboratorio en la Escuela de Medicina de la Universidad de Standford, en Estados Unidos, se ríe cuando le pido que responda a nuestras preguntas de una forma sencilla y promete que "hará lo posible".

La Academia Sueca le otorgó el galardón junto a los estadounidenses James Rothman y Randy Schekman por trabajos separados sobre el funcionamiento el sistema de transporte celular, que han permitido entender por qué ocurren diversas enfermedades como trastornos inmunológicos y diabetes.

"El cerebro es un órgano mágico y extremadamente complejo", comenta. No se cansa de repetir que estamos muy lejos de desvelar sus misterios y tampoco se corta para decir que ello se debe en parte a la limitada financiación que -al menos en Estados Unidos- existe hacia esta área de investigación.

Los lectores de BBC Mundo le enviaron decenas de preguntas, tanto personales como acerca de su trabajo. De la selección que hicimos, el premio Nobel decidió responder primero las referentes a su labor.

Lejos de conocer el cerebro

Desde Facebook, Gog Rey Magog recuerda que uno de los Nobel de Física de este año, Peter Higgs, tuvo problemas para explicar en términos sencillos el Bosón de Higgs y se pregunta si usted es capaz de hacerlo.

(Se ríe. Y a continuación se propone cumplir la misión).

Mi trabajo tiene que ver con cómo las células del cerebro se comunican entre ellas.

Como debes saber, es responsable de quiénes somos como personas y de todo lo que hacemos; desde pensar e imaginar hasta realizar acciones y tener sentimientos. Esto se logra a través de la comunicación que hay entre las células.

En el cerebro hay billones y billones de células que se comunican entre sí a través de un contacto que se llama sinapsis. Y la parte de mi trabajo que fue honrada con el Premio Nobel consiste en cómo una célula envía una señal en estos nodos de comunicación que hay en el cerebro. Es un proceso fundamental que está involucrado en cualquier actividad cerebral.

Jorge González, de Ciudad de México, pregunta si todas las neuronas hablan el mismo idioma. ¿Existen distintos tipos de comunicación?

Es una excelente pregunta porque pareciera que la respuesta es simple. En principio podrías decir que todas las neuronas hablan el mismo idioma, pero digamos que hablan distintos dialectos del mismo idioma.

Existen químicos especiales que son enviados por las neuronas para que hablen con otras neuronas. El idioma no sólo consiste en enviar las señales, sino también en su frecuencia. Una neurona puede mandar una sola señal o una ráfaga de señales. Es casi como una clave morse, donde no sólo es importante la señal en sí misma, sino también el espacio que hay entre esas señales, así como el número de señales.

En este sentido, las neuronas y células nerviosas hablan entre ellas en distintos dialectos porque usan códigos ligeramente diferentes para hablar entre ellas. Pero todas hablan el mismo idioma, en el sentido de que todas usan el mismo principio.

¿Existe algún vínculo entre el tráfico vesicular y enfermedades genéticas? Es la pregunta que le hace Lili Ugarte Riva, de Lima, Perú.

¡Oh, Dios! Existen muchísimos vínculos, ¡ja ja ja! Debido a que me comprometí a hablar en términos sencillos, puedo decir que muchísimas enfermedades del cerebro actúan en la comunicación de las neuronas.

Algunos trastornos ocurren específicamente en estos procesos de comunicación, mientras que hay otras enfermedades en las que el tráfico vesicular es sólo una de las partes afectadas.

Así que déjame hablarte sólo de dos enfermedades, que están específicamente relacionadas con el proceso de comunicación:

Una es una mutación genética en una proteína llamada sintaxina vinculante y que entre un equipo descubrimos hace unos 20 años. Se trata de un trastorno raro, pero no por ello completamente infrecuente, que también se conoce como el síndrome Ohtahara y que causa una incapacitación bastante severa en niños. Tienen episodios de epilepsia y muchos de ellos nunca aprenden a hablar.

El otro ejemplo es la enfermedad de Parkinson, que algunas veces puede ser genética, pero la mayoría de las veces es lo que llamamos esporádica.

Este trastorno involucra una proteína que se llama sinucleína, que forma agregados en las células nerviosas del paciente. Resulta que normalmente la sinucleína opera en el proceso de comunicación, en la sinapsis. Sirve como una facilitadora del habla de una neurona, de la señal, de la habilidad de la neurona para enviar la señal. Así que su función normal está localizada exactamente en este proceso que he estado estudiando. Es posible que contribuya a la enfermedad o quizás la cause, es algo que no se ha determinado.

Pablo Alexis Limón Zurita, de Paraíso, México, pregunta cuál es el papel de las hormonas en el tráfico celular. ¿Es correcto decir que un tratamiento hormonal podría ayudar en enfermedades como el Alzheimer?

Desafortunadamente, la respuesta a la segunda pregunta es no. No entendemos la enfermedad de Alzheimer y realmente no tenemos buenos tratamientos. Desearía que los tuviéramos, porque realmente es un problema importante.

En cuanto a la primera pregunta, las hormonas tienen un masivo efecto en muchas partes del cuerpo, incluyendo el cerebro. No influyen específicamente en una señal de comunicación, sino que de alguna manera cambian el estado de acción de toda la célula. Son como un termostato en una habitación que cambia la temperatura.

Claramente tienen un efecto importante en cómo funciona el cerebro.

Uno de nuestros lectores de Chile pregunta si en el futuro cercano su trabajo ayudará a descubrir tratamientos que puedan mejorar las vidas de personas con enfermedades neurológicas.

Creo que es un poco optimista hablar del futuro cercano. Pero considero que para poder tratar a las personas primero tenemos que entender la enfermedad.

Por ejemplo, con el Alzheimer, en realidad no sabemos por qué se enferma la gente. No obstante, pienso que no sólo hay una esperanza, sino que existe una muy plausible expectativa de que al investigar cómo funciona el cerebro podremos encontrar tratamientos para esta enfermedad.

Sin embargo, no creo que la neurociencia esté en lo más mínimo cerca de entender cómo funciona el cerebro.

Entiendo que la gente esté impaciente, pero el hecho es que al día de hoy la inversión que se ha hecho en neurociencia ha sido modesta.

¿Existe poco interés en invertir en el campo de la investigación del cerebro?

Creo que sí. Esta es una pregunta muy política. En Estados Unidos, de alguna manera nos desafían para que pensemos en la posición de la ciencia, porque tradicionalmente la neurociencia es políticamente neutral: sus esfuerzos están dirigidos únicamente a alcanzar la verdad. Pero se ha convertido casi en algo como en la época posmedieval, cuando la Iglesia católica trató de prohibir la discusión sobre el cosmos y de cómo la Tierra es la que circula alrededor del Sol.

Actualmente -al menos en Estados Unidos- hemos prácticamente regresado a eso. A pesar de ser obvia, la verdad científica algunas veces está básicamente castrada.

Así que estamos teniendo algunos problemas, pero -en general- creo que la gente se da cuenta de que necesitamos entender el cerebro y que ese es uno de los retos más importantes que enfrenta nuestra sociedad en cuanto a la lucha de enfermedades.

No soy un genio, sólo intento hacerlo lo mejor que puedo

Thomas Südhof sabe que es un privilegiado al poder haberse dedicado a lo que le apasionaba. Es consciente de que parte de su éxito radica en el apoyo de su familia y agradece el hecho de que al final las decisiones que tuvo que tomar en el ámbito personal hayan dado fruto en el profesional.

¿Cómo terminó dedicando su vida al estudio del sistema de transporte de las células que finalmente tuvo el reconocimiento del Premio Nobel? Jorge Rodríguez, Guayaquil, Ecuador.

Cuando tuve que tomar una decisión entre practicar la medicina o dedicarme a la investigación, me decanté por la segunda, porque pensé que sería más productivo si contribuía al avance de nuestro entendimiento de enfermedades, lo que potencialmente a largo plazo ayudaría a la gente.

Al principio empecé en un campo completamente distinto. Trabajé en arterosclerosis y en colesterol y lípidos. Pero cuando tuve la oportunidad de iniciar mi propio laboratorio, mi carrera independiente, decidí cambiar de área y trabajar en el cerebro, porque en esa época -hablo de hace unos 25 años- no sabíamos nada.

Ahora sabemos muy poco. Pero entonces no sabíamos nada sobre mecanismos moleculares en el desempeño del cerebro.

Y pensé que debido a que hay tantas enfermedades neuronales y a que el cerebro en sí es muy importante, sería una gran oportunidad de intentar hacer algo que podría servir de algo.

¿Cuántas cosas ha tenido que sacrificar para alcanzar el éxito profesional? Pregunta Imelda Flores Vázquez desde Facebook.

Esto quizás le sorprenda, pero no creo que haya hecho algún sacrificio. Amo mi trabajo y estoy agradecido de hacer algo que puede ser útil, me resulta gratificante hacer algo en lo que creo.

Pienso que la ciencia es la búsqueda de la verdad y creo que la verdad es el mayor valor que tenemos en nuestra civilización. Me siento afortunado de hacer lo que hago.

Denise Calle, de Ecuador, le pregunta: "Cada vez que escucho historias que han cambiado al mundo pienso en las noches de insomnio y en la familia de aquellos que han alcanzado grandes éxitos". ¿Qué se siente saber que todo su esfuerzo y el de los suyos han dado fruto?

Obviamente estoy más que feliz de recibir este premio. Estoy muy, muy contento. Pero para mí la recompensa más grande que puedo tener de mi trabajo es poder entender algo y ayudar a otros a entenderlo.

Creo que el ser galardonado con el premio Nobel confirma que lo que hacemos puede ser útil. Pero no lo hice por el premio. No trabajo por el premio. Es maravilloso, me encanta, pero si no hubiera recibido el premio no hubiera cambiado en cómo me siento.

Pienso que mi familia también está feliz, que al fin y al cabo mi familia me quiere por quien soy. Como persona, considero que todo el mundo debe de alguna forma tener un objetivo de hacer algo útil en la vida; eso puede ser por la familia o por la sociedad, y creo que mi familia se da cuenta de ello y está perfectamente en paz con los sacrificios que se han hecho.

¿En qué cambiará su vida ahora que ha ganado el premio Nobel? Maria Rodhas de Mueller, Alemania.

Bueno, actualmente estoy increíblemente ocupado, porque estoy intentando responder a las peticiones de la gente y de comunicar lo más que pueda.

Intento usar entrevistas como ésta para decir las cosas en las que creo. Porque considero que en la actual discusión social hay muchas cosas que no están bien y al menos me gustaría decir lo que personalmente pienso.

Creo que este momento tan ajetreado pasará y disminuirá, pero espero que el Premio Nobel me permita comunicarme más y mejor con otros.

En términos prácticos, ¿Cuál ha sido el mayor logro de su trabajo? Jorge González pregunta desde Twitter.

Desde mi perspectiva, el mayor logro de mi trabajo es que ahora podemos tener un buen entendimiento de cómo las neuronas hablan entre ellas.

Me parece una visión emocionante, de la que estoy muy orgulloso.

Diego Machado, de Tunja, Colombia, pregunta cuántas veces ha fracasado antes de lograr algo.

¡Oh, muchas veces! Hemos tenido muchísimos fracasos. Es un poco como caminar en una ciudad extraña en la que intentas llegar a un lugar y caminas por calles que terminan siendo ciegas, por calles que te llevan a otra dirección y básicamente lo que tienes es una brújula para intentar encontrar el lugar adecuado.

Así que hemos tenido muchos fracasos, son muchas las cosas que tuvimos que superar, muchas peleas…ja, ja, ja... Pero, ¿sabes? Eso es parte de ser humano.

No soy un genio, ja, ja, ja, sólo intento hacerlo lo mejor que puedo.

Si tuviera la oportunidad de escoger la cura de una enfermedad, ¿cuál sería? Pregunta Paola Florentin, de Lambaré, Paraguay.

Es difícil. Probablemente elegiría autismo y esquizofrenia, que están relacionados, porque afecta a la gente joven y me parece que es algo particularmente terrible.

¿Y qué tan lejos estamos de encontrar una cura para estas enfermedades?

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