EE.UU. y su criticado papel en debate sobre armas químicas
Las diferencias entre Washington y Damasco por el tema de las armas químicas no son nuevas.

El uso de armas químicas en contra de la población civil atenta directamente contra el Protocolo de Ginebra de 1925, uno de los acuerdos de desarme más importantes del mundo y que prohíbe explícitamente el uso de estas armas. Estados Unidos hace parte del grupo de países que se acoge a este protocolo
Así mismo, está suscrito al cuerdo que logró en 1993 la comunidad internacional para ratificar la Convención de Armas Químicas, el cual prohíbe el desarrollo, producción, adquisición, almacenamiento, retención y transferencia de las mismas. Siria, por su parte, es desafortunadamente uno de los ocho países en el mundo que no se adhirieron a esa convención, que cuenta con 193 países
Las diferencias entre Washington y Damasco por el tema de las armas químicas no es nuevo. Stephen Zunes, de la Universidad de San Francisco, recuerda en la revista Foreign Policy que en el 2003, la administración del presidente George Bush, con el apoyo del Congreso, planteó un acta legislativa para presionar a Siria por no acogerse a la Convención sobre Armas Químicas de 1993. Ejecutivo y Legislativo estuvieron de acuerdo en imponer sanciones a Damasco, las cuales fueron rechazadas por el gobierno del país árabe porque consideró que no era el único país que estaba por fuera del tratado, y que tampoco era el mayor portador de armas químicas en la región
Lo más curioso, enfatiza Zunes, es que dos de los países que no están suscritos a la convención de 1993 son Egipto e Israel, los dos máximos beneficiarios en la actualidad de los recursos militares que ofrece Washington a sus aliados en el mundo. Y por supuesto, “nunca la Casa Blanca o el Congreso han pedido sanciones para Israel o Egipto por su posesión de armas químicas”
Uno de los primeros países Medio Oriente en obtener y utilizar armas químicas fue Egipto, que usó fosgeno y gas mostaza a mediados de la década de 1960 durante su intervención en la guerra civil de Yemen. El régimen del entonces presidente Hosni Mubarak continuó con sus investigaciones sobre el uso de estas armas, sin evidencias concretas de haberlos suspendido hasta su derrocamiento hace dos años
Pero las contradicciones sobre el rol de Estados Unidos en discusiones internacionales que tengan que ver con armas químicas tiene un capítulo especial, protagonizado a finales del siglo XX por el ex presidente Ronald Reagan
Un artículo del New York Times recuerda que su administración proporcionó a Irak ayuda militar secreta en un momento en que el espionaje estadounidense sabía que el régimen de Sadam Husein utilizaba armas químicas en sus enfrentamientos decisivos en la guerra con Irán, según altos oficiales militares estadounidenses con conocimiento directo de la operación. El uso de gases tóxicos en esa guerra es citado continuamente por el presidente George W. Bush para justificar un 'cambio de régimen' en Irak
El programa secreto de ayuda a Irak fue llevado a cabo mientras los principales asesores de Reagan -entre ellos el secretario de Estado, George Shultz, el secretario de Defensa, Frank Carlucci, y el entonces consejero de Seguridad Nacional, Colin Powell- condenaban públicamente a Irak por usar armas químicas, especialmente después de que el régimen de Bagdad atacase a los kurdos en Halabaja, en marzo de 1988
Durante la guerra Irán-Irak, EE UU decidió que era necesario derrotar a Irán para impedir que el país se hiciera con el control del golfo Pérsico, la zona productora de crudo más importante del mundo. “Se sabía desde hace tiempo que EE UU proporcionó a Irak información estratégica, como fotos de satélite, para ayudar a los iraquíes a controlar los movimientos de las fuerzas iraníes, pero el alcance del programa de ayuda militar a Irak, tal y como lo describen ex oficiales de la Agencia de Espionaje de Defensa, era desconocido hasta ahora”, resalta el rotativo en un artículo publicado el 19 de agosto del 2002
Este contexto histórico explica la estéril actitud del presidente Barack Obama para encontrar una solución a la sangrienta guerra en Siria.



