Nanoneurociencia: un nuevo campo por explorar

La nanoneurociencia es, según el doctor en física teórica y profesor de la UN José Jairo Giraldo Gallo “la aplicación de la nanotecnociencia al estudio en vivo del cerebro”. Mediante las técnicas desarrolladas en los últimos años se obtiene una imagen dinámica del cerebro, “es decir, del cerebro en acción, en su evolución permanente; cuando se generan nuevas conexiones sinápticas y dendríticas, cuando se da la mielogénesis y otros procesos de desarrollo del cerebro en la nanoescala”, afirma. Al estudio de las funciones del cerebro, desde el movimiento hasta lo más complejo del pensamiento, conocido como neurociencia, se le aplica la nanociencia y la nanotecnología. La nanotecnociencia, área de la especialidad de Giraldo, estudia el origen y facilita las aplicaciones de los fenómenos que ocurren en la escala nanométrica. Y explica: “la milésima de la milésima de la milésima del metro se conoce como nanómetro, una longitud tan diminuta que resulta ser menos de una centésima del grosor de un cabello”. A través de la nanoneurociencia se puede obtener una imagen dinámica del cerebro, “no solo una imagen estática, de arquitectura o de ubicación de sus distintas funciones”. Ahora se puede ir más allá, se puede obtener una imagen de las asociaciones de neuronas en acción y ver qué sucede “mientras hablamos o pronunciamos las palabras, cuando las aprendemos o pensamos en ellas, o mientras leemos y tratamos de comprender la última frase o el texto completo. Las zonas que se activan en el cerebro son diferentes en cada caso”, explica. La multitud de conexiones que se van estableciendo para el desarrollo encefálico forman unas ramificaciones en las que suceden diferentes funcionalidades y procesos. Por su tamaño, estas eran imposibles de medir, con la nanoneurociencia hoy esta realidad cambia

“Al poder analizar cada uno de esos fenómenos diminutos, cada proceso que se desarrolla de manera diferente en cada cerebro humano, pueden entenderse por qué o cómo se generan algunas enfermedades como el autismo o el alzhéimer “. “Estas conexiones no son solamente de un axón a una dendrita, sino que esas ramificaciones van en todas partes, forman un tejido o entretejido tremendamente complejo; todas esas conexiones, de las unas a las otras, todo tiene tamaño nanométrico”. El microscopio atómico, el electrónico y otros instrumentos como la resonancia magnética, permiten examinar las partes del cerebro en su en su dinámica, en el proceso de pensamiento y en la producción de conocimiento. Para el físico Giraldo, la nanoneurociencia debe empezar a pensarse como una disciplina que acompañe los procesos pedagógicos de enseñanza-aprendizaje. “En un salón de clases se tienen 40 niños, por lo tanto, se tienen 40 cerebros diferentes con conexiones disímiles y estímulos variados que los docentes deben conocer para desarrollar las metodologías de aprendizaje”. Y sostiene: “estamos enseñando mal porque suponemos que los estudiantes del salón de clase son idénticos y aprenden de la misma manera, y eso es totalmente falso, son cerebros diferentísimos el uno del otro, porque desde el vientre materno han empezado a hacer conexiones en tiempos y organizaciones incomparables, unos con otros”. Cuando un buen maestro logra interesar a un niño o una niña en un tema, de tal manera que se apasiona con el mismo, empiezan a surgir nuevas asociaciones entre neuronas vecinas, incluso entre neuronas de distintas partes del cerebro. “El cerebro de un niño o una niña no es el mismo antes de la intervención de su maestro o maestra que después de ese intenso proceso de aprendizaje o de construcción de conocimiento. “Ese es el verdadero significado de una escuela activa o de un aprendizaje activo”, afirma.