Copa Libertadores

Once Caldas, el nuevo grande

La historia en el deporte se hace ganado y encantando y el Once Caldas ha ido construyendo en la &uacute;ltima d&eacute;cada una torre de &eacute;xitos que no tiene ning&uacute;n otro equipo en Colombia: tres t&iacute;tulos nacionales, uno de Copa Libertadores y un estilo de juego que emociona el alma, hacen que el &ldquo;blanco blanco&rdquo; sea hoy el nuevo grande de nuestro f&uacute;tbol. <br /><br />

Fue un día inolvidable para el Once Caldas porque no se sufrió, porque fue superior de principio a fin, porque ganó con autoridad y porque obtuvo un nuevo título sin discusión frente a un gran rival, el Tolima, que fue siempre leal, equilibrado, que jugó buen fútbol y que tuvo arrestos a pesar de sus compromisos internacionales. Dio gusto ver jugar al “blanco blanco”. Demolió sin contemplaciones a sus rivales cuando le dieron papaya, jugó frontal y al ataque, arregló los problemas defensivos del comienzo, supo elaborar un fútbol práctico muy fluido y sus jugadores afrontaron con comprensión los problemas económicos que padecieron durante el torneo. Todo esto se logró gracias a la directiva convencida de lo que había armado, a una afición que respaldó y se entrego, al grupo de jugadores solvente y comprometido y a un entrenador capaz y claro. Juan Carlos Osorio supo manejar este grupo importante escogido y diseñado para ser ofensivo partiendo de una generación trabajada de juego y una seguridad defensiva que fue adquiriendo con el correr de los partidos. Osorio capoteó con inteligencia la falta de pago, los incumplimientos económicos y las incertidumbres financieras y armó un conjunto de amigos que se fajó colectivamente, que fue disciplinado y que respondió plenamente a los objetivos trazados. En el Once Caldas hay que destacar a Dayro Moreno, el mejor jugador del torneo, goleador, generador de fútbol, incisivo, generoso en el sacrificio, poseedor de una velocidad, un manejo, un remate y una diagonal que matan. Fernando Uribe segundo goleador con 22 años y un futuro inmenso fue complemento perfecto. La defensa comandada por el arquero “Neco” Martínez termino dando la seguridad deseada. Jaime Castrillón remató recuperando su condición de desdoble, llegada fácil y contundente. Harrison Henao y Félix Micolta hacen parte de la nueva generación que supo cumplir y Diego Arias, que no estuvo en la final, fue el equilibrio definitivo. Once Caldas fue un equipo homogéneo que tuvo el balance justo para potenciar sus fortalezas y neutralizar sus debilidades. Cuatro títulos en 10 años, uno de Copa Libertadores, lo convierten en el mejor de la década y le dan el calificativo del nuevo “grande” del fútbol colombiano.

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