Crónica: Escalona ya tiene su casa en el aire
Irónicamente el maestro Rafael Escalona murió por lo que trabajó durante toda su vida: El corazón.
Por Juan Carlos Cerón Irónicamente el maestro Rafael Escalona murió por lo que trabajó durante toda su vida: El corazón. Así de simple. Un hombre dedicado a alegrar los corazones de varias generaciones falleció en el frío de la capital, pero abrazado al calor de todos sus seguidores
Su corazón, ese que lo impulsó a escribir tantas letras hermosas, no aguantó más y decidió descansar. No se sabe, si resolvió que el maestro subiera como siempre lo quiso a su casa en el aire o si por el contrario, se fue a préstamo con opción de compra al cielo
Sus seguidores quedaron tristes en la tierra, pero seguramente los coros celestiales tendrán desde hoy un nuevo ingrediente, el ritmo vallenato. Escalona no estará solo, su compañero y amigo Jaime Molina, estará esperándolo para mostrarle como lo hace un buen amigo, su nueva residencia
Para muchas personas, Rafael Escalona no fue un compositor vallenato. Fue el cronista del amor. Le compuso a la mujer, al amigo, al pueblo, al colegio a la nostalgia y en general a todo lo que tuviera un sentido en la vida
Se fue, sí. Pero como los grandes. Como se quiere ir todo aquel que ha vivido o medio vivido en este mundo. Se fue sí. Pero para los que nunca lo conocieron. Pero estará en el corazón de todos y cada uno de los que por lo menos aunque fuera una vez en la vida tararearon una de sus canciones
Un hombre que arregló corazones destrozados, maltratados, adoloridos, partidos, fue traicionado por su propio corazón. Pero claro, como no lo iba a traicionar, si se lo entregó sin condición a cada uno de los que lo siguieron. Un hombre que llevó con orgullo su sombrero, su estampa de costeño, su corazón de colombiano y su sabiduría para sacarle una sonrisa a la adversidad, no puede morir. Por eso, Escalona, solo estará ausente. Él ya tiene su casa en el aire
“Adiós morenita me voy por la madrugada, no quiero que me llores porque me da dolor…”