Política

La Cámara de Representantes de EEUU condena la estrategia para Irak

La Cámara de Representantes de EEUU aprobó una moción no vinculante contra la decisión del presidente, George W. Bush, de enviar 21.500 efectivos adicionales a Irak. El duro texto fue aprobado por una Cámara dominada por la oposición demócrata, aunque también recibió el apoyo de 17 de los 201 legisladores republicanos.

La Cámara de Representantes de Estados Unidos aprobó hoy una moción no vinculante contra la decisión del presidente, George W. Bush, de enviar 21.500 efectivos adicionales a Irak.
La resolución, que fue respaldada por 246 votos a favor y 182 en contra, refleja también el compromiso del Congreso de apoyar a los efectivos estadounidenses ya desplegados en territorio iraquí.
Aunque se trata de un texto no vinculante y que, por lo tanto, no obliga a nada al presidente, los demócratas esperan que sea un primer paso dirigido a forzar un cambio de la política de la administración con respecto al conflicto iraquí.
Su aprobación "marcará un cambio de dirección en Irak que pondrá fin a la lucha y traerá a casa a nuestras tropas", aseguró la presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi.
Pese a tratarse de un texto no vinculante, Pelosi se mostró convencida de que esta resolución enviará un claro mensaje al presidente: "aquí en el Congreso estamos comprometidos a proteger y apoyar a nuestras tropas".
Los republicanos argumentan, sin embargo, que este tipo de iniciativas solo sirven para poner en riesgo la seguridad nacional y que la responsabilidad del Congreso consiste en apoyar al cien por cien a las tropas estadounidenses.
Así lo puso hoy de manifiesto la legisladora Barbara Cubin, quien calificó la iniciativa demócrata de "equivocada y peligrosa" porque, según ella, envía a los terroristas la señal de que Estados Unidos está dividido en torno a la guerra.
El texto aprobado dice textualmente que "el Congreso y el pueblo estadounidense seguirán apoyando y protegiendo a los miembros de las Fuerzas Armadas de EEUU que sirven o han servido con valor y honor en Irak".
En un segundo y último párrafo, indica que "el Congreso desaprueba la decisión que el presidente George W. Bush anunció el 10 de enero para desplegar más de 20.000 tropas de combate adicionales en Irak".
La Casa Blanca ha seguido el debate con atención y con resignación ante un resultado que se daba prácticamente por hecho, dado que los demócratas cuentan con la mayoría en la Cámara y, en este caso, han contado también con el apoyo de algunos republicanos.
"El Congreso tiene derecho a expresar sus opiniones", dijo hoy el portavoz presidencial, Scott Stanzel, prácticamente parafraseando al presidente, quien ya había manifestado que el problema no es que se critiquen sus decisiones, sino que las tropas estadounidenses puedan verse afectadas.
"Nuestras tropas cuentan con que sus líderes elegidos en Washington les proporcionen el apoyo que necesitan", dijo Bush este miércoles en una rueda de prensa en la que alertó de que sería un grave error tratar de bloquear los fondos necesarios para la guerra.
El presidente, que todavía no se ha pronunciado sobre el resultado de la votación, ha hablado hoy, a través de una videoconferencia, con el primer ministro iraquí, Nuri Al-Maliki, para analizar el estado de la situación sobre el terreno.
El dirigente iraquí le ha informado de una serie de progresos, que el mandatario estadounidense definió como "buenas noticias para los iraquíes".
Las noticias de la Cámara de Representantes no son tan buenas para Bush ni para sus correligionarios republicanos, entre otras razones porque el Senado volverá a la carga mañana para decidir si debate o no la misma moción.
Sin embargo, en la Cámara Alta no está tan claro que la resolución pueda salir adelante, teniendo en cuenta que ya intentó debatir una medida similar la semana pasada que finalmente fue bloqueada por la minoría republicana.
"Me gustaría que los colegas que bloquearon esto fueran tan buenos poniendo fin a la guerra como impidiendo nuestro voto", advirtió la senadora demócrata Barbara Mikulski, en un claro llamamiento a los senadores conservadores para que no repitan su maniobra.
Lo que hicieron con la primera moción fue pronunciarse en contra de poner un tiempo límite al debate sobre ella, lo que en la práctica permite prolongar las intervenciones de los legisladores hasta el infinito y evitar que llegue a someterse a votación la medida en sí.

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