Orden Público

Acusados por el 11-M niegan todos los cargos

Los tres imputados por los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid que declararon hoy ante la Audiencia Nacional, en la segunda jornada del juicio por el asesinato de 191 personas, negaron todos los cargos y condenaron el terrorismo

Los tres imputados por los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid que declararon hoy ante la Audiencia Nacional, en la segunda jornada del juicio por el asesinato de 191 personas, negaron todos los cargos y condenaron el terrorismo.
Tras el inicio ayer de la vista por el atentado más grave de la historia de España, con la declaración del presunto inductor Rabei Osman El Sayed "El Egipcio", hoy comparecieron otros dos procesados como organizadores y uno de los presuntos autores materiales.
En la línea marcada por "El Egipcio", los marroquíes Youssef Belhadj y Hassan el Haski rechazaron cualquier relación con el 11-M o con grupos terroristas islámicos, condenaron la violencia y sólo accedieron a contestar a las preguntas de sus defensores.
Distinta fue la estrategia de defensa planteada por su compatriota Jamal Zougam, el primero de los acusados como autor material que declara en este juicio, quien se mostró más colaborador y accedió a responder las preguntas de la fiscal y las acusaciones.
Zougam fue la primera persona detenida tras los atentados, el 13 de marzo de 2004, por su relación con la tarjeta del teléfono celular conectado a una bomba que no llegó a explotar la mañana de los ataques a los cuatro trenes y que fue hallada pocas horas después en una comisaría de policía.
El acusado aseguró que dormía en su casa cuando ocurrieron los atentados, que los testigos que aseguran haberle visto en los trenes estuvieron condicionados al haber visto su foto en la prensa y que fue torturado por agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI).
En la primera jornada del juicio, Zougam fue de los pocos procesados que no rehuyó las miradas de las víctimas o de sus familiares presentes en la sala e incluso les hizo gestos para expresar su inocencia y pedirles que no le prejuzgaran.
Su declaración fue íntegramente en castellano y el presidente del tribunal, Javier Gómez Bermúdez, accedió a suspenderla hasta el lunes después de que Zougam manifestara que estaba cansado.
Mucho más frío se mostró el primero de los comparecientes, Youssef Belhadj, presunto portavoz de Al Qaeda en Europa, que negó cualquier relación con los atentados de Madrid o con la organización terrorista que lidera el saudí Osama Bin Laden.
Belhadj contestó con escuetas negativas cuando se le inquirió si participó en los atentados del 11-M, si pertenece a Al Qaeda o si se ha comunicado alguna vez con Bin Laden, y negó haber estado en campamentos de adiestramiento terrorista en Afganistán.
Se definió como "un musulmán normal", que decidió abandonar Marruecos para buscar trabajo y un futuro mejor en Bélgica y España, y condenó el terrorismo en todas sus expresiones y formas.
"Condeno estos atentados y todos los atentados que ha habido en el mundo. Estoy en contra de cualquier forma de violencia", dijo el procesado, a quien la Fiscalía apunta también como el encapuchado que reivindicó la acción terrorista en nombre de Al Qaeda.
Según la acusación, Belhadj vino a Madrid en octubre de 2003 para fijar la fecha de los atentados y en febrero de 2004 volvió para ultimar los detalles de las acciones terroristas .
A través de su teléfono celular se le relaciona con otros procesados como Hassan el Haski, Abdelmajid Bouchar (acusado de pertenecer a grupo terrorista), los hermanos Moussaten (presuntos colaboradores y sobrinos de Belhadj) y el huido Mohamed Afallah.
La acusación se basa también en las declaraciones de un sobrino de Belhadj, quien aseguró que su tío era miembro del Al Qaeda, que viajó a Afganistán, que recaudaba dinero para la "yihad" en una mezquita y que le escuchó decir que lo ocurrido el 11-M "le parecía poco".
El acusado atribuyó esas declaraciones a que la policía "insultó, pegó y amenazó (a sus familiares) con llevarlos a Marruecos".
Su compatriota Hassan El Haski le siguió en el estrado, con una declaración muy parecida, en la que sólo contestó a su letrado y en la que negó cualquier relación con lo ocurrido el 11-M.
El Haski es considerado el líder del Grupo Islámico Combatiente Marroquí (GICM) en España, pero el negó vínculos con un grupo que, dijo, "no conoce nadie", sencillamente, añadió, porque "no existe".
Su condena a la violencia terrorista fue clara: "cualquier musulmán condena estas cosas. Esto no forma parte de la conducta, de los hábitos, de las tradiciones de un musulmán. Esto es un crimen. ¿Quién va a acceder a atentar contra niños?".
Con el interrogatorio de El Haski, se escuchó la primera referencia a un eventual vínculo de la organización terrorista vasca ETA con las bombas que estallaron en los trenes de cercanías.
El procesado se mostró sorprendido de que se le pueda relacionar con ETA y preguntó en voz alta: ¿Cómo voy a tener relación con ETA?. Si ni siquiera puedo hablar, leer o escribir en español".
En su opinión, "es la misma historia que ocurrió con el medicamento para las cucarachas", en alusión al ácido bórico que le fue intervenido a raíz de su detención en la isla de Lanzarote.
Esa sustancia aparece en un informe elaborado por tres peritos de la Policía Científica española como hallada en un registro realizado en pertenencias de miembros de ETA y a un individuo anti-sistema, lo que abonó algunas especulaciones en torno a una eventual implicación etarra.

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