Política

Los demócratas controlan la Cámara Baja y luchan en dos Estados por ganar el Senado

Las elecciones parlamentarias de ayer (se renovaba la Cámara Baja y un tercio del Senado) se han saldado con una victoria incontestable del Partido Demócrata, que recupera la Cámara de los Representantes tras 12 años de control republicano y puede hacer lo propio con el Senado, a la espera del disputado recuento en Virginia

Las elecciones parlamentarias de ayer (se renovaba la Cámara Baja y un tercio del Senado) se han saldado con una victoria incontestable del Partido Demócrata, que recupera la Cámara de los Representantes tras 12 años de control republicano y puede hacer lo propio con el Senado, a la espera del disputado recuento en Virginia. Los comicios fueron entendidos por los ciudadanos como un referendo sobre la política del presidente, George W. Bush, y en concreto sobre su actuación en Irak. La Casa Blanca ha admitido ya que los resultados “no han sido los esperados”.
"Cuenta de cobro" por Irak
Los votantes de EEUU castigaron el apoyo de los legisladores republicanos a la política de su presidente, George W. Bush, en Irak al devolver a los demócratas el control de la Cámara Baja tras doce años en la minoría.
Las encuestas previas a los comicios del martes indicaban que la situación en Irak era la preocupación principal de los votantes, para pesar de los republicanos, pues la violencia no da visos de cesar en el país mesopotámico.
El enfoque en Irak ha resultado letal para los republicanos, que han perdido la mayoría en la Cámara de Representantes por primera vez desde 1994 y cuyo dominio del Senado está aún en el aire, a la espera de los resultados definitivos en Virginia y en Montana.
Los propios demócratas han entendido su victoria como un mensaje del electorado sobre Irak.
La congresista demócrata Nancy Pelosi, que será la primera mujer en presidir la Cámara de Representantes de EEUU, dijo hoy de madrugada que el triunfo de su partido se debe al deseo de los estadounidenses de un cambio, especialmente en Irak.
En una fiesta en un hotel de Washington, una Pelosi radiante indicó que la política del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, de mantener el mismo camino en Irak no funciona.
"No podemos seguir este rumbo catastrófico en Irak", dijo. "Señor presidente, necesitamos una nueva dirección", añadió, entre los aplausos de sus correligionarios.
En el mismo escenario, el líder de los demócratas en el Senado, Harry Reid, señaló: "El país ha llegado a la conclusión a la que llegamos nosotros hace meses de que tenemos que cambiar el rumbo en Irak".
Para dos tercios de los votantes, Irak fue un asunto determinante a la hora de decidir su voto, según encuestas a pie de urna, aunque un porcentaje aún mayor, un 75 por ciento, dijo que también eran importantes los escándalos que han sacudido al Congreso.
Estas preocupaciones han superado a los problemas locales, que normalmente deciden los comicios legislativos en Estados Unidos.
Un ejemplo es la contienda en Nueva Jersey, donde el demócrata Robert Menendez logró mantener su escaño en el Senado en una campaña muy reñida con el republicano Tom Kean.
Menéndez ganó a pesar de que sólo un 36 por ciento de los votantes dijo que el demócrata es confiable, frente al 49 por ciento que afirmó lo mismo de Kean, según una encuesta previa a la consulta electoral.
Sin embargo, un 35 por ciento de los que preferían a Kean como persona dijo que votarían por el demócrata Menéndez debido a la guerra en Irak.
Algo similar parece haber pasado en Pensilvania, donde Rick Santorum, el tercer republicano más poderoso del Senado y un partidario de la política de la Casa Blanca en Irak, perdió su escaño frente al demócrata Bob Casey.
Los republicanos sabían que Irak era su punto débil y quisieron evitar el tema durante la campaña y echar mano a la táctica antigua de decir que los demócratas subirían los impuestos, así como presentarse como el partido que combatiría mejor el terrorismo internacional.
En cambio, la estrategia demócrata ha consistido en acusar a los actuales legisladores republicanos de apoyar sin cuestionar la política de la Casa Blanca en Irak y en asociarlos con Bush, cuyo índice de popularidad es muy bajo.
El presidente, por su parte, llegó a afirmar que la aplicación de la política demócrata en Irak supondría que "los terroristas ganan y Estados Unidos pierde".
A tenor del voto, ese argumento no ha convencido a unos votantes cansados de una guerra para la que no se ve fin y parecen haberse decantado por la propuesta demócrata de retirar las tropas estadounidenses de forma gradual del país mesopotámico.
Esa perspectiva preocupa a republicanos como el senador John McCain, un partidario de la invasión de Irak que, sin embargo, ha criticado que la Casa Blanca no dedicase más tropas a estabilizar el país tras la invasión.
"Hemos cometido muchos errores (en Irak), pero no podemos permitir que el caos se adueñe de la región", dijo McCain en una entrevista con la cadena de televisión "CNN" tras la votación.
Asalto a la Cámara Baja
El Partido Republicano conquistó la Cámara de los Representantes en 1994, tras cuatro décadas de control demócrata. En la anterior legislatura, unos controlaban 232 escaños y los otros 202. Las elecciones del martes han permitido a los demócratas recuperar unos 30 escaños a caballo del descontento ciudadanos por la manera de dirigir la guerra de Irak de Bush y por el trabajo de sus representantes en los últimos cuatro años (sólo tres de cada diez votantes aprueban la labor de los congresistas, según un sondeo de la cadena de televisión Fox News).
Por primera vez, una mujer
El vuelco electoral elevará a la presidencia de la cámara —el tercer puesto político del país, después del presidente y el vicepresidente— a la demócrata Nancy Pelosi. Es la primera vez en la historia del país que una mujer ocupa ese puesto. “Esta noche se ha producido una gran victoria para el pueblo norteamericano. Hoy los estadounidenses han votado por el cambio, y han votado a los demócratas para que den un nuevo rumbo a nuestro país”, ha declarado Pelosi.
El Senado depende de Virginia
El Senado también estaba desde 1994 bajo control republicano, por 55 contra 44 escaños. Los demócratas han recuperado cuatro asientos, y llevan ventaja en los recuentos de Montana y Virginia. Parece que será este último estado el que decida el color de la Cámara Alta, lo que avanza la posibilidad de una batalla política y legal similar a la de Florida en las presidenciales de 2000 (cuando el proceso de recuento y decisiones judiciales se demoró cinco semanas). El demócrata James Webb lleva una ventaja de 7.700 votos al republicano George Allen, sobre un total de votos emitidos de más de dos millones.
Hillary, reforzada
Por lo demás, la senadora Hillary Clinton —esposa del anterior presidente, Bill, y probable candidata a encabezar la apuesta demócrata para las presidenciales de 2008— ha renovado su mandato en Nueva York. Unos kilómetros al norte, en Connecticut, el senador demócrata Joseph Lieberman ha batido como independiente al candidato de su partido, el opositor a la guerra de Irak Ned Lamont. Tras no obtener el respaldo de su formación, Lieberman decidió presentarse por su cuenta; durante la campaña, avanzó que, de ser elegido, respaldaría la política de los demócratas.
Más gobernadores de demócratas
Ayer se elegía también a 36 de los 50 gobernadores que rigen los Estados de la Unión. Los demócratas —que defendían y han mantenido 14 asientos— han arrebatado seis a los republicanos, y controlan ya más de la mitad de los estados. Nueva York, Ohio, Maryland, Massachusetts, Colorado y Arkansas han cambiado de color. En California, el republicano Arnold Schwarzenegger ha sido reelegido y ha exclamado: “¡Qué fantástica tarde: me encantan las secuelas!”. “Esto podría influir más en las presidenciales que el cambio en la Cámara de los Representantes o que el Senado vuelva a paralizarse”, ha señalado un estratega republicano que trabajo en las campañas de Gerald Ford y Ronald Reagan.
”Una llamada de atención”
El presidente estadounidense, George W. Bush, se ha mostrado desilusionado por los resultados. A la espera de su rueda de prensa, prevista para las siete de la tarde —hora peninsular española—, su portavoz, Tony Snow, ha afirmado que no eran lo que se esperaban. “Es una llamada de atención para que el Partido Republicano abra los ojos”, ha señalado por su parte el senador republicano por Arizona John McCain, otro de los más firmes candidatos a tomar el relevo de Bush en las presidenciales de 2008. El jefe del Partido Demócrata, Howard Dean, que llevaba un año trabajando por reformar su formación de cara a estas elecciones, ha dicho: “Por fin estamos empezando a ser de nuevo una partido de ámbito nacional, tras 12 años”. Dean perdió la carrera de las primarias demócratas ante John Kerry en las presidenciales de 2004.
¿Y ahora, qué?
Los demócratas han prometido ponerse manos a la obra en sus primeras 100 horas después de la victoria. Entre sus planes está crear nuevas reglas éticas para evitar escándalos de corrupción, elevar el salario mínimo, reducir los subsidios estatales a la industria petrolífera y mejorar la seguridad en puertos y fronteras. Pero sin duda la atención pública estará centrada en las iniciativas que tomen para investigar la política de la Casa Blanca en Irak, o incluso para intentar cambiar el rumbo de ésta.

El siguiente artículo se está cargando

Escucha la radioen directo

Caracol Radio
Directo

Tu contenido empezará después de la publicidad

Programación

Ciudades

Elige una ciudad

Compartir

Más acciones

Suscríbete

Tu contenido empezará después de la publicidad