Viendo a través de los ojos de un perro guía
Un recorrido por la mirada de Shaira, la mejor amiga de Jeffer
Hace tres años llegué a la vida de Jefferson, un humano que lucha constantemente por hacer realidad sus más grandes sueños. Él es alto y de tez trigueña, le gusta jugar conmigo, hablarme y también sacarme a pasear. Aunque no puede verme, me hace saber que soy muy hermosa e incondicional.
Mi nombre es Shaira, soy una labradora color negro y tengo cinco añitos. Antes de vivir con mi amigo Jeffer -así le dicen los otros humanos-, viví en la fundación colombiana del perro guía Vishnú Del Cypress, un lugar donde nos entrenan para ser los ojos de personas con discapacidad visual.
Allí me enseñaron a ser disciplinada y a ayudar a las personas, fueron varios años de entrenamiento hasta que por fin conocí a mi dueño Jeffer. Al principio fue difícil adaptarnos, pero yo le enseñé a movilizarse, mientras que él me daba cariño. Tan solo bastó un mes para que ambos nos sintiéramos de la misma manada, él es mi alfa y yo soy quien lo cuida. Jeffer dice que mi rol es fundamental y eso me hace sentir importante.
Nosotros nos convertimos en un gran equipo, aunque tengo que confesar que en ocasiones me gustaba comer cosas del piso, para mí era gracioso, pero comprendí que podía enfermar, así que ahora soy muy juiciosa.
Mi labor es ayudarle a mi dueño durante sus recorridos largos o cortos, si hay un hueco, bolardo o algún peligro yo debo protegerlo. Él siempre toma las decisiones, porque es como mi hermano mayor, eso lo sé porque siempre me dice que hago parte de su familia.
En mi antigua casa, Vishnú Del Cypress, nos enseñaron la ‘desobediencia inteligente’, ese es un paso crucial, porque a veces Jeffer me dice que caminemos hacia un lado, pero si veo que puede estar en peligro yo debo quedarme quieta. En esa labor siempre estoy muy atenta porque no quiero que le pase nada a mi dueño.
Jeffer es mi mejor amigo, cambió mi vida completamente y me dio un hogar. Él dice que soy su más grande bendición, porque ahora tiene más libertad y puede hacer más cosas, por ejemplo, salimos a trotar, o a veces corremos cuando vamos tarde a algún lugar, aunque intentamos ser muy puntuales.
Mi pasatiempo favorito es salir al parque y jugar a la pelota, es una actividad divertida, pero a veces no lo entiendo mucho. Aunque Jeffer no habla mi idioma, él me entiende cuando tengo sed y hambre, cuando necesito ir al baño y lo más importante es que me brinda su amor, y eso hace que yo mueva mi colita. Hemos aprendido a conocernos bien porque siempre estamos juntos, él es mi héroe.
Sin embargo, veces me distraigo un poco porque los humanos me acarician mucho y como a mí me gusta me quedo con ellos y eso puede causar que me desoriente, por eso llevo en mi espalda un aviso que dice que no me consientan, para que sea más fácil.
Con Jeffer he ido a muchos lugares, ya monté en Transmilenio, bus, taxi, Uber y también he conocido varios centros comerciales que están llenos de tiendas con mucha ropa y mucha comida. Jeffer siempre me dice cómo debo comportarme en estos lugares, adicional le explica a la gente que yo puedo acompañarlo porque es una ley.
Mi dueño siempre me halaga con sus palabras, me hace sentir la mejor mascota, pero lo que no sabe es que a través de mis ojos yo conocí a mi mejor amigo, un humano que está conmigo incondicionalmente. Ser perro guía es un trabajo que me gusta mucho, porque puedo hacer feliz y ayudar a los humanos.