Ciencia y medio ambiente

Cartagena de Indias

Escombros, ruido y malos olores: tres males ambientales de Cartagena

Estos problemas se presentan en puntos críticos como El Campestre, Torices, avenida El Lago, avenida Pedro de Heredia y Bazurto

Estos problemas se presentan en puntos críticos como El Campestre, Torices, avenida El Lago, avenida Pedro de Heredia y Bazurto

Estos problemas se presentan en puntos críticos como El Campestre, Torices, avenida El Lago, avenida Pedro de Heredia y Bazurto(ASDA Asesorías y Desarrollos Ambientales)

Cartagena de Indias

Preguntarse ¿A dónde lleva el señor de la carretilla los escombros? ¿Por qué hay tanto ruido cuando se pasa por la Av. Pedro de Heredia? ó ¿Por qué desde pequeños la Avenida El Lago tiene el mismo mal olor? Son cuestionamientos que durante décadas los cartageneros se hacen sin recibir ninguna respuesta u orientación si es el caso.

ASDA Asesorías y Desarrollos Ambientales, decidió responder estas preguntas recurrentes y ofrecer alternativas para superar estos males.

El primer mal: el señor de la carretilla que se lleva los escombros y no sabemos dónde los arroja.

Es común ver por las calles de la ciudad al carretillero que transita con residuos de escombros generados por construcciones y demoliciones, lo que casi nunca vemos es donde realiza su disposición final.

“En Cartagena hay puntos críticos en el barrio El Campestre y Torices, lugares que se han convertido en vertederos para carretilleros y mulas que de manera ilegal, arrojan arena, cemento, ladrillos y piedras que van a parar a los canales pluviales y a los cuerpos de agua de la ciudad, ocasionando taponamientos e inundaciones en la época invernal”, sostiene Elizabteh Tovar, Representante legal y Directora de Proyectos.

Para ASDA, la solución es establecer estrategias para el manejo integral de los residuos provenientes de la construcción, demolición y excavación. Definir puntos de recolección en la ciudad, diseñar y construir plantas de transferencia y aprovechamiento de residuos de construcción y demolición RCD.

“Estas alternativas se convierten en centros de recepción de residuos urbanos ubicados en el entorno de las poblaciones, para permitir la descarga de carretilleros y camiones de forma idónea, afirma Elizabeth Tovar, Representante Legal y Directora de Proyectos.

Segundo mal: el pito de las busetas, las motos, los taxis y los gritos.

La cultura cartagenera está inmersa por la alegría de la gente, lo colorido, los bailes y los picos con altos decibeles hasta la madrugada, pero, una cosa es bailar al son de una champeta con amigos y otra es ir en una buseta por el mercado de Bazurto a 34º de temperatura y escuchar además de la música a todo volumen, la bocina del vendedor, el caos que ocasionan los llamados “recoge locos”, el grito del que actúa como agente de tránsito, el pito de los taxis afanados por una carrera y como si fuera poco, las discusiones.

Lo primero es sonido y cultura (varía de acuerdo al contexto), lo segundo es contaminación auditiva o ruido ambiental. Esta contaminación afecta el ambiente y el paisaje sonoro de ciudades, tiene importantes repercusiones en la salud y calidad de vida de los cartageneros.

ASDA, preocupada por esta inconformidad, propone un modelo de ciudad caminable que combine el uso del suelo, la protección al peatón mediante infraestructura urbana y zonas que promuevan el uso de bicicleta. Así mismo, capacitaciones sobre la normatividad ambiental en cuanto al ruido e identificación de las fuentes que lo originan.

“Si logramos rehabilitar espacios para el peatón, promovemos un menor uso del carro, construimos vías para ciclorutas y aprovechamos espacios verdes, reducimos la contaminación auditiva de manera importante”, sostiene Elizabeth Tovar, Representante legal y Directora de Proyectos.

Tercer mal: el mal olor de la Avenida El Lago.

La Ciénaga de Las Quintas es un cuerpo de agua importante para la ciudad, allí llegan embarcaciones pesqueras que traen víveres e insumos de otros países, también el indigente que no tiene lugar para hacer sus necesidades básicas, basuras que provienen de diferentes sectores y un sin fin de residuos que consumen las aves y otras especies acuáticas que se valen de este humedal. Pese a los esfuerzos realizados por Cardique y otras organizaciones, el mal no desaparece, el olor sigue intacto, fresco y con el viento y las altas temperaturas se expande.

Acostumbrarse a un mal olor en la ciudad, no es la solución de la problemática; como expertos en materia ambiental proponemos jornadas de limpieza, capacitaciones a los vendedores informales, identificar puntos de acopio de residuos orgánicos y apoyo de las autoridades competentes para realizar control y vigilancia con el fin de evitar la generación de residuos y contaminación o aplicar la ley del que contamina paga” concluyó Elizabeth Tovar, Representante legal y Directora de Proyectos.

Desde ASDA, proponen como ciudadano cumplas con tu propósito ambiental, protege los cuerpos de agua, evita disponer los residuos de forma inadecuada y sobre todo, no sumes un nuevo mal.

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