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Pedrito Pereira y la indecencia política

Columna de opinión de Orlando Oliveros Acosta

Pedrito Pereira y la indecencia política

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Cartagena de Indias

Pedrito Pereira ha sido designado por el presidente Iván Duque como el undécimo alcalde de Cartagena en ocho años. Una cifra récord de la ciudad, una estadística para el recuerdo que seguramente constará en el índice de nuestras enciclopedias nacionales de la infamia. Pero volvamos a Pereira: se dice que es un político conservador decente y que con eso basta para que asuma las riendas de Cartagena, o al menos para que tenga nuestro visto bueno en esa tarea. En un afán por convencernos de eso, algunos destacan sus estudios de posgrado en gobierno municipal, derecho público y administrativo; otros evocan sus veinte años de experiencia con el Estado, doce de los cuales estuvo en la Cámara de Representantes.

De acuerdo con La Silla Vacía, entre los aspirantes ternados por el Partido Conservador Pedrito Pereira es el que más lejos se encuentra de la influencia política de la familia Blel (fundada por el exsenador condenado por parapolítica Vicente Blel) y por ello su elección estuvo libre de mermelada. O untada de mermelada pero dietética, es decir, baja en politiquería.

Pese a todo esto y más (nuestro nuevo alcalde no tiene líos judiciales, por ejemplo), sigo creyendo que Pedrito Pereira está lejos de ser visto como un político decente. No olvidemos que apoyó a Antonio Quinto Guerra en su más reciente candidatura a la alcaldía de Cartagena, a sabiendas de los fuertes vínculos de Quinto con el exsenador condenado por corrupción Juan José García Romero y los parapolíticos William Montes Medina, Javier Cáceres Leal, Enilce López (‘La Gata’) y Vicente Blel Saad. Incluso cuando estalló la polémica de la inhabilidad de Quinto para aspirar en las pasadas elecciones atípicas, Pereira siguió apoyándolo, y ese respaldo alargó todavía más este infierno institucional que los medios llaman interinidad.

¿Cómo podría ser considerado decente alguien que, sin atisbo de vergüenza, ha participado en campañas electorales viciadas y proyectos políticos impulsados por corruptos? ¿Puede uno hacer equipo con maquinarias lideradas por parapolíticos y aun así posar como un funcionario moralmente íntegro?

Si andar por el mismo camino hegemónico, embustero y tramposo de las casas políticas de Bolívar no es un impedimento para ser decente, si es suficiente con parecer un buen tipo que saluda a todos y sonríe con carisma, entonces déjenme decirles que Colombia está llena, casi a reventar, de políticos decentes. Hombres y mujeres probos, cuya honradez pública ni siquiera resulta mancillada por cooperar con los intereses mezquinos de los caciques políticos de su región. Triunfa la forma sobre el contenido, las apariencias chéveres sobre la espantosa realidad.

No pretendo enviarle malos deseos a nuestro nuevo alcalde en el comienzo de su gestión. Como muchos otros ciudadanos, yo espero que él administre esta ciudad con eficacia, austeridad e independencia. Sé que en la interinidad no se pueden hacer grandes obras, pero sí se le puede poner un freno a la corrupción y ser transparente en los contratos que faltan por adjudicar. En todo caso, de llevarse a cabo un gobierno corto pero honesto, estaríamos ante un político que decidió desprenderse del cáncer que consume a Cartagena. Sólo así podrá Pedrito Pereira presumir de una decencia que todavía no se ha ganado.

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