De día, la Comuna 13, tan normal y tranquila
La comunidad vivió la zozobra en la noche y la esperanza desde el amanecer.
Son apenas las cinco de la madrugada y las calles de la Comuna 13, que hoy amanecieron húmedas, pasadas de agua, resultan más estrechas para más de cinco camionetas que suben al barrio Juan XXIII. En ellas, los funcionarios de la Secretaría de Seguridad quieren llegar a tiempo para acompañar, desde la puerta de sus casas, a los menores que van a los colegios.
Durante unos 10 minutos, subimos una empinada cuesta. Las camionetas no pueden seguir… No hay más remedios: hay que caminar.
Adelante va Manuel Córdoba, coordinador de convivencia de la Secretaría de Seguridad de Medellín; lleva tan buen paso que los demás, con el último aliento, tratamos de alcanzarlo para no perdernos esa expresión de los niños al ver cómo los escoltan hasta la escuela.
“Queremos que se sientan tranquilos. Aquí estamos y primero se van los bandidos que nosotros”, dice, con el poco aire que le queda, Andrés Tobón, Secretario de Seguridad de Medellín. Y es que íbamos caminando, las piernas temblaban mientras subíamos las empinadas calles de la Comuna 13. Son las mismas calles que niños y jóvenes deben recorrer para llegar a sus instituciones educativas.
No para de llover, pero no importa. Hoy se celebra el Día del niño y ninguno se quería perder la celebración… el colegio ya puede arrancar la jornada: los estudiantes llegaron. Algunos lo hicieron en la caravana humana, otros en compañía de sus papás.
“Señora, escuchó los disparos anoche”, me dice un niño, de unos 7 años como mucho. “Me dio tanto susto que me puse a llorar, mi mamá me abrazaba, mis hermanitos se escondieron en el baño, qué susto; eran muchos disparos; lloré del susto… pero… ya estoy feliz, hoy nos van a dar dulces”. Y se va, con el buso mojado y el pelo como un erizo.
Van a ser las siete, el recorrido terminó en el Colegio Fundadores, del barrio El Socorro, más abajo.
Miro a mi alrededor y encuentro que la señora de las arepas no da abasto. Más adelante, un señor en una bicicleta con la niña sentada en la barra: van para el colegio. A la derecha, dos señoras caminan, con sus paraguas le hacen el quite al aguacero pertinaz de esa hora.
Es de día, sigue amaneciendo, y todo tan normal, como si la noche anterior nada hubiera pasado. La Comuna 13 vive esos contrastes, esos momentos: en el día, tan normal y corriente, tan vital y vigorosa, tan humana y solidaria.
En la noche…