Silvia Castrillón: una vida dedicada a defender el derecho a leer y escribir

Fundadora de Fundalectura, Asolectura y la Asociación Colombiana para el Libro Infantil y Juvenil. A sus 82 años continúa trabajando con la misma convicción: los libros pueden cambiar vidas.

Con mas de medio siglo de trabajo, la bibliotecóloga es una de las principales promotoras de lectura y escritura en Colombia. | Foto: Cortesía

Con mas de medio siglo de trabajo, la bibliotecóloga es una de las principales promotoras de lectura y escritura en Colombia. | Foto: Cortesía

Desde los ocho años, Silvia Castrillón (Medellín, 1942) descubrió el poder de los libros gracias a su padre, un médico apodado “el filósofo” por su afición a la lectura. En una época en la que casi no existían libros infantiles, ella devoraba obras de Baltazar Gracián o Balzac, y hasta la colección de los hermanos Grimm le parecía corta frente a lo que ya estaba acostumbrada a leer.

Creció rodeada de bibliotecas: en la casa de su abuela había una en cada cuarto, especializadas según los intereses de cada hijo; y en su colegio de Medellín pasaba los recreos entre estanterías.

Después de estudiar Bibliotecología, decidió que el país necesitaba una cruzada por la lectura. Su objetivo era claro: ampliar el acceso a la cultura escrita mediante bibliotecas públicas y escolares de calidad, mejores maestros, bibliotecarios bien formados y muchos más libros.

Estudió Documentación Educativa en París y Literatura Infantil en Canadá. En 1976 llegó al Ministerio de Educación para liderar uno de sus proyectos más emblemáticos: entregar mil bibliotecas escolares, cada una dotada inicialmente con mil libros. Estas bibliotecas funcionarían como núcleos educativos para beneficiar a escuelas vecinas y se convirtieron en un modelo para América Latina.

En 1982 creó, junto a otros colegas, la Asociación Colombiana de Libros Infantiles y Juveniles (ACLIJ), la primera entidad enfocada en este sector. Más tarde fundó Fundalectura, que luego se fusionó con la asociación para fortalecer la promoción de lectura en el país.

A finales de los años ochenta, Editorial Norma la convocó para dirigir la primera gran colección de literatura infantil y juvenil colombiana producida a gran escala. Y hacia los noventa creó Asolectura, con el fin de articular maestros en torno a consejos locales de lectura y promover políticas públicas. De este proyecto surgieron círculos de lectura y conversación por los que pasaron 10.000 jóvenes, muchos de los cuales llevaron la lectura a su vida profesional y personal.

Hoy, a punto de cumplir 83 años, continúa activa. Para conceder esta entrevista interrumpió su trabajo al frente de Frontera Ensayo, una colección de Babel Libros que codirige con María Osorio y que reflexionan sobre el sentido de la literatura y la lectura.

La defensa al derecho de leer y una crítica a los censos de lectura

Su labor editorial también ha impulsado a autores brasileños tanto en literatura infantil como en ensayo. Por este trabajo recibió en 2019 la Cruz de Río Branco, una de las distinciones que más valora. Antes, en 1992, había recibido el Premio Luis Florén Lozano por su aporte a la bibliotecología colombiana.

Castrillón defiende no solo el derecho a leer, sino también el derecho a escribir: “Leer está asociado al consumo; escribir es producción y creación. Ambas prácticas permiten apropiarse de la cultura escrita”. Para ella, escribir no implica necesariamente publicar libros, sino poder expresarse y organizar el pensamiento: una práctica imprescindible para la formación humana.

Es contundente en su crítica a los programas de promoción de lectura: considera que muchos se han desviado al presentar la lectura como mero entretenimiento. Para ella, “la lectura es reflexión y pensamiento; requiere tiempo, silencio y disposición. No es fácil”. Insiste en que a los niños no deben dárseles libros solo para distraerse, sino textos que les permitan comprender temas profundos como la violencia o la muerte.

Además, trabajo en la creación de la Cámara Colombiana de la Edición Independiente, que representa a editoriales medianas y pequeñas; y hace parte del Consejo Nacional del Libro, desde donde impulsa una legislación que beneficie a todos los actores del sector. Ha sido asesora de la Unesco, la OEA y el Cerlalc, entre otras instituciones internacionales.

Sobre los índices de lectura en Colombia tiene una postura clara: “No creo en las estadísticas, porque solo miden cantidad. Cuántos libros leyó una persona no determina si es o no lector”.

Silvia Castrillón, con más de medio siglo de trabajo, sigue firme en la idea que ha guiado toda su vida: leer y escribir transforman a las personas y, con ellas, a las sociedades.

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