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Cuidando la tradición: la Policía que mantiene la Noche de las Velitas en paz

El 7 de diciembre, cuando las primeras sombras de la noche caen sobre el departamento de Bolívar, las poblaciones se llenan de una luz especial

Cuidando la tradición: la Policía que mantiene la Noche de las Velitas en paz

Cuidando la tradición: la Policía que mantiene la Noche de las Velitas en paz

Miles de velitas encendidas con fervor, mientras familias se agrupan en plazas, parques y balcones para celebrar el tradicional Día de las Velitas. Este es un día cargado de significado, un momento para rendir homenaje a la Virgen María y dar inicio a la temporada navideña en Colombia. En medio de esta alegría y devoción, la Policía realiza un trabajo fundamental, discreto pero esencial, que se despliega en la oscuridad para garantizar que todo transcurra sin alteraciones.

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En medio de esta escena, los policías del departamento cumplen un papel silencioso pero esencial. Desde horas antes, más de 855 uniformados se despliegan en los 34 municipios y 7 corregimientos, preparados para garantizar que la celebración transcurra con normalidad y que la alegría no se vea opacada por incidentes. Las patrullas recorren las calles, los agentes encubiertos se mezclan entre la gente y los planes de seguridad se activan con precisión.

Días antes de la festividad, los uniformados realizaron campañas de sensibilización sobre el uso seguro de la pólvora, visitando colegios y espacios públicos, mientras que las autoridades municipales, en conjunto con la Policía, establecían puntos de control en las zonas de mayor afluencia. El objetivo es claro: prevenir incidentes antes de que ocurran, más allá de atender emergencias.

La noche avanza entre luces que parpadean y las procesiones de velitas que recorren barrios y plazas. No todo es perfecto: pequeñas riñas, descuidos con la pólvora o situaciones de riesgo pueden surgir en cualquier momento. “Lo más complicado son los incidentes menores. Si no se atienden a tiempo, pueden convertirse en problemas mayores”, señala el coronel Alejandro Reyes Ramírez, mientras recorre una de las zonas más concurridas.

Para los ciudadanos, la presencia policial es sinónimo de tranquilidad. Rosa Martínez, vecina de Mompox, comenta: “Me siento más tranquila sabiendo que hay alguien pendiente de todo. Los niños pueden disfrutar sin miedo.” Juan Carlos López, comerciante local, agrega: “El año pasado hubo algunos robos menores. Este año, con más presencia de la Policía, hemos trabajado tranquilos y seguros.”

Entre la luz de las velitas y la alegría de las familias, los uniformados cumplen su labor con discreción pero firmeza. Aunque muchas veces pasan desapercibidos, su trabajo asegura que la tradición se viva de manera segura y armoniosa. Cuando las últimas velas se apagan y la ciudad vuelve a la rutina, los policías siguen siendo los guardianes de la paz y el orden.

En el amanecer del 8 de diciembre, mientras Bolívar retoma su ritmo cotidiano, la Policía permanece, silenciosa pero constante, asegurando que el espíritu de la tradición perdure: cada velita encendida es un símbolo de alegría, fe y seguridad que estos guardianes hacen posible.

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