Medellín

Medellín muestra avances económicos y mayor optimismo, pero persisten brechas en educación

El Informe de Calidad de Vida y la Encuesta de Percepción Ciudadana 2025 revelan una ciudad más fuerte económicamente, aunque con desafíos estructurales que requieren decisiones de largo plazo.

Medellín, aquí todo florece. Foto: Alcaldía de Medellín.

Medellín, aquí todo florece. Foto: Alcaldía de Medellín.

Medellín, Antioquia

Medellín Cómo Vamos presentó los resultados del Informe de Calidad de Vida y la Encuesta de Percepción Ciudadana 2025, que este año muestran un giro significativo en el estado de ánimo ciudadano. El 63% cree que Medellín va por buen camino, un aumento de 23 puntos frente a 2023, el peor registro histórico.

Este cambio está asociado a una economía más estable y un mercado laboral más saludable. La tasa de desempleo del área metropolitana llegó a 6,4%, una de las más bajas entre las principales ciudades del país. En los hogares, el 41% afirma que su situación económica mejoró, una señal de recuperación.

El sector cultural y creativo también se fortaleció: pasó de emplear a 60.000 personas en 2021 a 90.000 en 2025, con menor informalidad y mayor acceso a actividades culturales, especialmente en estratos bajos. A esto se suma la sólida posición fiscal del Distrito: solo 18,33% de sus ingresos dependen de transferencias nacionales y en 2024 recibió más de 2 billones de pesos de EPM, destinados a inversión social.

Bienestar en los hogares y cambios en la estructura social

El Informe destaca una reducción importante en inseguridad alimentaria. La proporción de personas que reportó que alguien en su hogar comió menos de tres veces en la última semana bajó de 28% a 19% entre 2024 y 2025, acercándose a niveles prepandemia. No se registraron muertes por desnutrición en 2024 y los datos preliminares de 2025 muestran disminución en desnutrición aguda y crónica en menores de cinco años.

Aun así, más de la mitad de los hogares sigue reportando preocupación por quedarse sin alimentos o no poder variar su dieta por falta de dinero. La mejoría convive con tensiones económicas persistentes.

El ingreso promedio en Medellín aumentó 18% entre 2023 y 2024 y eso transformó la estructura social: la clase media pasó del 48% al 54% de la población, mientras la pobreza monetaria cayó de 27% a 22%. Sin embargo, los menores de 18 años hoy representan el 36% de la población pobre, un indicador que obliga a mantener el foco en infancia y adolescencia.

Educación, convivencia y salud: los retos que no ceden

El rezago escolar es uno de los puntos más críticos. Aunque la población en edad de secundaria apenas disminuyó, la matrícula cayó 11,1% entre 2023 y 2025. Miles de jóvenes podrían estar quedando por fuera del sistema justo en la etapa de mayor riesgo. Además, solo cerca de la mitad de quienes terminan el colegio pasa de inmediato a educación superior.

Los programas técnicos y tecnológicos también muestran retroceso: desde 2019, Medellín perdió más de 20.000 estudiantes en estos niveles, claves para mejorar la empleabilidad.

En convivencia, las tensiones crecen. El ruido y las riñas siguen siendo los principales conflictos reportados: en 2024 se registraron 121.754 llamadas al 123 por ruido y este año aumentaron 16% entre enero y octubre. La ciudad recibe más de 50.000 llamadas por riñas al año.

La salud también enfrenta presiones. Aumentan las tutelas, baja la satisfacción ciudadana y los hogares destinan 8,7% de sus ingresos a servicios médicos. En salud mental, 21% de los hogares reporta afectaciones, pero solo una minoría logra acceder a atención profesional.

Vivienda, riesgos del territorio y un modelo de residuos al límite

El déficit habitacional asciende a 192.000 hogares. De ellos, unos 38.000 requieren vivienda nueva, mientras los demás tienen déficit cualitativo: deterioro estructural, mala calidad o hacinamiento. Aunque Medellín ha invertido en mitigación del riesgo, el alcance actual solo permitiría reducir 3,3% del déficit cuantitativo, lo que evidencia la magnitud del desafío.

El riesgo físico del territorio sigue siendo crítico: miles de viviendas están en zonas de amenaza alta o media por movimientos en masa. La presión hídrica y los cambios en el uso del suelo incrementan esta vulnerabilidad.

En residuos sólidos, la ciudad enfrenta un límite operativo. En 2024 se enviaron 704.586 toneladas al relleno sanitario La Pradera y solo el 14% fue aprovechado. Con esta tendencia, el vaso La Piñuela podría superar la mitad de su capacidad en 2030. El Informe propone avanzar hacia una economía circular para elevar el aprovechamiento hacia el 40% y valorizar residuos orgánicos.

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