Economía

Más de 300.000 colombianos lograron salir de la pobreza energética en 2024

Promigas y su fundación Promigas revelaron que 1 de cada 6 colombianos sigue siendo pobre energético, lo que hace necesario acelerar las acciones y cerrar las brechas regionales y rurales.

Panales solares, aerogeneradores. Juan Manuel Rojas, presidente de Promigas (Getty Images)

Panales solares, aerogeneradores. Juan Manuel Rojas, presidente de Promigas (Getty Images)

La tercera edición del Índice Multidimensional de Pobreza Energética (IMPE) de Promigas y su Fundación Promigas, presenta un panorama mixto sobre la situación energética en Colombia durante 2024. Si bien se registran avances significativos al reducirse la pobreza energética al 15,4% de la población, aún persiste el desafío de que uno de cada seis colombianos no tiene acceso suficiente o adecuado a la energía para satisfacer necesidades básicas, como estudiar, trabajar o realizar actividades domésticas.

Este indicador multidimensional no solo mide la carencia en el acceso, sino también deficiencias en la calidad del servicio y la capacidad de uso eficiente de la energía.

En el reporte se establece que las disparidades territoriales resultan evidentes, siendo las regiones de Córdoba, Chocó, La Guajira y Vaupés las más afectadas por estas brechas. En contraste, ciudades como Bogotá y departamentos como Quindío, Valle del Cauca y Risaralda muestran mejores condiciones, reflejando inequidades entre áreas urbanas y rurales que impactan directamente en las oportunidades de desarrollo y bienestar de sus habitantes.

El informe advierte que, aunque en 2024 más de 300.000 personas superaron la pobreza energética, el ritmo actual no es suficiente para alcanzar la meta de reducir este fenómeno a un solo dígito antes de 2030. De mantenerse esta tasa, el objetivo se cumpliría hasta 2034, lo que obliga a diseñar e implementar una hoja de ruta clara para acelerar las acciones de inclusión energética a nivel nacional.

“El IMPE es más que una métrica: es una hoja de ruta para transformar vidas y cerrar brechas históricas; es una carta de navegación para los gobernantes, que les permite identificar rutas posibles para reducir la pobreza energética, balanceando eficiencia y equidad. Alcanzar un dígito en 2030 es posible a través de la implementación de diferentes medidas que reducirían las brechas regionales y rurales a un ritmo acelerado”, afirmó Juan Manuel Rojas, presidente de Promigas.

Dijo que entre los desafíos clave están la mejora en infraestructura energética rural, el acceso a tecnologías limpias y la educación para un uso eficiente, factores que deben unirse para cerrar las brechas y garantizar que la energía se convierta en un motor de progreso social. Lograr esto no solo mejorará las condiciones de vida de millones de colombianos, sino que también impactará positivamente en la equidad y el desarrollo sostenible del país.

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