La sobreviviente adoptada en España que volvió a Armero para buscar sus orígenes
Jennifer de la Rosa apenas tenía una semana de vida cuando ocurrió la Tragedia de Armero. Perdió a su familia, fue adoptada en España y luego regresó en búsqueda de sus raíces. Ahora lanzó su documental autobiográfico “Hija del Volcán”.

Tolima
Se calcula que más de 500 niños desaparecieron o fueron adoptados en condiciones irregulares tras la Tragedia de Armero, según la Fundación Armando Armero. Uno de esos cientos de casos es el de Jennifer de la Rosa, una sobreviviente de la tragedia que fue adoptada posteriormente por una familia de españoles.
Jennifer cuenta que, con apenas una semana de nacida, su padre murió en medio de la avalancha de 1985 y su madre la dejó al cuidado de una socorrista de la Cruz Roja. De adulta, en la búsqueda de sus orígenes familiares, Jennifer se encontró con la Fundación Armando Armero y su director, Francisco González, quien se dedicaba a la tarea titánica de reunir nuevamente a las familias fracturadas por la tragedia.
“Empiezo a buscar y me encuentro con un muro, que ha sido el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF). Llegué por primera vez y, sin decir ni siquiera mi nombre, me dijeron que iba a ser muy complicado. No les dije ni mi nombre, me pidieron que enviara un correo electrónico, pero a una persona adoptada le cuesta mucho dar todos estos pasos”, remarca.
Jennifer pidió que el ICBF facilite a los sobrevivientes de Armero y a los familiares de las víctimas la búsqueda de los expedientes sobre los menores adoptados hace 40 años.
“Yo, como tantas personas, hemos sufrido por esta necesidad de saber quiénes somos, de dónde venimos”, expresó.
Jennifer es directora de cine, y en el marco de la conmemoración de los 40 años lanzó su documental Hija del Volcán, en el cual narra su búsqueda personal y el desarraigo que le produjo la catástrofe natural de 1985.
“Hija del Volcán está grabada en un 90 % en Colombia. Tenía que volver aquí para sentir que era real. Encontré un país que me ha apoyado con su gente, que me ha acogido, que en estos ocho años he podido hallar un arraigo. Eso se ve en la película, al igual que todas las complicaciones que he tenido por parte de las instituciones para encontrar mis documentos y cómo se han vulnerado mis derechos”, manifestó.
En su búsqueda, varias décadas después, Jennifer halló, a través de una publicación en medios de comunicación, a una hermana que reside en Manizales, Caldas, lo que sirvió para apaciguar, al menos en parte, su sensación de desarraigo.



