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Hongos psilocibios y párkinson: ¿puede la psilocibina transformar tratamiento contra la enfermedad?

La psilocibina podría convertirse en una herramienta complementaria para abordar de manera integral el Parkinson.

Hongos, párkinson, imágenes de referencia (Getty Images).

Hongos, párkinson, imágenes de referencia (Getty Images).

La psilocibina, un compuesto natural presente en ciertos hongos conocidos como ‘mágicos’, captó la atención de la ciencia por sus prometedores efectos terapéuticos en trastornos como la depresión y la ansiedad.

Este interés llevó a investigadores de la Universidad de California en San Francisco a preguntarse si también podría ayudar a pacientes con enfermedad de Parkinson, un grupo que, además de los conocidos síntomas motores, enfrenta fuertes cargas emocionales y cognitivas que afectan su calidad de vida.

Cabe destacar que este estudio fue publicado en la revista Neuropsychopharmacology y estuvo dirigido por Ellen Bradley, del Programa de Investigación Traslacional en Psicodélicos.

Por otra parte, hay que decir que los resultados arrojaron sorpresas alentadoras. Los pacientes experimentaron mejoras notables no solo en el estado de ánimo, sino también en la claridad cognitiva y en la función motora.

Asimismo, estos hallazgos abren la puerta a un nuevo campo de investigación, donde la psilocibina podría convertirse en una herramienta complementaria para abordar de manera integral el Parkinson.

¿Qué reveló el primer ensayo clínico con pacientes?

El estudio piloto se desarrolló con 12 personas diagnosticadas con enfermedad de párkinson en fases leves o moderadas, quienes recibieron dos dosis de psilocibina, una de 10 mg y otra de 25 mg, combinadas con sesiones de psicoterapia.

Durante la intervención, la mayoría de los participantes experimentó algunos efectos adversos, entre ellos náuseas, episodios de ansiedad y aumentos temporales en la presión arteria.

No obstante, no se reportaron complicaciones graves, lo que permitió continuar con la investigación sin interrupciones. Lo más relevante fue que los pacientes mostraron una mejoría sostenida en su estado de ánimo, su capacidad cognitiva y sus síntomas motores, beneficios que persistieron incluso tres meses después del tratamiento.

Desde otra perspectiva, para investigadores como Ellen Bradley y Joshua Woolley, estos hallazgos sugieren que la psilocibina podría ir más allá del alivio emocional. Al parecer, este compuesto podría actuar sobre procesos fundamentales del cerebro, como la neuroplasticidad y la reducción de la inflamación, aportando un enfoque innovador dentro del tratamiento del párkinson.

¿Hacia dónde se dirige la investigación?

El resultado del ensayo inicial motivó a los investigadores de la Universidad de California a diseñar un estudio más amplio y riguroso, esta vez en colaboración con la Universidad de Yale.

El nuevo proyecto busca reclutar a 100 pacientes con enfermedad de Parkinson y se distingue por la incorporación de herramientas avanzadas como neuroimágenes y técnicas de estimulación cerebral no invasiva, con el objetivo de comprender con mayor precisión los mecanismos mediante los cuales la psilocibina ejerce sus efectos.

Del mismo modo, esta investigación cuenta con el respaldo de un donante anónimo y de la Fundación Michael J. Fox para la Investigación del Parkinson, una de las organizaciones más influyentes en este campo.

Finalmente, para Woolley, el estudio representa una esperanza frente a la falta de tratamientos capaces de modificar la evolución de la mayoría de enfermedades cerebrales. Según explicó, este enfoque podría abrir la puerta a terapias que promuevan la capacidad del cerebro de repararse y regenerarse a sí mismo.

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