Cali

Con acordes y melodías se escriben las historias de esperanza en la Fundación Notas de Paz

La música es el instrumento para que niños y adolescentes abran sus ojos al mundo y encuentren oportunidades y fortalezcan valores. 18 años transformando vidas

Foto: Caracol Radio Cali

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En medio del frío y sobrio ladrillo gris de un edificio de cuatro niveles ubicado en el corazón del barrio Bellavista, se esconde una historia de esperanza que se escribe con acordes y melodías. Allí, en la Fundación Notas de Paz, la música no solo se aprende: se vive, se siente y, sobre todo, se convierte en una fuerza capaz de transformar vidas.

Valery Muñoz y Rodrigo Arango están a punto de cerrar un capítulo importante: el de su paso por la fundación, donde comenzaron a tocar el violín cuando apenas tenían tres años. En sus casas ya se escuchaba un violín y aunque estaban muy pequeños para saberlo, se enamoraron de ese pequeño instrumento de madera. Rodrigo no sabe si seguirá la carrera de música o si tomará otro camino profesional, mientras Valery sueña con ser una de las mejores violinistas del mundo.

Son seres diferentes unidos por la posibilidad de entenderse con un mismo idioma, el de la música. La pasión que transmiten al decir que, a través de cada nota musical pueden expresar sus sentimientos, da cuenta de un conjunto de valores adquiridos con disciplina y dedicación.

El sueño hecho realidad de la Fundación Notas de Paz

La Fundación Notas de Paz, donde Valery, Rodrigo, Dulce Mariana y alrededor de 150 alumnos más dedican varias horas al día a aprender de música y a tocar algún instrumento de la orquesta fue fundada en el 2007 por personas particulares con el objetivo de darle una opción de vida a los niños, niñas y adolescentes que residen en uno de los sectores de ladera más vulnerables de la ciudad en la comuna 18 y 19.

Liliana Arboleda directora Artística, violinista egresada del Instituto de Bellas Artes ha hecho parte del proceso de la Fundación Notas de Paz desde sus inicios, le correspondió a ella estructurar un programa adecuado y volver realidad un sueño “me tocó ir a las escuelas para hacer crecer poco a poco el proyecto”, expresó.

La música transforma la vida de las personas y esa siempre ha sido la filosofía “para mí lo más importante es que hasta el momento en estos 18 años todos los chicos que han pertenecido a Notas de Paz son personas de bien. Porque nuestra ilusión no es formar músicos profesionales, sino personas de bien y a través de la música, mantenerlos alejados de las calles y las malas influencias, malas compañías, de las redes sociales, en fin, todo lo que sabemos que ocurre cuando ellos están desocupaditos y mal orientados” resalta Liliana.

El impacto de esta apuesta social se refleja en casos como el de dos exalumnas que continuaron su formación en el conservatorio y lograron becas en el exterior: una violinista que hoy estudia en Texas y una fagotista que cursa una maestría en Barcelona. “Ahora son adultos que nos hacen sentir muy orgullosos”, destaca la directora artística.

Son 17 profesores de diferentes instrumentos los que laboran en la fundación, también un profesor de violón motiva a los estudiantes en la escuela Francisco José de Caldas, tienen un programa de primera infancia con 30 niños y un programa satélite en Alto Nápoles con 50 más.

La apuesta siempre ha sido transformar en la vida de los niños a través de la música, indicó Astrid Sevilla directora ejecutiva de la Fundación Notas de Paz.

Notas de Paz es un espacio donde a través de la enseñanza y la estimulación musical de forma gratuita “los niños que enfrentan condiciones de vulnerabilidad social, económica o familiar pueden venir aquí de manera gratuita, tienen todo un proceso formativo y en su contra jornada escolar pueden desarrollar todas estas actividades”.

Los niños llegan por referencia de las instituciones educativas de la comuna, por familiares o porque conocen del programa, se inscriben y a partir de un estudio se les da el ingreso desde los tres años hasta los 17, “los niños van pasando por diferentes etapas y al final ellos empiezan a ser parte de la orquesta, explicó Sevilla.

La orquesta es uno de los grandes logros de la fundación porque está compuesta por niños de diferentes edades, ellos son los que se presentan en eventos de ciudad mostrando su talento.

La fundación se sostiene a partir de donantes, especialmente de la empresa privada que apadrina a niños con lo que se cubre el proceso formativo, la adquisición de instrumentos y la logística para el manejo de la orquesta.

“Hoy estamos invitando a todas las empresas, a todos los empresarios, a toda la ciudadanía de Cali a que apoyen la Fundación Notas de Paz. Este es un espacio donde los niños se empiezan a dignificar, donde los niños desarrollan un talento y hoy están necesitando nuestro apoyo. Con $50 mil pesos mensuales puedes becar a un niño para que desarrolle su proceso formativo aquí en la fundación”, invitó la directora de la fundación a apoyar la labor que vienen desarrollando desde hace 18 años.

En el proceso los niños adquieren disciplina, mejoran su rendimiento académico y la relación con su familia, además se convierten en referente para otros niños de su entorno.

Historias que laten con música

Dulce Mariana Castro Botina, de 12 años, entró a la fundación a los seis y desde los diez forma parte de la orquesta tocando violín. “La música clásica me parece superbonita, con ella puedo expresar mis sentimientos y emociones”, dice Dulce, que, con violín en mano, recuerda nerviosa pero feliz su primer concierto en un teatro. “Estar aquí me ayudó a dejar la pena y ahora soy más alegre. Quiero ser una gran violinista y poder estar en muchos países tocando

Valery Muñoz, hoy tiene 16 y cursa su último año de bachillerato, ella y sus dos hermanas llegaron a Notas de Paz porque sus padres conocieron el proyecto en el barrio Bellavista, todas eligieron el violín.

Una de sus mejores experiencias es participar en los conciertos de la orquesta “la verdad los conciertos son muy chéveres porque es una emoción diferente, es una manera de expresarme y uno se siente muy feliz de que haya personas que nos quieren ver tocar y también da mucha emoción ver a nuestra familia feliz”.

Valery considera que la formación que ha recibido en la fundación no solo ha sido musical, sino que le ha ayudado como persona por eso invita a los niños a ser parte de este mundo “sea el instrumento que sea ustedes van a comenzar a ver el mundo de una manera diferente y la verdad para muchos es muy difícil, pero con constancia y mucho mucha paciencia lo puedes lograr”.

William Eduardo Valdés Urbano es profesor de violín, es el encargado de enseñar las partes del instrumento y las primeras notas. “Cuando están listos pasan a la preorquesta y luego a la orquesta de cámara donde aprenden un repertorio más amplio y técnicas más avanzadas y profesionales”.

El profesor Valdés explica que lo ideal es que los niños comiencen a muy temprana edad con el instrumento, sin embargo, no es un impedimento “nunca es tarde para aprender”, aseguró.

Se siente orgulloso de sus estudiantes cuando los ve crecer cada día, es paciente y dedicado para que todos lleguen al mismo nivel. Él es un ejemplo de superación y afirma que la música sí transforma vidas “sí, la música transforma vidas porque soy un ejemplo, soy de la comuna 20, de Siloé y gracias a la música, gracias a mi violín, he viajado, he tocado en diferentes partes, he conocido a mucha gente y siento que es un gran don”.

Jesús Rodrigo Arango tiene 15 años, desde los tres, su tiempo libre ha sido para la música “para mí la música es arte, es inspiración porque gracias a ella soy quien soy, aquí en Notas de Paz me han enseñado muchos valores y he aprendido mucho de mis profesores, de mis compañeros y a compartir no solo con personas de mi edad”.

Hoy disfruta de la música clásica, pero le gusta interpretar la música colombiana y ritmos más movidos, pero lo que realmente lo apasiona son los tracks de películas.

La batuta que construye valores

La dirección de la orquesta y quien los llama al orden y a la disciplina es el maestro Felipe Martínez Rojas, tiene bajo su batuta la responsabilidad de conseguir que todos los integrantes desarrollen sus competencias, lo que califica como un verdadero reto. Sin embargo, afirma que no es solo lo musical sino la construcción de valores y actitudes lo que se fomenta para que puedan trabajar en equipo.

“La disciplina es un valor fundamental para trabajar en equipo. Aquí, por ejemplo, hay que entender que la puntualidad es requisito para poder desarrollar la actividad. También relacionarnos en condiciones y edades diferentes”. En la orquesta hay niños de primaria hasta 11 “eso es muy sano para el desarrollo emocional de los estudiantes porque les permite relacionarse con personas diferentes a ellos”, resaltó el director orquestal.

Al ver que los estudiantes dedican su tiempo de práctica, se esfuerzan por mejorar, el maestro se siente satisfecho “de todos mis alumnos me siento orgulloso, porque finalmente hoy por hoy ante tanta influencia externa, tanta tanto bombardeo de información que reciben los estudiantes, el hecho que estén aquí demuestra que está siendo efectiva la construcción de esos valores”, dijo el profesor Felipe instantes antes de comenzar la práctica.

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