Quién fue Inés Arango Velásquez, la monja colombiana que será beatificada por el papa León XIV
La hermana Laura Fernández, religiosa de la comunidad de Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia, relata la mágica historia de la monja colombiana Inés Arango Velásquez

Quién fue Inés Arango Velásquez, la monja colombiana que será beatificada por el papa León XIV
12:10
Compartir
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Una sorprendente noticia para la historia de la iglesia católica en Colombia. El papa León XIV firmó un decreto que anuncia la beatificación de la monja colombiana Inés Arango, de la comunidad de las Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia.
La revelación ha causado gran curiosidad, pues muchos colombianos desconocen su historia y la relevancia que tuvo en la vida religiosa. Para ampliar y conocer mejor su legado, la hermana Laura Fernández, quien logró conocer en vida a la hermana Arango, narró las grandes hazañas de su compañera para los micrófonos de 10AM.
Lea también
“Ella era supremamente alegre, parecía una chispa delicada”
Aunque Inés era colombiana, gran parte de su misión religiosa la desarrollo en el exterior. Laura manifestó que la conoció en la provincia de Orellana, Ecuador, “Yo que compartí con ella sus últimos 10 años”, puntualizó.
Según Laura, la futura beata era “supremamente alegre, parecía una chispa delicada, cantaba, brincaba”, estas aptitudes le sirvieron para ejercer como profesora durante 20 años, en los que educó a varios niños. Eso sí, “desde niña ella quería ser misionera”
Qué hizo Inés Arango Velásquez para ser beatificada
El título de beta, es bastante exclusivo. Este es el título oficial con el que la iglesia declara a una persona como santa y digna de veneración universal. Quienes lo ganan, se deben haber destacado por su servicio al mundo.
Laura explicó que, “Era una mujer responsable y alegre, que todos los días estaba contando historias de los sueños que ella había tenido en la noche, soñaba con santos, con su difunta mamá, soñaba con otras hermanas que habían fallecido también”, era casi como un don del cielo.
También expresó que su mayor fijación estaba en ayudar a los más pobres y muchos admiraban la pasión con la que los defendía y ayudaba, “Para ella no había pobre, ni rico, ni niño, ni sucios o limpios, todos eran iguales para ella”.
“Unos indígenas lanzaron flechas a la hermana Inés y la mataron, así murió ella”
La historia de su muerte es casi como una novela de realismo mágico. Para poder explicar, primer debemos mencionar que en el sector donde se encontraban, una empresa minera quería ocupar la selva, y estaban siendo atacados por un grupo de indígenas Tagaeri que defendían su territorio. “Los Tagaeri eran un pueblo muy agresivo y le quitaban a las petroleras las carpas de los ranchos, se llevaban las botas, la comida y etcétera” añadió Laura.
Ante el panorama, la empresa optó por pedir ayuda al Monseñor del pueblo y al padre José Miguel Goldáraz. Les sugirieron la idea de entrar en la comunidad y hacerse amigo de los indígenas, para posteriormente negociar con ello. Al principio la idea no le sonaba del todo al padre, pero un par de días después, hubo un altercado entre trabajadores de la compañía e indígenas, dejando un saldo de tres muertos. En ese momento, Monseñor, que se alistaba para una viaje a España, decide quedarse un par de días para negociar con la comunidad.
Inés trabaja con Goldáraz, y cuando se enteró de la misión, exigió acompañar a Monseñor. Cuando llegaron al lugar, se dieron cuenta de que este grupo no era como los otros, “Vivian arriba del río Yasuní” completamente desnudo y alejados de la civilización.
Para llegar al lugar tomaron el helicóptero de la compañía. Cuando aterrizaron se dieron cuenta que los Mayores habían salido de cacería. “Ellos les llevaron algunos regalos de lo que les gustan a los indígenas, espejos y cosas así, y se los dieron a las señoras y los niños”.
Sin embargo, al regresar los Mayores, no toleraron la presencia de Monseñor y la hermana Inés, es pro eso que toman la decisión de matarlos. Inés logra escapar a la selva, donde permanece por un par de horas, pero al caer en cuenta del despropósito de su fuga, decide regresar, allí ve a Monseñor a punto de ser ejecutado. Por un momento cruzan miradas y se despiden. Cuando los indígenas notan la presencia de Inés, apuntan flechas y lanzas hacia ella. Eso fue en julio de 1987.