Cosas puede recordar una persona con Alzheimer y lo primero que olvidaría, según expertos
Le contamos sobre las características de este trastorno neurodegenerativo y cómo se afecta la capacidad cognitiva de las personas que lo padecen.
La enfermedad de Alzheimer es un trastorno cerebral que destruye lentamente la memoria, las habilidades de pensamiento y, con el tiempo, la capacidad de realizar hasta las tareas más sencillas, según el Instituto Nacional del Envejecimiento del Gobierno de Estados Unidos, y es que esta ha sido reconocida como una de las enfermedades neurodegenerativas más frecuentes en las personas.
A su vez, los cambios complejos en el cerebro producidos por la enfermedad de Alzheimer pueden comenzar una década o más antes de que aparezcan los síntomas, tiempo en el que las neuronas dejan de funcionar, pierden conexiones con otras neuronas y mueren. Por esa razón, es importante conocer las causas, síntomas y señales de esta afección, por lo que aquí le contamos cuáles son las características de esta enfermedad y cómo se manifiesta en las personas:
¿Qué cosas puede recordar y cuáles son las primeras que olvida una persona con Alzheimer?
Esta forma de demencia, tal como indica David Wolk, neurólogo y co-director de ‘Penn Medicine’, el sistema de salud de la Universidad de Pensilvania, puede provocar la incapacidad de realizar las actividades diarias, como vestirse o mantener conversaciones, pero, ¿cuáles son las primeras cosas que se olvidan y qué es lo que aún podrían recordar? El neurólogo explica que esto depende de la etapa en la que se encuentre esta afección:
De acuerdo con el experto, a lo largo del desarrollo de esta enfermedad existen diferentes etapas que, aunque pueden variar en cada persona, generalmente son 7. A continuación, le contamos las características de cada una de estas:
- Etapa 1:
En este periodo aún no existen señales latentes de la enfermedad, pues probablemente comienza 10 o 15 años antes de que las personas presenten síntomas. Durante esta etapa, comienzan a ocurrir cambios en el cerebro y sus capacidades cognitivas, por lo que es una época clave para hacer ejercicios que “fortalecen” el cerebro y evitan el Alzheimer.
- Etapa 2:
En este período ya comienzan los olvidos básicos, como olvidar los nombres de las personas o dónde dejan sus objetos personales. Sin embargo, aún puede conducir, trabajar y socializar. En este punto también se pueden emplear acciones preventivas para frenar la progresión de la enfermedad, según el neurólogo.
- Etapa 3:
En este punto las personas ya experimentan dificultades de memoria notables, como tener problemas para recordar material leído recientemente, se le dificulta recordar planes y organizarse, así como para recuperar un nombre o una palabra.
- Etapa 4:
Más allá de la memoria, en este período se involucran otros aspectos de la cognición, como dificultades con el lenguaje, la organización y los cálculos, por lo que cada vez será más difícil para la persona realizar actividades diarias, como indica Wolk, afirmando que su memoria del pasado lejano suele ser significativamente mejor que su memoria de la información del día a día, por lo que es posible que aún recuerden detalles importantes de su vida.
A su vez, indica que otros desafíos de esta etapa incluye la confusión sobre qué día es y dónde están, un mayor riesgo de desviarse o perderse, cambios en sus patrones de sueño y hasta cambios de personalidad, como sospechar de los demás, tener menos interés en las cosas o sentirse deprimido.
- Etapa 5:
En esta etapa disminuye su independencia; pues, además de una alta probabilidad de tener problemas para recordar a sus familiares o amigos cercanos, es posible que les cueste aprender cosas nuevas y hacer tareas básicas como vestirse. Entre otras señales de esta etapa se encuentran las alucinaciones, los delirios o la paranoia.
- Etapa 6:
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Este período es en el que se presentan síntomas más graves que hacen que su capacidad para gestionar su propio cuidado disminuya, así como la capacidad de comunicarse efectivamente.
- Etapa 7:
Este período aparece cuando se causa un deterioro físico y mental grave, por lo que es posible que necesiten atención las 24 horas del día para ayudarlos a caminar, sentarse o tragar. Pueden tener una movilidad reducida y su cuerpo también puede volverse vulnerable a infecciones.