Terminaron 22 años de incansable búsqueda para una familia en Huila
Esta entrega digna se da en el marco de las medidas cautelares adoptadas en 2021.
Neiva
El pasado 2 y 3 de mayo, la Jurisdicción Especial para la Paz – JEP en acción conjunta con la Unidad de Búsqueda de Personas dadas por Desaparecidas, entregó a sus seres queridos el cuerpo de un niño que fue reclutado a los 16 años por las extintas Farc-EP y que murió seis meses después en medio de un enfrentamiento.
Esta entrega se dio en el marco del Caso 07: ‘Reclutamiento y utilización de niñas y niños en el conflicto armado’, en desarrollo de las medidas cautelares decretadas por la Sala de Reconocimiento sobre el cementerio del corregimiento de La Unión Peneya, en el municipio de La Montañita, Caquetá, en donde se recuperaron 47 cuerpos de personas que podrían corresponder a desaparecidos en el conflicto.
La entrega digna, la inhumación y la ceremonia en memoria de la víctima se llevó a cabo gracias al trabajo articulado entre las instituciones que conforman el Sistema Integral para la Paz. La JEP y la UBPD, quienes coordinaron y dirigieron actividades con el Instituto Nacional de Medicina Legal para lograr la identificación de la víctima.
“Uno recuerda jugar, ver muñequitos, hacer cosas de niños y después ver a mi mamá llorando, buscándolo. Para ella fue duro no verlo. No poder hacerle un velorio, ni llevarlo a una iglesia. Mamá sufrió mucho”, contó la hermana de la víctima durante la diligencia de entrega digna que tuvo lugar en Huila, en donde la familia se reencontró para cerrar juntos años de incertidumbre y dolor.
La familia le contó al despacho relator del Caso 07 que hace unos años, integrantes de las extintas Farc-EP les informaron sobre la presunta inhumación del cuerpo de su ser querido en el cementerio de La Unión Peneya. Sin embargo, como no les permitieron ver el cuerpo, no pudieron tener certeza que se tratara de él.
La explicación del Instituto de Medicina Legal reveló que la identificación del cuerpo se comprobó mediante pruebas de ADN. Es decir, el hallazgo coincidió con el perfil genético de su madre.
Esta es una de las conductas que la JEP más encuentra asociada al reclutamiento. El hallazgo explica por qué el 40% de las víctimas acreditadas en este caso corresponden a madres, padres, hermanas y hermanos de niñas y niños reclutados y dados por desaparecidos.