Unisinú 50 años: Arquitectura y paz para transformar ciudades
La Universidad del Sinú celebra 50 años de excelencia académica y transformación social en este 2024.
Montería
El arquitecto antioqueño John Octavio Ortiz Lopera, Co-Fundador y director de planificación y diseño en Arquiurbano Taller, participó este viernes 12 de abril en el evento Arquitectura y Paz, en el marco de los 50 años de la Universidad del Sinú – Elías Bechara Zainúm.
Se trata de un arquitecto de la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, con estudios en la Universidad de Harvard en su programa de formación ejecutiva como Climate Resilient Architecture: New Approaches to Desing whith Materials y The Walkable City.
En entrevista con Caracol Radio, el experto habló sobre la arquitectura y el rol crucial que asume en tiempos del posconflicto, proyectándose como una herramienta que abarca un ideal mayor que la mera reconstrucción física de los espacios ciudadanos.
¿Por qué discutir este tema en el entorno universitario?
Que la Universidad del Sinú esté discutiendo estos temas tan importantes de nuestra sociedad es fundamental. Las academias tienen un rol fundamental en la transformación de las ciudades y Unisinú está demostrando con este evento que la ciudad es importante para la universidad. Vengo de la ciudad de Medellín y la capitán antioqueña, como bien se sabe, ha sido golpeada por la violencia. En los últimos 30 años nuestra ciudad fue la más violenta del mundo y nosotros logramos desde una visión integral, desde la política y desde los equipos técnicos, y desde la arquitectura y el urbanismo, pasar de ese medio a una ciudad que tiene esperanza de transformarse.
Al día de hoy somos una capital referente donde la arquitectura ha sido plataforma para llevar a cabo programas de altísima calidad a los territorios, con una planeación que se ha hecho de abajo hacia arriba. Entonces, el tema es muy pertinente porque en Montería, en esta segunda vez que la visito, encuentro muchas oportunidades y visiones que tiene la universidad, el gobierno y los ciudadanos, que la hacen referente en las ciudades intermedias de Colombia.
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¿Cómo puede el urbanismo transformar realidades como la violencia o la pobreza en una sociedad?
La arquitectura y el urbanismo tienen un rol fundamental. Por ejemplo, humanizar y pacificar las calles. La violencia no solo se da por asesinatos o por actos criminales, resulta que un incidente vial también es un acto violento y, entonces, si nosotros desde la arquitectura humanizamos nuestras calles, que sean más seguras para nuestros niños o con entornos escolares que protejan a los más pequeños, estamos aportándole profesionalmente a nuestras ciudades.
He escuchado que, para el caso de Montería, la Administración Municipal está trabajando en tener entornos seguros para los estudiantes y eso para mí es muy loable, porque ahí es donde tenemos que empezar a transformar.
Otro punto muy importante que hemos conversados con los estudiantes en la Universidad del Sinú es tener ciudades que entren en sintonía con sus sistemas ambientales, como sus ríos y quebradas. Ustedes en Montería tienen un rio maravilloso y una Ronda del Río Sinú espectacular y hoy son un ejemplo de cómo las ciudades deben entrar en sintonía con la naturaleza. Eso es hacer ciudades con espacios públicos de calidad que, a la vez, mejoran y pacifican los territorios.
¿Qué tipo de obras funcionarían?
Equipamientos que permitan llevar la cultura y la educación, que son herramientas fundamentales para transformar desde la base nuestras sociedades. Hablo de sociedades más formadas, pues sociedades que tengan intrínseca la cultura en sus barrios, van a permitir arrebatarles a esos jóvenes que las empresas criminales se quieren llevar.
Lo digo porque en Colombia la violencia está construida por organizaciones criminales. Entonces, si nosotros, desde la academia y la administración pública hacemos infraestructuras que brinden oportunidades a nuestros jóvenes, vamos a tener una mejor sociedad.
Ya lo vivimos en Medellín y se puede hacer, con una clave: haciéndolo de manera colectiva. Que sean los ciudadanos, empresas, gobierno y academia trabajando unidos, de manera participativa y creativa.
¿Cuáles obras emblemáticas transformadoras podemos citar como ejemplos?
Los que conocen Medellín saben que tenemos sistemas metrocables. El sistema de transporte en Medellín ha permitido conectar a los sectores menos favorecidos de nuestra ciudad, con un servicio de altísima calidad. Ese es un primer ejemplo. Segundo, en esos entornos donde hay sistemas de transporte de calidad, hacemos proyectos urbanos integrales, trabajamos en escuelas, calles, centros culturales, bibliotecas y centros de salud.
En el borde de la montaña de la ciudad de Medellín estamos construyendo un cinturón verde metropolitano, en una urbe que va creciendo aceleradamente, con ecohuertas, viveros y proyectos productivos. Y al Río Medellín lo estamos convirtiendo en el parque más importante de nuestra ciudad. Estamos enterrando las autopistas que encarcelan al río para convertirlo en un parque.
Nos comentaba que es admirador de la Ronda del Sinú. ¿Qué es lo que más le llama la atención de este parque lineal?
Este parque lineal es pionero e inspirador de muchos proyectos en las ciudades de Colombia. Por ejemplo, el parque del Río Medellín se inspiró en la Ronda del Río Sinú. Lo digo porque antes de proyectar ese gran programa de ciudad, analizamos este proyecto de Montería. Lo que tiene de diferente es su vínculo entre el sistema ambiental, la flora y la fauna, el espacio público y la ciudad.
Por lo general los arquitectos creamos proyectos que son más plazas que parques, hacemos superficies duras que al final nadie habita. En la Ronda del Sinú ustedes logran todo un equilibrio entre fauna, senderos, ciclovías, locales comerciales, y cuando juntamos todo eso hacemos ciudades más vivas y felices.
¿Qué tal fue la experiencia compartiendo con los estudiantes de Unisinú?
Yo estoy feliz porque mi ejercicio profesional me lleva a caminar por muchas ciudades y soy un docente de corazón. Ver ese auditorio lleno de estudiantes, de personas que están en formación, es gratificante. Los ponentes dejamos una semilla de inspiración para los estudiantes que son el futuro. Son ellos lo que el día de mañana van a tomar decisiones y a diseñar proyectos, entonces poderles dejar una semilla nos llena de alegría.