Paro armado del ELN, ¿es momento de abrir el diálogo a las comunidades?
Panelistas consideran que es necesario empezar a vincular a las comunidades que sufren el enfrentamiento entre armados y generan afectaciones a los derechos humanos.
En Hora20 el análisis a los hechos con los que inicia la semana. Un complejo panorama de orden público en el suroccidente del país, el paro armado que decretó el Eln en el Chocó al tiempo que se extiende el cese al fuego con esta guerrilla. También el análisis a la violencia registrada durante este fin de semana en Tuluá. Después el debate sobre la emergencia carcelaria decretada por el gobierno.
Solo cinco días después de que el Eln y el Gobierno anunciaran la prórroga del cese al fuego, el Frente de Guerra Occidental Omar Gómez anunció un paro armado indefinido en cinco municipios del Chocó, este sería al menos el sexto paro armado desde diciembre del 2022. En esta ocasión y como ha ocurrido en otros momentos, el Eln denuncia la connivencia entre el paramilitarismo y el clan del Golfo, lo cual, lleva que la organización armada no permita la libre movilidad de las personas ni el ingreso de alimentos a la zona decretada que afectaría unas 27 mil personas bajo el confinamiento. Mientras comandante de las fuerzas militares dice que la situación está controlada, alías, Fabián comandante del frente, dice que ellos mantienen el control sobre cinco municipios.
En cuanto al impacto en el cese al fuego que se prorrogó, estas acciones del Eln son consideradas como una violación por parte de la Defensoría y Fuerzas Militares, sin embargo, este paro y las acciones que se desencadenan como el confinamiento y desplazamiento no serían motivo de un rompimiento al cese, pues un cese al fuego y no de hostilidades; un escenario que representaría las dificultades que enfrenta la mesa de negociación con el Eln.
De otro lado, está el complejo y preocupante panorama de violencia que vivió Tuluá este fin de semana. Después de la captura de alias “Nacho” el pasado viernes, durante el sábado en la ciudad se desató el caos con la quema de vehículos y varios ataques sicariales perpetrados por miembros La Inmaculada, una organización dedicada al narcotráfico, sicariato y extorsión en el centro del Valle del Cauca, de la cual “Nacho” es el líder. Tuluá permanece militarizada desde el sábado, se decretó toque de queda y se esperan soluciones de fondo, pues en el 2023 la ciudad fue blanco de ataques a la justicia, asesinato de un candidato al concejo, de un concejal electo y de amenazas al quien es hoy el alcalde en ejercicio de esa ciudad. Lo que dicen los panelistas
Para Jairo Libreros, abogado, profesor universitario y experto en asuntos de seguridad, en el escenario actual de violencia el Eln podría perder la presencia en el Cañón de Garrapatas, “si lo pierden, todo el norte del Valle tendrá una repercusión muy grande porque el Clan del golfo se apodera del Valle y tendría control de la entrada de armas que llegan por el Pacífico”. Detalló que no hay estrategia de seguridad nacional, pero tampoco para el Pacífico, “ahí se requiere una estrategia porque si el Clan del Golfo se queda con esa zona, la paz total desaparecería rápidamente”. El experto también comentó que una de las respuestas debe ser una visión estratégica de Bogotá respondiendo al diagnóstico local, “no hay visión en MinDefensa y MinInterior que tenga en cuenta las dinámicas locales”.
Sobre el panorama en Tuluá, dijo que estamos ante una organización que no tiene más de 80 personas, en total son unas 200 y tienen 130 capturados, 95 en cárcel y 22 de ellos tienen mando sobre las unidades en Tuluá, “La Inmaculada tiene mando porque es la primera organización que después de la pandemia, entendió que podía apoderarse del espacio público. En la alcaldía anterior no se hizo nada y coparon espacios económicos”.
María Teresa Ronderos, periodista, columnista en El Espectador y directora del Centro Latinoamericano de Investigación periodística, planteó que hay falta de claridad en paz total, “esa paz no arrancó con las comunidades en el centro y se enviaron señales confusas y el Ejército tampoco sabe dónde pararse”. Destacó que tal vez esta crisis es positiva porque obliga empezar a pensar cómo se resuelven las cosas en la práctica, “el ELN es perseguido por el clan del Golfo, pero el Ejército no los puede defender. Hay que ver cómo en terreno se pone a la población en el centro”.
José Félix Lafaurie, presidente de Fedegán, columnista y miembro del equipo negociador del gobierno en los diálogos con el Eln, compartió la narrativa de la gobernadora del Chocó de reclamar participación de la comunidad en el diálogo con el ELN, “así como con las Farc, las víctimas están en el centro de negociación, acá en el diálogo son las comunidades; hay un valor sustantivo y los tres primeros puntos de la agenda es evitar que la violencia afecte a las comunidades”. Detalló que vale la pena abrir un espacio en el próximo ciclo, “en el acuerdo identificamos siete zonas, y el caso del Chocó por la disputa territorial necesariamente merece un tratamiento muy especial”.
Agregó que no hay derecho a que cinco días después de los acuerdos de Cuba, se decrete un paro armado, “eso desdice de la capacidad de respuesta del Eln en sus frentes de guerra”. Por último, dijo que la situación del Chocó merece que deba ser la propia gobernadora del Chocó la que vaya a la mesa de diálogo y se lo diga a los delegados del Eln.
Luis Fernando Trejos, politólogo, profesor en la Universidad del Norte, experto en asuntos de conflicto y columnista, explicó que en el Chocó desde 2020 hay una guerra entre ELN y AGC, “ellos iniciaron un proceso de expansión que tiene casi que desterrado del Chocó al ELN y el paro armado es un mecanismo de la guerrilla para frenar esa ofensiva militar”. Resaltó que el Estado no aparece como tercero en discordia y no ofrece garantías de seguridad a la comunidad, “el cese al fuego bilateral es un avance significativo en negociación, pero toca ver el alcance en territorio donde hay disputas entre armados”, además, dijo que en la medida que queden zonas grises en los acuerdos con el ELN, la guerrilla se aprovecha de eso y sigue presionando a las comunidades.
También manifestó que es determinante poner sobre la mesa si el ELN realmente tiene unidad de mando en todos los frentes de guerra que operan en el país, parece que el Oriental y Occidental son ruedas sueltas de la negociación”, de hecho, habló de una tesis sobre los tres tipos de ELN: hay un ELN que negocia, otro que no negocia como frentes de guerra Oriental y Occidental y el ELN venezolano, del cual se desconoce cuál es su postura frente a la negociación.