Champions League

INEOS, de figurar en el ciclismo con Egan Bernal a tratar de salvar al Manchester United

El United vendió el 25% de sus acciones a Jim Ratcliffe, dueño de la empresa química que salvaría al club de su mala racha financiera.

Manchester United | Foto: Julian Finney/Getty Images

Manchester United | Foto: Julian Finney/Getty Images / Julian Finney

Las ansias de victoria de un equipo que no ha logrado sus mejores resultados en los últimos años, llevaron al Manchester United a tomar decisiones necesarias en pro de la estabilidad económica del club. La controversial relación con los Glazer y la ausencia de resultados concretos que pinten un panorama más brillante, trajeron al juego a INEOS, que llegaría como un bálsamo para el futuro del cuadro inglés.

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El club terminó este sábado con un culebrón que ha durado trece meses. Con la venta del 25 % del accionariado a Jim Ratcliffe y su empresa química, se acaba con un proceso de “revisión estratégica” que se enquistó durante muchos meses, que coqueteó con la entrada de Catar en la Premier League y que dio un rayo de esperanza a los aficionados de los ‘Diablos Rojos’, que llegaron a soñar con la salida de los Glazer tras diez años de fracasos.

Porque esa es la principal clave de que llegue INEOS, el United se ha cansado de fracasar, y sobre todo sus aficionados, que no catan una Premier League desde que se fuera Alex Ferguson hace una década y una Champions League desde 2008. Estos han dirigido protestas contra los Glazer, con el habitual “Glazer Out” (Glazer fuera), en prácticamente todos los partidos.

Acusan a la familia estadounidense de haber utilizado el club para enriquecerse a la vez que aumentaba la deuda neta del equipo -unos 700 millones actualmente- y de haberse despreocupado de la parcela deportiva, con fichajes improductivos y contratos ilógicos.

A Ratcliffe le han dado las llaves del club en la organización deportiva y en él recaerá decidir quiénes llevarán las riendas de los equipos masculinos y femeninos, además de la cantera. La primera medida que entrará en vigor será cambiar la política de contratos, hacerlos más cortos para evitar el apalancamiento de los jugadores a la larga y eliminando la cláusula automática de renovación por una temporada que se incluye en los actuales.

También se tratará de evitar pagar sobreprecios por jugadores, como ha sido el caso en los últimos veranos de Rasmus Hojlund, por el que se soltaron 70 millones, y de Antony, por el que se pagó 90 millones, cuando tanto Atalanta como Ajax de Amsterdam hubieran estados dispuestos a vender por, por lo menos, veinte millones menos.

Además del plano deportivo, está el extradeportivo, donde no han faltado líos en los últimos tiempos. A Mason Greenwood, máxima promesa de la academia, le acusaron de intento de violación y maltrato, lo que provocó que estuviera apartado del equipo durante más de un año y tuviera que salir cedido al Getafe, pese a que, una vez que se le retiraron los cargos, el club intentó readmitirle. Tras las protestas de los aficionados y de los trabajadores del club, el United le mandó a Getafe y por el camino, Richard Arnold, presidente ejecutivo, dejó su cargo, siendo de los más señalados por la gestión de este problema.

También fue acusado de maltrato Antony, que estuvo fuera del equipo unas semanas, hasta que se le readmitió.

A esto hay que sumar la indisciplina de Jadon Sancho, excluido desde hace meses por criticar el redes sociales a Erik Ten Hag. El holandés le reprochó públicamente que no estaba en forma y que no se esforzaba en los entrenamientos y Sancho le desmintió en redes y dijo que le usaban “como cabeza de turco”. El inglés, por el que se pagaron 70 millones, no puede entrenar ni usar las instalaciones del primer equipo y, visto su rechazo a pedir perdón, lo más probable es que salga en el próximo mercado invernal.

El caso de Ten Hag también lo tendrá que acometer Ratcliffe, con el entrenador en duda después de que se filtrase que buena parte del vestuario no cree en su estilo de juego y que los resultados no le estén dando la razón. El equipo está fuera de Europa, tras no pasar una fase de grupos con Copenhage y Galatasaray, a doce puntos del liderato y con más derrotas en Old Trafford desde que se fue Ferguson que en los 26 años que el escocés estuvo en el United.

Si el holandés aún tiene crédito es por la falta de opciones en el mercado para sustituirle y porque su primera temporada fue de notable, con la clasificación a la Champions -impulsada por el catastrófico curso de Chelsea, Liverpool y Tottenham-, y con el primer título en cinco años, la Copa de la Liga.

La inversión de INEOS, que se contabiliza por 300 millones hasta finales de 2024, además de mejorar el equipo, también tendrá que mejorar las instalaciones, con el punto de mira puesto en Old Trafford, un estadio que empieza a quedarse anticuado respecto a sus rivales; tanto Manchester City, como Liverpool, Tottenham Hotspur y Arsenal han acometido renovaciones en sus campos en los últimos diez años.

Hace semanas se hizo viral un vídeo en el que partes del techo del estadio se caían, fiel reflejo del estado del estadio, que Gary Neville, leyenda del club, definió como “ruina”. Pese a la historia del campo y ser el que mayor capacidad tiene de la Premier League, no ha sido elegido para albergar la próxima Eurocopa de 2028, mientras que su vecino del Etihad Stadium, sí. Construir uno nuevo o remodelar será otro de los puntos del día en las futuras reuniones de Ratcliffe.

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