Telescopio espacial Webb captó asombrosa imagen de restos de una estrella a 11 mil años luz
La imagen fue tomada en el remanente de la supernova Cassiopeia, una de las supernovas sobre las que se tiene información más reciente de su destrucción.
El espacio exterior no deja de sorprender con imágenes cada vez más impactantes de sus secretos. Los registros que la ciencia toma son cada vez más asombrosos.
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El trabajo que hacen observatorios espaciales como el telescopio James Webb, construido y operado por la Agencia Espacial Europea, la Agencia Espacial Canadiense y la NASA, revela información fundamental para la ciencia.
Tal es el caso de las últimas imágenes tomadas por ese telescopio en el remanente de la supernova Cassiopeia A. El registro se hizo a una resolución nunca antes alcanzada.
Cassiopeia es un remanente de supernova, es decir, los residuos de la explosión de una gran estrella, que se encuentra a unos 11 mil años luz de la galaxia de la Vía Láctea.
La alta resolución de la imagen ofrece detalles puntuales sobre la carcasa en expansión de material que se estrella en el gas proyectado por la estrella antes de que explotara.
La estrella de la que surgió Cassiopeia explotó hace al menos 340 años, en tiempo de la Tierra. Este es uno de los registros de supernova más recientes que tiene la ciencia y al que ha dedicado un estudio extensivo.
La búsqueda de una imagen
La última imagen revelada por el James Webb es el resultado de años de trabajo de las agencias espaciales para lograr captar los detalles del espacio a mayor detalle.
Durante mucho tiempo, los observatorios terrestres y basados en el espacio, incluido el telescopio espacial Hubble de la NASA/ESA, se han dedicado a ensamblar la imagen de longitud de onda múltiple de Cassiopeia.
En abril de 2023, el instrumento de infrarrojo intermedio MIRI de James Webb inició el trabajo para lograr la imagen más detallada que se conozca de ese remanente de supernova.
Los primeros intentos revelaron detalles sorprendentes sobre la estructura del caparazón interno de Cassiopeia.
Sin embargo, muchas de esas características son invisibles en la nueva imagen de Nircam, y los astrónomos están investigando por qué es así.
La luz infrarroja con la que se toman las imágenes es invisible para la vista humana, por lo que los procesadores de imágenes y los científicos representan estas longitudes de onda de luz con colores visibles.
En la imagen más reciente de Cassiopeia, los colores se asignaron a los diferentes filtros de Nircam, un instrumento que hace parte del telescopio, y cada uno de esos colores sugiere una actividad diferente dentro del objeto.
A primera vista, la imagen Nircam puede parecer menos colorida que la imagen Miri. Eso quiere decir que se reduce a las longitudes de onda en las que el material en el objeto está emitiendo su luz, explicó la NASA.
La última imagen tomada por el telescopio James Webb se divide en distintos grupos de colores. Los más evidentes son el naranja brillante y el rosa claro, que forman la capa interna del remanente de Cassiopeia.
La visión afilada del telescopio Webb puede detectar los nudos de gas más pequeños, compuestos de azufre, oxígeno, argón y neón de la propia estrella.
El gas que identifica el telescopio tiene incrustada una mezcla de polvo y moléculas que en el futuro podrían incrustarse a nuevas estrellas y sistemas planetarios.
La imagen total de Cassiopeia abarca al menos diez años luz, lo que podría representarse como unos 96 billones de kilómetros.
Detalles de Cassiopeia
Los científicos de las tres agencias espaciales que operan el telescopio James Webb compararon la nueva vista de infrarrojo de Cassiopeia, con una de infrarrojo medio.
Así descubrieron que la cavidad interna de los residuos de la estrella que explotó, así como su caparazón más externo, no tienen color.
Las zonas del caparazón interior principal de Cassiopeia se ven en la nueva imagen como humo de una fogata.
Por otro lado, en la imagen hay un color blanco que, según los científicos, se produce por partículas cargadas que viajan a velocidades extremadamente altas y en espiral alrededor de las líneas de campo magnético.
La radiación sincrotrón (generada por partículas eléctricamente cargadas que se mueven a alta velocidad) también es visible en las cáscaras de burbujas en la mitad inferior de la cavidad interna.
Tampoco se observa en la vista del infrarrojo cercano el bucle de la luz verde en la cavidad central de Cassiopeia que brillaba a la luz del infrarrojo medio, apodado como “el monstruo verde” por el equipo de investigación.
Los científicos describieron esta característica como “difícil de entender” en el momento de su primera mirada.
Si bien el “verde” no es visible en Nircam, lo que queda en el infrarrojo cercano en esa región puede ofrecer información sobre la misteriosa característica.
Los agujeros circulares visibles en la imagen Miri (otro instrumento que hace parte del telescopio) se describen ligeramente en la emisión blanca y púrpura en la imagen de Nircam.
Lo anterior representa el gas ionizado. Los investigadores creen que la razón es que los escombros de supernova empujan y esculpen el gas dejado por la estrella antes de que explotara.
Otro detalle sorprendente para los investigadores fue visto en la esquina inferior derecha de la imagen. Lo llamaron Baby Cassiopeia, pues parece ser una extensión de la explosión original de la estrella
El Baby Cassiopeiaes un eco ligero. La luz de la explosión de la estrella ha alcanzado, y está calentando el polvo distante, que brilla a medida que se enfría.
La complejidad de los nudos de polvo captados por James Webb, y la aparente cercanía entre Baby Cassiopeia a Cassiopeia (el remanente original) generan la intriga de los investigadores.
Según los cálculos realizados a partir de la imagen, Baby Cassiopeia está ubicada a unos 170 años luz detrás del remanente de supernova de Cassiopeia.
A este cuerpo se suman otros ecos de luz más pequeños y dispersos, identificados por la imagen del telescopio.