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Falleció Maruja Vieira, decana de la poesía en Colombia

La poeta y académica manizaleña celebró en diciembre de 2022 sus cien años de vida. Desde el pasado 25 de octubre se encontraba internada en una clínica de Bogotá.

Maruja Vieira, poeta colombiana. Foto: Colprensa.

En la mañana de este 28 de octubre de 2023 se confirmó el deceso de la poeta manizaleña Maruja Vieira, conocida como la decana de la poesía en Colombia y nombrada como la poeta viva más importante del país.

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Vieira había llegado a sus cien años y el próximo 25 de diciembre cumpliría 101. Toda su vida la dedicó a la literatura, el periodismo, la academia y el feminismo.

La información sobre su fallecimiento la dio a conocer su hija, Ana Mercedes Vivas Vieira, a través de sus redes sociales. “La muerte en nuestra casa cumplió su fiel palabra, todo fue tan sencillo como el partir de un barco”, escribió citando uno de los poemas de su madre.

Desde el pasado 25 de octubre la poeta se encontraba internada en la Clínica Marly de Bogotá, según informó en su momento Vivas Vieira.

Maruja está en la Clínica Marly en sus últimos días. Ha entrado a cuidado paliativos. La está viendo un equipo estupendo, pero su corazón centenario y generoso no da más”, escribió su hija, quien también es poeta.

Recientemente, Maruja Vieira había recibido la Orden Nacional al Mérito, por parte del canciller Álvaro Leyva. El equipo del Ministerio de Relaciones Exteriores de Colombia visitó tu casa, ubicada en la localidad de Chapinero (Bogotá), para rendirle un sentido homenaje.

Maruja Vieira: vida y palabra

Hablar de Maruja Vieira y de su obra poética, es hacer una evocación de la memoria y la fuerza de la palabra, para contener las llamas del olvido.

Nació en Manizales (Caldas) el 25 de diciembre de 1922. Sus padres la llamaron María Vieira White, pero el poeta Pablo Neruda, Premio Nobel de Literatura, le dijo al leer sus poemas: Te llamarás Maruja.

Desde entonces, la poeta y periodista empezó a firmar su obra como Maruja Vieira. Un bautizo con el fuego de la palabra que ella mantuvo encendido hasta llegar a sus cien años de vida.

Maruja fue poeta, ensayista y periodista. Hizo parte de la Academia Colombiana de la Lengua, como miembro de número.

Una mujer de avanzada, precursora en ocupar cargos ejecutivos en importantes instituciones de Colombia, como el Servicio Nacional de Aprendizaje (SENA).

Tuvo una influencia importante como periodista en su país y en Venezuela. Escribió en diarios como El Espectador, al lado de Gabriel García Márquez, con quien mantuvo una cercana amistad.

Entre 1947 y 2022, su palabra ardió en una lista de libros que sobrepasa los quince publicados. En 2023, la Cancillería de Colombia, a través de sus embajadas en Madrid y Lisboa, presentarán su último libro.

Se trata de la antología titulada “Sueño de otros caminos”, en la que se recopilan poemas de su autoría, así como de su hija, la poeta Ana Mercedes Vivas Vieira, y del escritor de raíces caldenses Antonio María Flórez.

El centro del libro es la búsqueda de la paz en Colombia, de la cual Maruja fue férrea defensora, a través de la unión de tres voces poéticas que representan un fragmento muy importante de la literatura colombiana.

La lista de méritos y reconocimientos que recibió Maruja Vieira es extensa y bien nutrida. Recibió premios como la Orden Aquilino Villegas, del departamento de Caldas, y la Gran Cruz de su ciudad natal, Manizales.

También le otorgaron la Medalla Simón Bolívar del Ministerio de Educación Nacional y en la Feria Internacional del Libro de Bogotá, en 2010, fue reconocida como la poeta viva más importante del país.

Luego, en 2012, le fue otorgado el Premio Vida y Obra del Ministerio de Cultura de Colombia, así como la Gran Orden de Cultura.

Pese a todos sus reconocimientos, Maruja siempre fue una mujer sencilla, de palabras pausadas y maneras suaves como el ritmo de su poesía.

Maruja Vieira, poeta colombiana. Foto: Colprensa. / Juan Pablo Bayona

Maruja Vieira en un poema

Tres cosas siempre tuvieron especial importancia para Maruja Vieira: la memoria, el amor y Manizales, su ciudad natal.

Afirmaba que su poesía solo conocía “de la música, de las palabras”, no de rimas ni de formas predefinidas.

Una parte importante de su obra tenía nombre propio: José María Vivas Balcázar. El poeta, con quien solo estuvo casada un par de meses porque murió tempranamente, siempre estuvo en sus textos. “Toda la poesía de amor que yo escriba, es para José María”, decía Maruja.

Aunque era aún una niña cuando se trasladó a Bogotá para vivir allí junto a sus padres, la capital caldense siempre tuvo un lugar especial en su corazón.

Por esa razón, al preguntarle por su poema favorito, siempre citaba “Los muros y el recuerdo”. Lo sabía de memoria, como gran parte de su obra, y con él evocaba la infancia y la vida en esa ciudad que jamás dejó ir al olvido.

Los muros y el recuerdo

Era blanca mi casa, con ardientes geranios

que cifraban la luz en las altas ventanas.

Había enredaderas finas y acariciantes,

lirios que recordaban la frente de mi madre.

Allá crecieron dalias, claveles y azaleas

para la cruel dulzura de mis manos pequeñas.

Allí aprendí la forma del árbol en el viento

y el viaje de las nubes en el agua del cielo.

Los pasos de mi padre resonaron alegres

en el amor lejano de mi primer recuerdo

Y poco a poco fueron haciéndose más lentos,

mientras mis ojos iban descifrando universos.

Allá una tarde supe que en el trigo hay angustia

cuando siegan de pronto su dorada cabeza.

Me arrancaron del alma los geranios ardientes

y los lirios y el río de los amaneceres.

Se llevaron mis ojos a un paisaje distinto,

de montañas heladas bajo cielos de acero.

Me quedó un vago asombro de ternura y ausencia

y un camino que busco más allá de los sueños.