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El potencial de la biomasa agropecuaria como fuente de energía limpia

La red sectorial forestal colombiana será clave en el proceso de transición energética.

El potencial de la biomasa agropecuaria como fuente de energía limpia

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Crédito: Fedemaderas

El director Ejecutivo de la Federación Nacional de Industriales de la Madera FEDEMADERAS, Juan Miguel Vásquez, destacó en diálogo con Planeta Caracol la importancia de tener en cuenta dentro de las fuentes alternativas de generación de energía el uso de la biomasa agropecuaria y forestal. Las empresas están listas para incorporarse en la nueva matriz energética con una fuente inagotable.

Juan Miguel Vásquez recordó que uno de los objetivos del Plan Nacional de Desarrollo del Gobierno actual es impulsar la penetración de energías renovables y adelantar una transición energética gradual, justa y sostenible. La pregunta sigue siendo cuáles serán las fuentes y tecnologías seleccionadas para dar ese salto.

En la carrera mundial por reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles (77% de la energía se obtiene del carbón, el petróleo y el gas, según el FMI) y de paso alcanzar la meta de cero emisiones de gases efecto invernadero, principalmente dióxido de carbono, han surgido opciones como las energías mareomotriz, eólica o solar, la geotermia, la bioenergía y el hidrógeno verde.

La ONU ha recomendado invertir en fuentes de energía alternativas que sean limpias, accesibles, asequibles, sostenibles y fiables. “Los recursos aportados por el Sol, el viento, el agua, los residuos o el mismo calor de la Tierra, que se encuentran en abundancia en nuestro entorno, son renovados por la propia naturaleza y emiten pocos (o ninguno) contaminantes”, dice un informe del organismo.

Colombia ha puesto sobre la mesa el aprovechamiento eficiente y sostenible de la biomasa para la generación de productos, procesos y servicios como la bioenergía. La biomasa puede provenir de residuos agrícolas (rastrojos, malezas, cáscaras, huesoso de frutas), forestales (residuos de poda, bagazos, pellets, serrín), agroalimentarios (aguas de vegetación, residuos de la industria ganadera o de producción de alimentos) o residenciales (desechos orgánicos).

De acuerdo con el documento “Bioeconomía para una Colombia, potencia viva y diversa: hacia una sociedad impulsada por el conocimiento”, publicado en 2020 por el Gobierno nacional, solo en biomasa residual vegetal, clasificada como una fuente no convencional de energía renovable, Colombia tiene un potencial de generar más de 43 millones de toneladas al año.

Vásquez destacó que los productos, subproductos y residuos procedentes de bosque son una fuente valiosa para la energía eléctrica y térmica, por sus características de desarrollo y por la facilidad con que se ponen en combustión.

Este gremio incluyó la bioenergía dentro de sus objetivos e hizo un llamado a los Ministerios de Agricultura y Minas y Energía para que se sumen a dicho propósito, después de todo, según Vásquez, “la transición energética no es cuestión de ciertos sectores sino de la sociedad completa”.

En la red sectorial forestal hay empresas que llevan casi una década buscando posibilidades para desarrollar proyectos de generación de energía con biomasa forestal, las cuales además han asesorado a otras en el mismo camino. Lejos de ser una factibilidad, hoy Colombia cuenta con una planta de generación eléctrica a partir de biomasa forestal en Puerto Carreño (Vichada) que genera 4,5 MW.

Además, se avanza en la construcción de dos plantas nuevas, la primera ubicada en el municipio de Villanueva (Casanare) con una capacidad total instalada de 25 MW Neto lo que generará más de 200 GWh al año de energía verde y firme, lo que permitirá una reducción de emisiones de CO₂ de más de 70 mil toneladas al año, y la segunda en el Valle del Cauca a partir de residuos de corteza de eucalipto para generar 120 toneladas de vapor por hora y de esa manera sustituir más de 200 mil Toneladas del CO₂ generado al año, por una parte, de las calderas a base de carbón y gas.

Estos proyectos de las compañías Refocosta y Smurfit Kappa, agremiadas a Fedemaderas, son un claro ejemplo de cómo los proyectos empresariales generan externalidades positivas a los entornos sociales y ambientales de nuestro país. “El desarrollo de la tecnología para la siembra, cosecha y disposición de los residuos forestales para la generación de energía permite el verdadero desarrollo de clústeres o cadenas de valor y se puede extender a todas las regiones del país”, destacó el directivo.

Lo cierto es que no estamos aprovechando completamente el potencial de los recursos naturales renovables. La Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA, por su sigla en inglés) calcula que el 90 % de la electricidad mundial puede tener su origen en estas fuentes, y además asegura que debería hacerlo para el año 2050.

Los desafíos de la bioenergía en Colombia, identificados por el propio Gobierno nacional, incluyen acciones orientadas al mercado, como incentivos para la promoción, financiación e inversión en biofactorías y biorefinerías, y como los encadenamientos y las exportaciones de bioproductos, según el documento “Bioeconomía para una Colombia potencia viva y diversa: hacia una sociedad impulsada por el conocimiento”.

Para ello, de acuerdo con el texto citado, es necesario definir un marco regulatorio y jurídico para los bioproductos, la bioenergía, las biofactorías y las biorefinería, pero también implementar un régimen especial jurídico en las refinerías. Con ello será posible firmar un pacto para la producción y los negocios sostenibles.

FEDEMADERAS ha mostrado interés en hacer parte de este pacto por los múltiples beneficios que traería la generación de energía por medio de biomasa forestal. Por un lado, muchas de las fuentes alternativas son intermitentes a la hora de entregar energía, es decir, no están en capacidad de cubrir una demanda permanente de 24 horas al día. Sin embargo, las empresas de este renglón están en capacidad de incorporarse en una verdadera matriz energética renovable como un actor de peso.

Por otro lado, la tecnología que usan para generar energía se considera carbono neutro debido a que las pocas emisiones que tiene provienen precisamente de un carbono que fue capturado por los árboles. Finalmente, ofrece los mismos de la reforestación: el uso de suelos pobres en fertilidad, la generación de corredores biológicos, etc.

La red sectorial forestal está en capacidad de sustituir la generación de centrales de energía como las de que funcionan con carbón mineral, gas o combustibles líquidos, logrando de esta manera el concepto de desplazamiento de tecnologías contaminantes.

El horizonte proyectado por la Misión para 2050 prevé que en Colombia haya una apropiación masiva de la bioeconomía en todos los sectores, lo que se traduciría en indicadores económicos más favorables para todo el país por cuenta de esta actividad.

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