Cinco grandes debates sobre la educación en Colombia
El encuentro ‘El futuro de la Educación’ se desarrollará el 19 de septiembre en el Movistar Arena, en Bogotá, y buscará responder estas cinco preguntas fundamentales a través de las voces de expertos de diversos sectores.
Los esfuerzos que se pueden adelantar en las regiones para mitigar la desigualdad a partir de la formación técnica y la crisis que durante décadas ha soportado el país con las universidad públicas son algunos de los puntos claves de la discusión sobre la educación en el país. Conozca las cinco preguntas principales que se estarán abordando en el foro El Futuro de la Educación, un evento que se llevará a cabo en el Movistar Arena el próximo 19 de septiembre de 8:00 a.m. a 4:00 p.m.
¿Cómo empezar a ver la educación técnica y tecnológica como una oportunidad para cerrar brechas en los territorios?
Según el Ministerio de Educación Nacional, en 2019 se registraron cerca de 2,6 millones de estudiantes matriculados en programas técnicos en Colombia. Estos programas se han centrado en formar a sus estudiantes en las habilidades y conocimientos que les permitan vincularse rápidamente al mundo laboral.
En 2021, el Banco Mundial publicó un informe afirmando que los programas cortos representaban una oportunidad para América Latina, ya que, además de ser más atractivos para los empleadores, permiten desarrollar mayores competencias en menor tiempo. Sin embargo, en Colombia históricamente ha existido una preferencia de los estudiantes hacia la educación universitaria (75%) frente a la técnica y tecnológica (21%), según MinEducación.
Para muchos estos programas, al brindar una formación más específica, tienen un potencial lo suficientemente alto para cerrar las brechas de acceso a la educación en regiones apartadas mientras se contribuye a soluciona problemáticas locales. Para eso, sin embargo, el país primero necesita desprivatizar la oferta y crear programas que fomenten el aumento de su cobertura más allá del Sena, la institución que más población estudiantil suele abarcar y que muchas veces deja a otras en desventaja.
Uno de los puntos de la Reforma a la Ley 30 de 1992 presentada por el Gobierno nacional plantea utilizar recursos del Presupuesto General de la Nación equivalentes a 0.02% del PIB para crear la base presupuestal de las Instituciones de Educación Superior Técnicas, Profesionales, Tecnológicas y Universitarias Públicas (ITTU), con el fin de fortalecer las mismas.
¿Están escogiendo los jóvenes las carreras que demanda el mercado laboral?
Actualmente las áreas que más demanda tienen en el mercado laboral en Colombia son las carreras STEM (Ciencia, Tecnología, ingeniería y matemáticas), las nuevas tecnologías de la información y las comunicaciones (TIC) y las ciencias de la salud.
No obstante, para el caso de las carreras STEM, el mundo aún presenta grandes retos para suplir la cuota. Se dice que hoy en día solo se satisface el 33% de la demanda de empleados con habilidades tecnológicas. A futuro, se estima que Colombia tendrá más de 450.000 trabajos STEM disponibles.
Hasta 2018, sin embargo, la lista de programas escogidos para cursar educación superior seguía siendo encabezada por carreras “tradicionales”: administración de empresas, contaduría pública, derecho, ingeniería industrial y psicología.
El crecimiento de la digitalización y la expansión tecnológica es una realidad innegable. Actualmente, aunque la gran mayoría de estudiantes siguen optando por carreras más “tradicionales”, Colombia ocupa el cuarto lugar en Latinoamérica con mayor número de profesionales graduados de carreras STEM con un 34%, cifra que equivale a más de 135 mil personas. Es decir, 3 de cada 10 egresados, según el estudio Talento TI de Technology, elaborado por PageGroup. La idea es que el número aumente, al igual que la participación de las mujeres en las mismas.
¿Se puede hablar en Colombia de “digitalizar” la educación?
La digitalización puede definirse como el traslado de las actividades presenciales al universo virtual, fenómeno que incrementó a raíz de la pandemia. De acuerdo con la Gran Encuesta de la Educación en Colombia, el 70% de los colombianos considera que la calidad de la educación virtual es peor que la presencial. Sin embargo, ¿es la digitalización solo el traslado de las actividades educativas presenciales a las virtuales?
Más allá de las clases a través de una pantalla, el país ya parece estar un paso más allá a la hora de hablar de transformación digital. Conceptos como la Inteligencia Artificial (IA) y su lenta irrupción en la vida diaria así lo demuestran.
Hoy, muchas personas ven en la IA una oportunidad para reducir costos y optimizar procesos a nivel laboral. Sin embargo, ¿significa esto que la IA puede llegar a reemplazar la mano de obra de los profesionales? ¿Corre riesgo el sistema educativo al empezar a implementarla o representa un beneficio?
Aunque para un país hablar de Inteligencia Artificial en su sistema educativo y el sector empresarial se asocia con innovación e ir a la vanguardia, Colombia aún requiere sanear deudas históricas en el sector tecnológico y de comunicaciones para poder concentrar sus esfuerzos en ello. La conectividad, por ejemplo, sigue siendo una deuda pendiente. El 70% de los colegios rurales en Colombia aún no cuenta con acceso a internet, según la Comunidad de Observatorios y Centros de Pensamiento en Educación. Y según el DANE, en 2018 solo un 52.7% de los hogares del país tenían acceso al servicio.
La educación superior como derecho fundamental en todos sus niveles
Este año, el Gobierno nacional presentó ante el Congreso dos documentos que, de aprobarse, trazarán un nuevo camino para el sector educativo: la Reforma a la Ley 30 de 1992 y otro proyecto de ley estatutaria para que la educación superior sea un derecho, puesto que actualmente sólo abarca desde los 5 hasta los 15 años.
El proyecto menciona que “el Estado financiará, ofrecerá y garantizará de forma progresiva el derecho fundamental a la educación superior de acuerdo con la regulación para la prestación del servicio en este nivel”.
Uno de los reclamos del movimiento estudiantil es que el Estado debe garantizar el acceso, permanencia y graduación de los estudiantes con mecanismos de financiación que vayan más allá del Icetex o de las becas estatales. Para ello, aumentar el presupuesto que se destina a las IES públicas es fundamental.
Universidades públicas: entre la deserción y el desfinanciamiento
Dentro de las problemáticas que más aquejan a las universidades públicas se encuentra la deserción. De acuerdo con un informe del Observatorio de la Juventud en Iberoamérica y el Observatorio Javeriano de Juventud, las razones por las que el 49,3% de los jóvenes dejan sus estudios son la dificultad económica para costearlos. El otro 19,9% lo hace por la necesidad de trabajar.
El déficit económico de las universidad públicas del país La universidad pública crece más rápido que el presupuesto destinado a financiar la demanda. Esto debido a que el presupuesto actualmente se calcula a partir del Índice de Precios al Consumidor (IPC). La Reforma a la Ley 30 propone que se establezca con base en el Índice de Costos de la Educación Superior (Ices) del Dane. Actualmente se estima que el déficit presupuestal es de 18,2 billones de pesos anuales.