Ciencia y medio ambiente

¿Por qué hay tantos derrumbes en la vía Bogotá- Villavicencio?

La vía al llano ha sido motivo de preocupación desde hace mucho años por los constantes derrumbes que se presentan

La entrada de la zona de la caseta de peaje Naranjal entre Bogotá y Villavicencio. (Foto por: Mario Toro Quintero/Long Visual Press/Universal Images Group vía Getty Images)

La entrada de la zona de la caseta de peaje Naranjal entre Bogotá y Villavicencio. (Foto por: Mario Toro Quintero/Long Visual Press/Universal Images Group vía Getty Images) / Long Visual Press

Las condiciones de la vía entre Bogotá y el departamento del Meta no mejoran. Tras las afectaciones por la avalancha que se presentó en la madrugada 18 de julio en el municipio de Quetame (Cundinamarca), la prolongación de las lluvias durante las últimas semanas y el sismo de magnitud 6.1 que se presentó el pasado 17 de agosto, los deslizamientos de tierra han impedido el tránsito normal entre Bogotá y Villavicencio.

Lo anterior es grave si se tiene en cuenta que la vía que conecta Bogotá con Villavicencio es una de las más importantes de toda Colombia, no solamente por el alto tráfico de pasajeros, sino además por el volumen de carga que ocurre entre ambas ciudades. Se estima que por la vía transitan más de 10 mil vehículos de carga por día, por lo que cualquier interrupción acarrea un gran costo económico.

Pero ¿por qué hay tantos derrumbes en la vía al llano? Según información del Servicio Geológico Colombiano, esta importante vía está construida en su mayoría siguiendo un valle de la Cordillera Oriental que también ayuda a desembocar el Río Negro en los llanos colombianos. En los lugares en donde no existen terrenos para este tipo de vías, como en la salida de Bogotá o la entrada a Villavicencio, la vía cruza directamente la cordillera haciendo uso de túneles.

Aunque la disposición geográfica es una ventaja para la construcción de vías, lo cierto es que también tiene una multitud de factores que la hacen especialmente vulnerable a derrumbes y avalanchas. Esto tiene su causa en tres elementos principales: la inestabilidad de la cordillera, las lluvias y los temblores.

Según el SGC estos derrumbes son denominados como movimientos en masa. “Los movimientos en masa son el proceso por el cual el volumen de material constituido por roca, suelo, tierras, detritos o escombros, se desplaza ladera abajo por acción de la gravedad”.

La entidad explicó que esta zona es proclive a este tipo de situaciones, pues tiene pendientes escarpadas y valles profundamente entallados que, sumados a las abundantes lluvias, generan caudales considerables.

Adicionalmente, allí las rocas están intensamente fracturadas por efectos de la tectónica activa (esta es una zona donde ocurren sismos de manera muy frecuente y con epicentros ubicados a menos de 20 km de distancia, como el de Quetame en mayo de 2008 y el de El Calvario en marzo de 1988).

El SGC explicó, adicionalmente, que existen rocas que, por sus características físicas y químicas, pueden generar inestabilidad. Pueden ser detonados por lluvias, sismos de magnitud considerable o actividades humanas.

Hay que sumarle que somos un país sísmicamente activo (al mes tiembla aproximadamente 2.500 veces) y predominantemente húmedo: dos detonantes fundamentales de las avenidas torrenciales como la que se dio en Quetame.

“Colombia está situada en la esquina noroccidental de Suramérica, donde confluyen las placas tectónicas Suramericana, Nazca y Caribe; una característica que explica el alto nivel de sismicidad en el país”, explica el SGC.

Además, sobre el territorio nacional se extienden las tres cordilleras, las cuales, además de ser cadenas montañosas jóvenes que aún en proceso de levantamiento y formación, están conformadas por materiales que se ven afectados por procesos como fracturamiento (grietas producidas por fuerzas tectónicas), erosión (pérdida de la capa superficial del suelo) y meteorización (descomposición de minerales y rocas).

¿Cuáles son las zonas con más riesgo por deslizamientos en Colombia?

Principalmente la región Andina. Así lo explican expertas del grupo de Evaluación de Amenaza y Riesgo Geológico del SGC, y añaden que también es frecuente encontrar procesos de inestabilidad en la Sierra Nevada de Santa Marta, en los lomeríos de los departamentos de la región Caribe, y en las serranías de la región Pacífica. Estos últimos potenciados por el alto nivel de pluviosidad o lluvias del Pacífico colombiano.

De acuerdo con los estudios elaborados por el SGC entre 2011 y 2017, como el Mapa Nacional de Amenaza por Movimientos en Masa, hay más de 500 municipios del país en donde la confluencia de las condiciones geológicas, geomorfológicas, climáticas y de ocupación y uso del suelo, potencializan la generación de movimientos en masa. Estos, a su vez, tienen detonantes como:

  • Incremento en la cantidad de agua que contiene el terreno, lo cual aumenta el peso sobre el mismo.
  • Vibración por un sismo o una explosión.
  • Cortes o excavaciones en laderas sin prever la liberación de cargas de los materiales que las conforman (sin estudios geotécnicos).

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