Murió Carlos Villa: el colombiano que tocó con The Beatles
El destacado violinista colombiano, fallecido en las últimas horas. Hace tres décadas se confesó sobre los días en que compartió estudios con John, Paul, George y Ringo.
Esta entrevista ha dormido más de treinta años en mi computador. Es la primera vez que alguien, aparte de quien la hizo, puede leerla. Es una grata charla con uno de los grandes violinistas, y formador de músicos, de nuestro país: el maestro Carlos Villa.
Violinista caleño criado en el Caribe, muy colombiano, genial. Salió de casa a los seis años y el mundo se convirtió en su nuevo hogar; pero nunca se olvidó de su país, que visita con frecuencia. Tenía, al momento de la conversación,dos violines: uno francés, del siglo XVII, y otro contemporáneo, de construcción italiana. Vivía en Nueva York; devorando con agrado la manzana más jugosa del planeta.
La charla se dio el 28 de agosto de 1992, en Bogotá, luego de rogarle por mucho tiempo que accediera a hablar de un episodio de su vida profesional que, para él, hombre de cero ínfulas, no fue nada especial. Carlos Villa es el único colombiano que tocó con The Beatles. Nunca antes había hablado del asunto. Y, después de ese 28 de agosto, tampoco volvió a profundizar en el tema.
Accedió a volver a los recuerdos de aquellos días por la confluencia de dos situaciones: una, que entendió mi genuina pasión por la música de The Beatles, y, la otra, que estando yo casado con una violista, encontramos una cálida sintonía.
Hice la entrevista para incluirla en la segunda edición de un cancionero con letras de The Beatles que publiqué hace eones. Dicha edición nunca se dio, porque llegó a nuestras vidas el internet y nadie, con semejante herramienta a la mano, volvió a interesarse por libros de canciones. Quedó entonces enterrada en mis archivos y solo la muerte de Villa le ha dado la oportunidad de llegar a ustedes, a través de ese internet que le dio muerte al libro en que debimos conocerla.
Repito: Villa jamás sacó pecho con eso de haber grabado con The Beatles, ni pretendió obtener algún tipo de provecho con tal privilegio. Les comparto la entrevista, que dedico a Lina, su esposa, mujer maravillosa que no dejará de llorar nunca su partida. Mi esposa y yo sumamos nuestras lágrimas a las suyas.
¿Por qué se fue de Colombia?
Mi padre era ingeniero civil y trabajaba con una compañía petrolera americana que lo trasladó a Dallas, Estados Unidos. Permanecimos allá por un tiempo, y cuando estábamos por regresar a Colombia, se presentó una oportunidad de que estudiara en Filadelfia, en una de las mejores escuelas de música. Un conservatorio al que sólo se puede ingresar con beca.
¿Qué entró a estudiar al conservatorio?
Violín. Recuerdo que toqué para un violinista muy famoso, en Dallas, quien le comentó a mi papá que volver a Colombia no era lo más indicado para mí. Que lo más importante, en ese momento, era que estudiara con los mejores profesores, y recomendó este instituto en Filadelfia. Efectivamente arregló una audición. Me fui para allá, me oyeron tocar y me dieron la beca. Estuve allí doce años.
Y luego se dedicó de lleno a la vida profesional…
Bueno, claro que el estudio de la música nunca termina. Puede que a uno le den un cartón o cualquier cosa, pero es una cuestión que jamás se detiene. Efectivamente recibí mi cartón en Filadelfia. Eso fue en el año sesenta. Después viajé a Europa, a Suiza, y continué estudiando, pero ya a un nivel más profesional. Allí conocí al gran violinista Yehudi Menuhim, que vivía en Suiza.
¿Alguna razón especial para ir a Suiza?
En parte porque ahí estaba Menuhim. Él tiene todavía una casa allá, en un sitio muy lindo, en las montañas. Se llama Gstaad. Me radique en Zurich, donde trabajaba un manager que me ayudaba mucho, me conseguía conciertos. Ahí empecé en realidad mi carrera. Comencé a ofrecer conciertos; tocaba mucho en Suiza, en Alemania, en Austria. Transcurrieron aproximadamente seis años.
¿Y cómo fue el asunto con The Beatles?
Llegué a Inglaterra a principios del año 1963.
Acababa de estallar la Beatlemanía...
Sí, exactamente. Puede decirse que se estaba dando una revolución cultural en Inglaterra. Llegué a las islas porque una casa disquera me había ofrecido grabar un álbum. Fue el primero de mi carrera. La Beatlemanía, el despertar de los sesenta, el escándalo de John Profumo y Christine Keeler, la moda de Carnaby Street... Era, en Inglaterra, un momento increíble.
Usted, un músico clásico que llega a una Inglaterra culturalmente convulsionada, ¿sabía quiénes eran The Beatles?
Claro que sabía quiénes eran ellos. Ya desde que estaba en Suiza había empezado a oír de The Beatles. Europa comenzaba a rendirse a sus pies y pronto serían conocidos en todo el planeta.
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¿Qué pensaba de ellos y de su música?
Sinceramente, como estaba muy metido en el mundo de la música clásica, preparando mi primer disco, no les presté mucha atención. Por supuesto que uno leía en los periódicos sobre ellos, pero todo quedaba reducido al mundo de la farándula.
¿Y quién guiaba los pasos de un violinista colombiano en ese delicioso caos londinense?
Como Menuhim también tenía residencia en Londres, me ayudó con unos contactos. Conocí a personas increíbles queme abrieron las puertas de sus casas. Una señora inglesa de una familia muy distinguida patrocinó mi debut en Londres, en enero de 1964. Justamente creo que fue en enero o febrero de ese año que conocí a una escritora inglesa, que se llama Penélope Mortimer, y que era del círculo de amigos de Paul McCartney.
La conoce usted en un momento en que cualquier adolescente británico hubiera dado una mano por codearse con alguien cercano a The Beatles.
Exacto. Ella era muy amiga de mi pianista, que era inglés. Él me la presentó y nos hicimos buenos amigos. Estaba casada con John Voltimer, un dramaturgo que escribía guiones cinematográficos. En esa época ella había publicado The Punkin’ Eater, un libro que tuvo mucho éxito. Penélope acababa de comprar una casa en Hampster, Hampshire, y me dijo: “mira, voy a dar una fiesta muy especial, quiero que vengas. Te tengo una sorpresa”. Yo me dije: “bueno,vamos”. Llegué a la fiesta, había gente muy interesante, y de pronto se presentan dos muchachos. De inmediato pensé:”son The Beatles”. Eran Paul McCartney y George Harrison.
¿Cómo venían vestidos?
Traían saco, camisa y corbata; estaban a la moda, con una especie de cuello redondo, sin solapas. Creo recordar que en ese momento se estaban presentando en Londres. Penélope nos contó que les había resultado bien difícil llegar a la fiesta, porque para salir del teatro donde ofrecían el show tuvieron que disfrazarse. A la reunión también asistió su manager, Brian Epstein.
¿Qué rol jugaba Penélope en la vida del cuarteto?
Ella es de Liverpool y los había conocido cuando comenzaban. Era muy amiga de McCartney. Lo conocía de muchacho. Nos presentó y terminamos conversando. Le conté que era violinista y Paul se interesó bastante. Comentó que el grupo estaba pensando en hacer algunos trabajos con instrumentos de cuerdas, un cuarteto, o algo por el estilo. Francamente no había prestado mucha atención a lo que ellos hacían, lo único que recordaba era algo así como “I love you, yeah, yeah...”.
¿No le pareció muy curioso que un músico pop como McCartney le expresara su intención de incluir arreglos de cuerdas en sus composiciones?
Como le digo, la verdad es que no había oído su música con detenimiento y no pensé en ello.
¿Qué otra cosa recuerda de ese primer encuentro con The Beatles?
Estoy tratando de hacer memoria, porque en realidad no he conversado sobre esto con nadie en los últimos veinte años. Ah... recuerdo que Penélope había invitado a la fiesta a otro grupo de músicos, que por cierto me parecieron muy valientes. Se me escapa el nombre; eran tres y cantaron temas un poco al estilo beatle, pero más melódicos, más románticos, menos rítmicos.
Ellos tocaron en la fiesta, con McCartney y Harrison presentes. ¿Cómo reaccionó la gente al ver que estos muchachos se atrevían a rasgar sus guitarras ante tan famoso auditorio?
A mí me pareció increíble. Caramba, yo con The Beatles ahí no me hubiera atrevido a tocar una guitarra. Harrison y McCartney escucharon atentamente, y luego felicitaron a estos muchachos y elogiaron su trabajo. A mí me pareció una actitud muy amable. La fiesta terminó y yo volví a lo mío, y aunque los Beatles estaban en pleno furor, me olvidé de ellos y me dediqué a la música clásica, a pesar de que en todas partes se respiraba un ambiente beatle. Una amiga con la que salía me regaló el álbum Help!, pero de Beatles nada más. A mediados de la década fui nombrado concertino de la Orquesta Filarmónica de Londres, lo que significó mucho para mi carrera y me concentré aún más en el trabajo, debido a que el cargo conllevaba muchas responsabilidades. Cierto día, un conocido dedicado a contratar músicos para grabaciones, me propuso hacer un trabajo con los Beatles. Por aquel entonces yo grababa la mayoría de mis trabajos en los estudios de Abbey Road y, por otra parte, no había olvidado mi fugaz encuentro con McCartney, así que la oferta me pareció tentadora, acepté la invitación y casi de inmediato hicimos la primera grabación.
¿Usted tocaba junto con los Beatles o su trabajo eragrabado y mezclado posteriormente?
Sí, grabábamos aparte, pero ellos siempre estaban presentes.
¿Qué fue lo primero que hizo usted con el cuarteto?
Eleanor Rigby. No había ningún Beatle presente, excepto McCartney, quien se encontraba en la sala de control con George Martin, su productor.
¿Recibía usted indicaciones por parte de McCartney o de George Martin?
Era Martin quien nos suministraba las partituras. Él mismo las hacía. Era un genio. Pienso que gran parte del éxito de The Beatles se debe a George Martin, a su talento, a su capacidad de mostrar a los muchachos las posibilidades que los estudios ofrecían.
¿Los músicos contratados por The Beatles para tomar parte en este tipo de grabaciones tenían la posibilidad aportar una cuota de creatividad?
En el caso de Eleanor Rigby debíamos ceñirnos a una partitura.
¿Qué le pareció en ese momento la instrumentación del tema?
Escuché Eleanor Rigby, su versión final, muchos años después de haber participado en las sesiones. Le comenté a alguien sobre mi trabajo en Eleanor Rigby y esa persona me consiguió el disco. Me pareció muy bien realizado, pero en realidad nunca lo había oído.
¿Qué otros músicos estuvieron presentes en estas sesiones?
Han pasado muchos años. Todos eran músicos de las orquestas de Londres...
Le mencionaré algunos cuyos registros se conservan en los archivos de EMI: Tony Gilbert, Sidney Sax, John Chadd, Jürgen Hess…
Gilbert, claro. Sus nombres me son familiares, pero no recuerdo si estaban en esa o en otra grabación. Tocaban con la filarmónica, con la London Symphony.
¿Cómo afronta un músico de escuela el tener que tocarpara cuatro ilustres rockeros?
Para nosotros era lo que en Colombia llamamos una ”chisga”, un trabajo que se pagaba bien y de inmediato. Así que no nos hacíamos muchas consideraciones sobre el particular.
¿The Beatles pagaban bien a los músicos de estudio?
Sí, además ellos solían grabar pasadas las doce de la noche,lo cual se traducía en un pago doble. Por Eleanor Rigby, en la que tocamos de dos a tres de la madrugada, recibimos,cada músico, doscientas cincuenta o trescientas libras esterlinas, que en ese momento era mucho, mucho dinero.Para darle una referencia, le cuento que vivía en un apartamento bastante grande, cómodo, que incluso tenía calefacción central -un lujo para los ingleses-, y pagaba cincuenta libras mensuales de arriendo. Esa sola grabación me aseguró un techo por medio año.
¿En esos primeros trabajos con The Beatles usted pudo notar si ellos, durante su estancia en los estudios, estaban bajo el efecto de algún tipo de estimulante?
Ah, sí. Solían llegar cada uno con su botella de champaña en la mano. Fumaban en todas partes, incluso en la cabina descontrol. Era algo normal para todo el mundo.
¿George Martin estaba presente?
Sí. Pero él era un tipo parco, serio. Absolutamente en sus cinco cabales. Era alto, de pelo rubio, largo, peinado hacia atrás; siempre con vestidos blancos y corbata. Era muy cordial con nosotros.
¿Cómo era el ambiente que se respiraba en los estudios?
Siempre había gran cantidad de gente, de muchachos esperando a The Beatles. A cualquier hora, pues nunca se sabía cuándo iban ellos a grabar. Dentro eran muy tranquilos, cómodos. Uno se sentía a gusto y ello atenuaba un poco el hecho de pasar largas jornadas nocturnas de trabajo.
Hablemos de otra sesión que haya quedado grabada en su mente…
La otra que recuerdo, esa sí un poquito extraña, fue una en que llegamos, como de costumbre, a Abbey Road a las once de la noche. Era una orquesta grande (hasta ahora sólo habíamos tocado en pequeños grupos), pero esta sí era realmente considerable.
¿A Day In The Life?
¿Es la que dice “I read the news today oh boy...”? ¿No es cierto? Estuvimos en el estudio, pero nadie nos decía nada,no nos traían partes. Subí a la cabina de sonido y ellos estaban allí discutiendo. Lennon y McCartney eran los que más hablaban, decían “debe ser así”, tarareaban, ordenaban.Mientras tanto, George Martin escuchaba y hacía anotaciones con las que, en apenas cinco minutos, escribió la partitura y sacó de una vez las partes. Me quedé absolutamente atónito del talento y la rapidez de aquel hombre.
¿Martin era un buen intérprete de lo que The Beatles, ignorantes de los lenguajes musicales ortodoxos, querían como producto final?
Sí. Martin sabía orquestación, sabía armonía, todo, todo,todo. Era notable y reconciliaba muy bien su gusto por la música clásica con el talento de los cuatro Beatles, quienes,por lo general, no tenían las ideas muy claras. Discutían mucho: “que esto es así”, “que no”...
¿Se grababan muchas tomas de cada tema?
Sí, pero para nosotros lo más complicado era el inicio de las sesiones. The Beatles llegaban a la una de la mañana, como le digo, con botella en mano. En A Day In The Life recuerdo que Martin logró escribir algo, y nos lo dio para que lo interpretáramos.
¿Quién dirigió al grupo de músicos?
No recuerdo quién fue el director musical. Lo cierto es que no le gustó lo que habíamos hecho y hubo más discusiones. De pronto bajó Martin y nos dijo: “quiero que cada uno empiece a tocar cualquier cosa. Si quieren tocar el concierto de Paganini... lo que deseen. La condición es que nadie interprete la misma pieza”.
¿Hubo algún malestar entre el grupo de músicos por esta petición un tanto descabellada?
Pues estábamos aburridos, agotados, y por más que nos pagaban bien ya eran las tres de la mañana. Entonces cada uno comenzó a tocar su instrumento, a tocar Beethoven, lo que fuera. En esas estuvimos como una hora.
¿Qué miembros de The Beatles estaban presentes ese día en los estudios de Abbey Road?
Recuerdo a George Harrison, a Lennon y a McCartney. A Ringo Starr, no.
La precaria información sobre los músicos que tocaron con los Beatles, que se encuentra a disposición de los investigadores del tema incluye, para las sesiones de ADay In The Life, un nombre castizo: Francisco Gabarró.¿Le es familiar?
Sí, un chelista catalán. Estaba conmigo. Luego de la sesión lo vi regularmente, cada año, en Londres. Le decían Gaby.
¿Recuerda usted otros músicos, tal vez de origen latino,que hayan tomado parte en estas grabaciones?
No. Sólo Gabarró, quien para esa época llevaba por lo menos veinte años viviendo en Inglaterra.
¿Cuál era el sistema que empleaban los Beatles para contactar a los músicos de estudio?
Existía un contratista encargado de eso. Creo, por ejemplo,que uno de los músicos que tocó con el grupo, Sid Sax, se dedicaba a las contrataciones. Él nos contactaba, dependiendo de la necesidad de The Beatles, quienes siempre estaban dispuestos a pagar bien para conseguir un sonido óptimo.
Y después de Sgt. Pepper’s ¿qué vino para usted con los Beatles?
El álbum Abbey Road. Estoy seguro de que participé también en esas sesiones, pero no puedo recordar exactamente en qué temas.
The Beatles, como grupo, para ese entonces ya habían dejado de existir. ¿Cómo eran las relaciones entre ellos?
Tensas. En cierta ocasión subí a la cabina y vi que Harrison y Lennon discutían. Todos lo hacían, y eso demoraba mucho las grabaciones. McCartney proponía sus ideas y Lennon tenía otras. Martin, en el medio, trataba de sacar algo en limpio.
¿Cuándo fue la última vez que estuvo con The Beatles en un estudio o trabajando con ellos?
Durante las sesiones del álbum Abbey Road.
¿Tiene en casa algún disco de The Beatles?
(Se ríe) Tenía Abbey Road; una novia de aquellos años me lo regaló, porque le había comentado de mi trabajo en él. Era el único que tenía, pero lo perdí.