¿Cuáles son las diferencias entre rolo y cachaco? Significado y origen
Conozca la diferencia de esos apelativos que han acompañado a los habitantes de la capital durante siglos
En las faldas de la Cordillera Oriental, en el corazón de Colombia, se fundó un 6 de agosto de 1538 la ciudad de Santafé de Bogotá. Como si se tratara de un “designio divino” ordenado por un conquistador venido a “deidad” se cambió el nombre de la vieja y fría Bacatá por uno más “castizo”.
Durante los siglos siguientes migraron decenas de miles de campesinos a estas tierras que se explayaban a lo largo de la sabana que antaño había sido del Zipa. Tolimenses, antioqueños y Boyacenses fueron llegando en recua a una urbe donde parecían asomarse las oportunidades y el desarrollo.
Rolos
Los recién llegados, poco a poco, se asentaron entre arrayanes y nogales y tuvieron numerosa descendencia. Los hijos de esos campesinos de los Andes que llegaron a la ciudad, que un día se convertiría en la capital, fueron quienes llevaron por primera vez un apelativo de su origen.
En ese entonces, sería el siglo XVII, los familiares de los foráneos que procedían de Antioquia les llamaba rolos de manera despectiva a estos hijos de la niebla y changua, por su forma de pronunciar las palabras entre dejos y quejos.
A los rolos la burla de su apelativo poco a poco se les fue desgastando con el tiempo y quedó la anécdota, que también parece desgastarse.
Cachacos
A los rolos no habría por qué confundirlos con los cachacos, a quienes no solo los distancian más dos siglos, sino que también los distancia el origen de su apelativo.
A principios del siglo XIX, cuando Bogotá estaba convencida de que iba en camino a convertirse en una de las capitales más importantes del mundo, o por lo menos de América, apareció una generación moldeada por la cultura y la aspiración.
A estos hombres y mujeres, que destacaban por su elegancia y por sus modales, se les llamó cachacos como signo de distinción. Palabras como “ala” y “caray”, eran pronunciadas por hombres de gabán y mujeres de sombrero en una ciudad que aseguraba tener el alma de Londres.
Sin embargo, según reza el Chévere Diccionario de la Lengua Barranquillera el cacháco era usado por los habitantes de la costa Caribe para referirse de manera peyorativa a los habitantes de los Andes, como quien dice, del Magdalena y el Cauca cuando son dos distintos de para abajo.