¿Efectivo o tarjeta? Cambios de la industria de pagos en Colombia
Las personas a lo largo del territorio nacional, para pagar un producto o servicio, pueden elegir entre transferencia bancaria, plataformas digitales o efectivo.
Las industrias se modernizan, con el objetivo de facilitar la vida al usuario, por lo que, en este caso, los bancos y demás plataformas de pago plantean nuevas estrategias para que las experiencias al pagar y recibir dinero sean rápidas, prácticas y seguras. Promoviendo la eficiencia en la economía, junto a la reducción de costos de acceso al sistema financiero.
El 22 de febrero del 2023 se realizó en la Universidad Externado de Colombia el evento ‘Evolución de la industria de pagos: nuevos retos y tendencias’, cuyo objetivo principal fue debatir sobre las dinámicas del mercado en los métodos de pago, principalmente los digitales, su evolución y desafíos en la actualidad.
Juan Pablo Herrera, decano de la Facultad de Economía, en su discurso de apertura, aseguró que el “uso del efectivo en las zonas más apartadas de nuestro país, la creación de pagos digitales y opciones en lugares que nunca se pensó que estuvieran. Como los mercados de artesanías, los taxis y las tiendas de barrio, demuestran los hitos y retos de la industria de pagos”.
¿Cómo las transacciones digitales pueden ayudar a construir una vida crediticia?
El primer panel estuvo a cargo de Federico Martínez, Country Manager Colombia en Mastercard. Durante su intervención tocó temas como el ecosistema de pagos digitales en el país, la modernización y la aceptación de la industria, la ciberseguridad, los métodos de pago emergentes y las criptomonedas, NFTs, Blockchain. Además, habló de la regulación de estos en Colombia y su relación con los consumidores.
Las transacciones digitales cobran relevancia dado que dejan una “huella digital”, con la que se conoce el comportamiento financiero de la persona, y de esta manera se va construyendo su vida crediticia.
Esto es necesario, debido a que “el 75% de las personas en Colombia no ganan más de dos salarios mínimos, y el 55% de lo que se consume o paga se realiza en efectivo”, afirmó Martínez.
En la industria, los pagos digitales se pueden traducir como un fin para la inclusión financiera y luego dar un siguiente paso a una inclusión social. “Democratización de servicios para disminuir la desigualdad, para que todas las personas tengan acceso a servicios y tener una mejor calidad de vida”.
Además, se trabaja para reforzar la seguridad y evitar los fraudes en cada pago, haciendo que la transacción sea lo más segura y simple para el usuario. Habilitando capacidades en el mundo físico, para el mundo digital.
“Esto no es inclusión financiera, es inclusión social. Cerrar la brecha de desigualdad social a punta de tecnología. Lo digital abre posibilidades a cada uno de nosotros para desarrollar ideas que antes era imposible hacer. No utilizar lo digital como un fin, sino como un medio”, añadió Martínez.
Transacciones virtuales y sus ventajas ante el efectivo
En el segundo panel, se dio una conversación sobre los retos de la evolución en la industria de pagos, donde Kiki del Valle, vicepresidente Senior de Alianzas Digitales Mastercard, aseguró que “a nivel regional en Latinoamérica se ha visto un avance gigante en el tema de inclusión financiera, algo fundamental y muy relevante, que se ha logrado mediante a la digitalización, dando un mayor empuje, inclusión financiera y nuevos jugadores que buscan competir en los mercados.”
Gabriel Santos, Presidente Ejecutivo de Colombia FinTech, compartió la experiencia de los colombianos durante la pandemia del COVID-19, donde el gobierno buscó diferentes opciones para hacer llegar los subsidios y ayudas a la población no bancarizada.
Esto se debe, a que las personas se encontraban acostumbradas a recibirlos por medio de un giro postal, y en consecuencia, el 93% de los adultos beneficiarios de estos subsidios cuenta en la actualidad con un producto digital financiero. Por lo que el reto es generar confianza a los ciudadanos promoviendo su uso.
Santos aseguró que se debe “empezar a hacer desarrollos regionales para que se pueda tener acceso a estos pagos, entendiendo de donde se viene y a quien se le ofrece. Colombia ya no tiene un problema de acceso a estos servicios, pero sí un problema de usos”.