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Por altos costos, el 26.5% de los colombianos no tiene acceso a una dieta saludable

Según la FAO, 131 millones de personas en América Latina y el Caribe no cuentan con los recursos necesarios para acceder a una dieta rica en frutas y verduras.

Productos en central de abastos

La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) publicó en las últimas horas, el informe ‘Panorama regional de la seguridad alimentaria y nutricional de América Latina 2022′.

La publicación revela que 131,3 millones de personas en la región no pudieron costear una dieta saludable en 2020, lo que representa un aumento de 8 millones con respecto al 2019, a raíz de un mayor costo diario promedio de este tipo de dieta en América Latina y el Caribe, comparado con el resto de las regiones del mundo.

El reporte reveló también que el aumento de precios internacionales de alimentos experimentado desde 2020, especialmente después del inicio del conflicto en Ucrania, y el alza en la inflación alimentaria que se encuentra por sobre la general, han incrementado las dificultades para que las personas puedan acceder a una dieta saludable.

En su informe, La FAO cuestiona el hecho de que a pesar de que la producción alimentaria de la región permitiría sostener a 1.300 millones de personas, el doble de su población, esta zona del mundo registra altos niveles de malnutrición, hambre e inseguridad alimentaria.

Preocupante situación en Colombia

Según las cifras, Colombia se ubicó en más de 4 puntos porcentuales arriba en comparación con otros países de la región, en lo que tiene que ver con el acceso a una dieta saludable.

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No obstante, el 26,5 por ciento de los colombianos no podía acceder a una dieta saludable en 2020 y desde entonces, el panorama sigue sin ser alentador, teniendo en cuenta también el aumento en el costo de vida y el alza de precios.

“El costo de una dieta saludable alcanzó los 3,07 dólares por día (casi 15 mil pesos), cifra que aunque está por debajo del valor regional, aumentó en un 5% entre el 2019 y el 2020. Dicho fenómeno de alza de precios que afecta el logro de dietas saludables, se atribuye entonces a los efectos de la pandemia, el conflicto bélico que ha interferido con dinámicas de comercio internacional de insumos, y, no menos importante, los eventos climáticos extremos, sobre los cuales Colombia también evidencia afectaciones sobre los sistemas productivos”, asegura la FAO.

En cuanto a la subalimentación, la organización asegura que el país cuenta con una prevalencia en la población del 8,2% entre 2020 y 2021.

Hablamos de la región del mundo con la dieta saludable más costosa, lo que afecta particularmente a las poblaciones vulnerables -pequeños agricultores, mujeres rurales y poblaciones indígenas y afro-descendientes-, las cuales destinan un mayor porcentaje de ingresos a la compra de alimentos”, dijo Rossana Polastri, Directora regional del FIDA.

El panorama en la región

En Suramérica, Venezuela tuvo la mayor prevalencia de subalimentación (22,9 %), que equivale a 6,5 millones de personas, seguida de Ecuador, con el 15,4 % (2,7 millones), y Bolivia, con el 13,9 % (1,6 millones). Mientras que en Colombia, Paraguay, Perú y Suriname la prevalencia superó el 8 %.

En general, el panorama socioeconómico de América Latina y el Caribe no es alentador, los grupos de población más afectados son los niños y niñas menores de 5 años y las mujeres ya que sufren una mayor prevalencia de inseguridad alimentaria que los hombres.

“América Latina y el Caribe atraviesan una situación de inseguridad alimentaria sin precedentes, con proyecciones que no son alentadoras”, dijo el subdirector general y representante regional de ese organismo, Mario Lubetkin, desde Chile, país en que se entregó el informe.

Así mismo, dieron a conocer que entre el 2019 y el 2021, la cifra de hambre en la región aumentó en 13,2 millones, alcanzando un total 56,5 millones de personas en 2021, situación que también fue afectada por el impacto de la pandemia causada por la covid-19.

“Ninguna política por sí sola puede proporcionar la solución a esta problemática. Es necesario reforzar los mecanismos de coordinación nacionales y regionales para responder al hambre y la malnutrición”, señaló Lubetkin.

La organización aseguró que políticas alimentarias, como el etiquetado nutricional, el subsidio de alimentos nutritivos y la aplicación de impuestos sobre alimentos de alta densidad energética y mínimo valor nutricional, que no contribuyen a dietas saludables, si están bien diseñadas, podrían desempeñar un papel en la asequibilidad de las dietas saludables y prevenir otras enfermedades relacionadas con el sobrepeso y obesidad.

La organización advierte que la inflación de los precios de los alimentos al consumidor en la región sigue siendo alta, afectando principalmente a las poblaciones más vulnerables. “Un análisis exhaustivo muestra que las diferencias de costo están relacionadas con la producción, las exportaciones y la dependencia de las importaciones de grupos de alimentos específicos”.