En un 94% disminuyó la población de especies en Latinoamérica y el caribe
El planeta enfrenta una doble crisis, la climática y la pérdida de biodiversidad
WWF publicó el Informe Planeta Vivo 2022 en el que se evidencia como las poblaciones de mamíferos, aves, anfibios, reptiles y peces que se encuentran en Latinoamérica y el Caribe son las que más han disminuido entre 1970 y 2018, con un promedio de 94%.
En diálogo con Planeta Caracol, Luis Germán Naranjo, director de Conservación y Gobernanza de WWF Colombia América Latina, lamentó que América Latina repite los indicadores más críticos de pérdida de biodiversidad en el mundo. En comparación con otros grupos de especies en el mundo, las poblaciones de agua dulce son las más afectadas.
Luis Germán Naranjo manifestó que según los hallazgos del Informe Planeta Vivo 2022 se confirma que el uso insostenible de recursos ocasiona una doble crisis, climática y de biodiversidad, la cual debe ser abordada de manera conjunta. Por esto WWF llamó la atención de los líderes mundiales a asumir compromisos ambiciosos y vinculantes en la COP15 de Biodiversidad, que se realizará en diciembre en Canadá.
El director de Conservación y Gobernanza de WWF Colombia América Latina advirtió que actualmente el planeta enfrenta una doble emergencia inducida por el hombre, la crisis climática y la pérdida de biodiversidad, que amenazan el bienestar de la humanidad.
El Informe monitorea a casi 32,000 poblaciones de 5,230 especies del planeta y es el diagnóstico más exhaustivo que WWF ha hecho hasta el momento del estado de las poblaciones silvestres de vertebrados a nivel mundial.
Sobre las poblaciones de agua dulce muestran un mayor descenso general en el ámbito mundial con un 83%. Una de las poblaciones del delfín rosado del Amazonas (Inia geoffrensis) evaluadas en el informe, sufrió una disminución del 65% debido al aumento de la pesca selectiva, así como a las presiones impuestas por el rápido crecimiento de la población humana.
La mitad de los corales del planeta se ha perdido y ello desencadena un impacto negativo múltiple, pues albergan a un cuarto de todas las especies marinas y dan soporte a una compleja cadena trófica que incluye a los humanos. Además, la abundancia mundial de 18 de las 31 especies de tiburones y rayas oceánicas se ha reducido un 71% en los últimos cincuenta años.
Los principales factores directos identificados como responsables de la degradación de los sistemas terrestres, marinos y de agua dulce son los cambios de uso del suelo, la sobreexplotación de plantas y animales, el cambio climático, la contaminación y las especies exóticas invasoras.
El informe insiste en que la doble crisis ambiental se puede mitigar con el aumento de los esfuerzos de conservación y restauración, la producción y el consumo de alimentos de forma más sostenible, y la rápida y profunda descarbonización de todos los sectores.
Todavía estamos a tiempo de revertir la pérdida de biodiversidad y algunas de las especies evaluadas por este índice han mostrado aumento en el tamaño de sus poblaciones. Una de ellas es la tortuga cabezona (Caretta caretta) en Brasil, o el gorila de montaña (Gorilla beringei beringei) en África, que pasó de 480 individuos, en 2010, a un mínimo de 604 individuos, entre 2015 y 2016″, señaló Luis Germán Naranjo.
Asimismo, las nuevas técnicas de análisis cartográfico sugieren que hay zonas que tienen una alta probabilidad de impacto en la vida silvestre por amenazas como la agricultura o la tala y por su alta riqueza en especies. “El promedio de disminución para las poblaciones de vertebrados de América Latina y el Caribe que el índice monitorea alcanza 94% con respecto a las cifras de 1970.
Esto es perjudicial para el clima, la seguridad alimentaria y los medios de subsistencia de millones de personas a nivel global. La contribución de los bosques a la seguridad alimentaria y nutrición exige una mayor atención en políticas forestales, pues su deterioro se traducirá en una reducción de la productividad agrícola.
En ese sentido, se identifican diez áreas de alta prioridad para la mitigación de riesgos y algunas están en América Latina: la cuenca del Amazonas (que está constituida por todos los ríos que drenan al río Amazonas); el bosque Atlántico (ubicado en Brasil, Argentina y Paraguay); y el norte de los Andes hasta Panamá y Costa Rica.
El informe destaca la situación en la Amazonia, el bosque tropical más grande y con mayor diversidad biológica y cultural del mundo, cuya cuenca se encuentra degradada en un 17%. Advierte que, en ocho años este bioma, tal y como lo conocemos, puede haber desaparecido, lo que traería repercusiones devastadoras en el ámbito local e implicaciones negativas para la estabilidad climática del planeta, pues almacena entre 150 y 200,000 millones de toneladas de carbono.
En Colombia, la deforestación es la actividad que genera casi el 40% de las emisiones de carbono, y según cifras del IDEAM, un 64% de ella se concentra en departamentos amazónicos. Por otro lado, el informe puntualiza que el 27% de la Amazonia corresponde a territorios indígenas y en ellos se encuentran las menores tasas de deforestación.
Además incluye saberes científicos y ecológicos que se transmiten de generación en generación relevantes para evitar desastres naturales. El derecho a un medio ambiente sano De particular relevancia en la edición 2022 del informe, concebido para impulsar la acción y la reflexión, es el papel que se le concede a los derechos humanos como desencadenante de cambios sociales transformadores.
En el documento se identifica el colapso climático, la pérdida de naturaleza, la contaminación y la pandemia de Covid-19 como crisis de los derechos humanos y se celebra que la Asamblea General de la ONU haya reconocido el derecho de las personas a un medio ambiente saludable en julio pasado.
En más de 80 países, donde se ha reconocido el derecho a un medio ambiente saludable, ha resultado en leyes y políticas ambientales más firmes, una mejor implementación y observancia, una mayor participación del público y, lo más importante de todo, un mejor rendimiento ambiental.
El 30% de su superficie son parques naturales. El 99% de su electricidad procede de fuentes renovables, incluyendo energía hidroeléctrica, solar, eólica y geotérmica. Las minas a cielo abierto y la explotación de gas y petróleo están prohibidas por ley, mientras que el impuesto sobre el carbono se usa para pagar a pueblos indígenas y agricultores para que restauren los bosques. En 1994, la deforestación había reducido los bosques hasta el 25% de la superficie del país, pero hoy en día la reforestación ha llevado esa cifra a más del 50%.
Para conocer más detalles de esta completa investigación, ingrese a www.wwf.org.co. Acerca de WWF WWF (Fondo Mundial para la Naturaleza, en español) es una organización conservacionista independiente, con más de 35 millones de seguidores y una red mundial activa en casi 100 países.