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Almorzadero: alerta por su biodiversidad

En este páramo que tiene más de 110 lagunas nacen varias fuentes de agua que abastecen a 19 municipios pero cerca del 26% de su área está afectada.

Más de 110 lagunas y humedales de alta montaña, su mayoría en Santander, decoran el paisaje del páramo de Almorzadero.

Más de 110 lagunas y humedales de alta montaña, su mayoría en Santander, decoran el paisaje del páramo de Almorzadero. / Foto: Felipe Villegas

En el paso de la cordillera Oriental por Santander y Norte de Santander, se ubica una de las zonas de recarga de agua más importantes de Colombia, cubierta por frailejones, musgos y árboles del bosque andino y sobrevolada por el cóndor de los Andes, una de las aves más emblemáticas y a su vez más amenazadas del continente americano.

Se trata del Almorzadero, un complejo de páramo de 157.705 hectáreas distribuidas en 15 municipios de ambos departamentos y que hace parte de un corredor ecológico que empieza en Santurbán y termina en la Sierra Nevada del Cocuy. Ese corredor es como una cadena invisible de páramos y bosques que garantizan que las especies existan, tengan espacio para alimentarse y puedan ir y venir transportando semillas y biodiversidad genética.

El 86% del páramo está concentrado en cinco municipios, Cerrito, Concepción, Carcasí, Guaca y Chitagá. El primero es el de mayor tajada de área paramuna.

Más de 110 lagunas y humedales de alta montaña, su mayoría en Santander, decoran el paisaje del páramo de Almorzadero, ubicado dentro de las cuencas de los ríos Chicamocha, Chitagá y Cobugón-Cobaría. Estos tesoros hídricos son fundamentales para abastecer de agua a los municipios y para las actividades agrícolas de los pobladores de la región.

En este complejo nacen numerosas fuentes de agua que suplen la demanda de más de 19 municipios de Norte de Santander, Santander y Boyacá y benefician por lo menos a 25 distritos de riego. Los principales aportes de agua corresponden a la zona del río Chicamocha, que se nutre de tributarios como los ríos Tunebo, Servitá, Negro, Guaca y Umpalá.

De acuerdo con el Instituto Alexander von Humboldt, Almorzadero alberga más de 700 especies de plantas y animales: 490 de plantas, 57 de mamíferos, 163 de aves, 18 de anfibios y 40 de invertebrados. Especies que dependen unas de otras y que cumplen funciones que mantienen el equilibrio del páramo.

El complejo cuenta con 27 especies de plantas únicas en Colombia y 35 exclusivas de la cordillera Oriental. A su vez, el 30% de las especies de aves de los páramos han sido registradas en este ecosistema, según el Humboldt.

Almorzadero es clave para las aves que migran entre los páramos de Santurbán, Tamá, Guantiva - La Rusia y la Sierra Nevada del Cocuy. Hay reportes de por lo menos nueve especies migratorias que utilizan los bosques y lagunas de Almorzadero durante todo el año, como es el caso del periquito barrado (Bolborhynchus lineola).

Palidece el verde

Se estima que dentro de Almorzadero viven cerca de 8.400 campesinos en los municipios de Cerrito, Carcasí, Concepción, Guaca y Chitagá, que dependen de las actividades agrícolas y pecuarias.

El cultivo más representativo es la papa. Las familias la producen junto con otros cultivos como trigo, ajo, cebada, zanahoria, cebolla y pasto. Existe también cría de ganado lechero, ovejas y cabras, de forma extensiva. Cerrito es considerado como el epicentro de las ovejas en el complejo paramuno.

La explotación de minerales como carbón, caliza y mármol existe en cerca del 5% del páramo, principalmente en áreas de los municipios de Cerrito y Chitagá y sitios de la cuenca del río Chitagá. Esto ha generado conflictos entre las comunidades, mineros, ONG y ambientalistas.

Estos motores del desarrollo impactan el 26% del páramo, principalmente en la vertiente occidental del río Chicamocha, lo fragmentan, aislan la vegetación nativa y provocan pérdida del bosque andino.

En el 17% del páramo hay conflicto por el uso inadecuado del suelo, es decir actividades agropecuarias en terrenos que deberían ser conservados por su importancia ambiental. Según el IGAC, esta problemática está concentrada en sitios de Guaca, San Andrés, Málaga, Cerrito, Concepción y Carcasí. Para la entidad, la gran mayoría de los suelos de este ecosistema santandereano debe destinarse a la conservación y crecimiento de las especies de plantas nativas porque son reservorios de agua.

Aunque cerca del 70% del área cuenta aún con coberturas naturales como colchones de frailejones y bosques, la biodiversidad de Almorzadero está desamparada por la ley: esto se debe a que dentro del complejo no existen áreas protegidas como Parques Nacionales Naturales o Santuarios de Flora y Fauna.

“En los municipios donde se presentan actividades agropecuarias en zona de páramo, es necesario realizar labores de recuperación y restauración ecológica, así como la transformación de los sistemas productivos hacia esquemas ambientalmente sostenibles. La gente del páramo es una clave fundamental en su protección”, menciona el Instituto Humboldt.

 Y agrega que “Las organizaciones sociales y ambientales que trabajan en torno a la gestión del agua y la conservación de las áreas de este páramo, facilitan el desarrollo de labores de restauración ecológica y el mejoramiento de la sostenibilidad ambiental de los procesos productivos”.

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