La catarsis que terminó en llanto para este fiscal y en pleno <strong>juicio expuso al público</strong> una grave <strong>situación de estrés</strong> para los <strong>funcionarios de la Fiscalía</strong>.Este funcionario al parecer reventó su capacidad de aguante, completó 10 días seguidos en un juicio y <strong>varios reclamos del</strong> <strong>representante de la Procuraduría lo llevaron al desespero.</strong>Aseguró el fiscal que no tiene suficientes instrumentos de trabajo, que los <strong>investigadores que tiene a cargo no colaboran en los procesos </strong>y que deben soportar presiones excesivas en los juicios.Reprochó que a pesar de los esfuerzos su profesión resulta ser poco valorada, castigada y peligrosa, al punto de que está por renunciar.Desde la Fiscalía aseguraron que el <strong>funcionario fue víctima de un cuadro de estrés</strong>, pero que no es cierto la escasa colaboración o la falta de elementos de trabajo.Quienes están junto al funcionario corroboraron su versión: no tienen herramientas para su desempeño y la excesiva carga laboral es una realidad que se estalla en largas horas de trabajo.