Éxodo genera nuevo parque en Bucaramanga, el de los venezolanos
El Parque del Agua ha sido el sitio elegido por los migrantes para pernoctar en la capital de Santander
Bucaramanga
Marianí Hidalgo, una venezolana de 20 años dejó Coche, uno de los 5 sectores del municipio Libertador, área metropolitana de Caracas para venir a Colombia.
Allí trabajaba “haciendo cejas”, un oficio de gran demanda en un país donde la belleza es un imperativo.
Marianí carga en brazos un bebé de 5 meses.
Cuando caminaba por la carretera Cúcuta - Bucaramanga se encontró con Andrés García, un colombiano retornado que pasó los últimos 20 años en el vecino país aprovechando los beneficios sociales que generó la “revolución chavista”.
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Hoy, Mariani y Andrés pernoctan “sin fecha de salida” como otras 200 personas, en el Parque del Agua, una plazoleta adoquinada, en los alrededores de las oficinas del Acueducto de Bucaramanga.
Este sitio, ubicado en el kilómetro de la vía a Cúcuta, frente a la Quinta Brigada del Ejército y a 300 metros del centro comercial Megamall, se convirtió en el albergue de los inmigrantes que arriban a la ciudad.
Al principio, los extranjeros y los compatriotas retornados se quedaban descansaban unas horas en el lugar, pero luego empezaron a instalar carpas y extendieron su estadía, tanto que las autoridades locales han comenzado a considerar alternativas para sacarlos de allí.
Incluso, la gerente del Acueducto de Bucaramanga, Zoraida Ortiz convocó de manera extraordinaria, con el fin de buscar una solución a la ocupación del parque pues asegura que hay evidencias de hechos como consumo de drogas.
Fernando Guzmán, tiene 36 años. Viene del Estado Aragua. Es otra de las personas que ocupa el parque del Agua en Bucaramanga. Lleva 21 días en el lugar. Relata que duerme en el suelo, sobre cartones y se abriga con algunas frazadas que le regalaron en Pamplonita, un pueblo de Norte de Santander, cuando cruzaba a pie la cordillera oriental.
Para las necesidades fisiológicas, los inmigrantes explican que “se las arreglan detrás de las palmeras” que hay en el parque, Más que una zona verde por las cuales se conoce a Bucaramanga es una acera enorme, a orillas de la carretera con fuente de agua incluida y que termina en las barandas que impiden el acceso a lo que en realidad es una gran zona verde con arroyos y atractivos, propiedad del Acueducto. En otras ocasiones la ida al baño se soluciona en Megamall, el complejo comercial cercano que abre a las 8 de la mañana.
Durante el día, los hombres buscan empleo y las mujeres se quedan con los niños. Con frecuencia y sobre todos los fines de semana, llegan al lugar fundaciones como la de Hosnellys Studerman y Tatiana Rodríguez, dos mujeres de 20 y 22 años.
Ellas conforman la primera pareja colombo venezolana del mismo sexo que contrajo matrimonio hace un año, ante la notaría décima de Bucaramanga.
Como Hosnellys fue migrante y Tatiana lidera causas sociales decidieron hace un mes convocar por redes sociales a la población LGBTI que hace donaciones de ropa, medicina y juguetes. Luego, la pareja reparte esos elementos en el parque del Agua.
La solidaridad de los colombianos ha sido tanta que Francisco Guzmán hace un comparativo; en su país, el sueldo de un empleado público alcanza sólo para medio cartón de huevos, al mes.
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“En Colombia llevo tres meses y 10 días; aquí tengo dos celulares, 5 pares de zapatos, 6 pantalones y varias camisas”, asegura con satisfacción.
En la mañana de este miércoles, Mike Anderson Silvestre, uno de los venezolanos que ocupa el parque del Agua escuchó por Caracol Radio al presidente Nicolás Maduro invitando a sus compatriotas a que retornen a Venezuela. El mensaje del jefe de Estado era que “no siguieran lavando pocetas en el extranjero”.
Mike viene del municipio general Manuel Cedeño, en la región de Caicara y Puerto Ayacucho, en el occidente de Venezuela. Recuerda que la región se inundó por el aumento del río Orinoco. No vivió esa situación porque ya estaba en Colombia.
Sobre la posibilidad de retornar a Caicara, donde está su familia, dice que no hay ninguna posibilidad.
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“No vamos a regresar y aquí no lavamos pocetas. En Colombia nos han brindado refugio, comida, apoyo incondicional, protección y seguridad”.
Mientras Manuel habla con los reporteros, corre el rumor de la eventual llegada de unos camiones que los podrían llevar hasta Ecuador y Perú.
Mientras aparecen los vehículos, los extranjeros y los colombianos retornados anuncian que se quedaran en el Parque del agua, si es que antes las autoridades no deciden su desalojo.