Las facilidades para adquirir armas de asalto en Estados Unidos afectan también a Colombia. La Policía y la Fiscalía tienen identificada una red de traficantes de armas que, al parecer, lideran colombianos.<strong>Un tráfico “moderno”</strong>En los último tres años la Policía avanzó en una investigación que dejó un arsenal de partes incautadas y una docena de capturados que ahora son informantes. Con agentes encubiertos en las empresas de envíos y chips de rastreo, los investigadores establecieron el destino de esas armas.El general Juan Carlos Buitrago, director de la Policía Fiscal y Aduanera, aseguró que los llamado “combos” en el departamento de Antioquia son los principales compradores de poderosas armas de asalto.<strong>Hasta en zapatos</strong>Para la Policía existe poca vigilancia y control de las autoridades aduaneras en Estados Unidos, según el general Buitrago, están más interesados en lo que llega a ese país, no qué sale.Aun con el camino fácil las bandas se curan y optaron por traficar las armas en pequeños envíos de todo tipo de productos: de cocina, baños, textiles, zapatos y equipos de camping o gimnasio.Como muchas de esas modernas armas tienen partes de plástico la detección se hace más difícil y los controles deben potenciarse en la destreza de los investigadores.<strong>Colombianos en el tráfico de armas en EE.UU.</strong>El seguimiento de la Policía permitió no sólo conocer el destino de las armas, sino quién está detrás del tráfico. Colombianos, al parecer, son responsables de conseguir las armas de forma legal y enviarlas por partes a través de correo.El tráfico no tendría el efecto esperado sin la colaboración de funcionarios de los aeropuertos que anticipan los envíos y la mejor forma de evadir a las autoridades, de ahí que implementaron nuevos mecanismos de identificación con la capacitación de investigadores.<strong>Poca ayuda</strong>La información que en ocasiones llega a la Policía de Colombia es tan exacta que pueden hacerle seguimiento al tráfico de armas desde que arranca en Estados Unidos hasta que una persona lo recoge en Antioquia.Pero no todos colaboran. Algunas empresas de envíos, norteamericanas, se niegan a participar de los operativos, impiden la infiltración de un agente en cubierto o la ubicación de chips de rastreo, lo que hace imposible seguirle la pista a las armas cuando llegan a Colombia.Los investigadores solo pueden incautar las armas cuando en el aeropuerto, sin capturas o conocer los destinatarios, los compradores.