Política

Rubén Darío Lizarralde renunció a su precandidatura presidencial

El exministro se sumará a la campaña de Marta Lucía Ramírez quien está en la contienda de la coalición de los expresidentes Uribe y Pastrana.

Rubén Dario Lizarralde M.

Rubén Dario Lizarralde M.(Colprensa/Archivo)

Rubén Darío Lizarralde, quien inscribió su nombre como precandidato presidencial del Partido Conservador, presentó una carta al Directorio Nacional en la que oficializó su renuncia por considerar que al interior de la colectividad hay una anarquía total y absoluta para evitar tener candidato propio.

“Ya definitivamente no quedaba espacio, las directivas del partido han desconocido muchas decisiones para tener candidato propio. Se abrieron inscripciones de precandidatos, pero nunca fueron reconocidos y cada uno hizo su campaña por aparte. En los últimos meses hubo un desespero de algunos conservadores para acercarse a Germán Vargas Lleras y de desconocer el calendario electoral”.

Aseguró que aunque le advirtieron lo que pasaría en el partido, decidió continuar en el proceso porque creyó en que sí se elegiría un candidato entre él y Ubeimar Delgado.

“Yo realmente hice un esfuerzo muy grande enfrentándome a una situación que me advirtieron porque desde hace mucho se ha desconocido la decisión de tener un candidato único. Me da tristeza que el partido no tenga vocación de poder, pero sí una capacidad de negociación para acomodarse”.

Ahora el exministro respaldará la aspiración presidencial de Marta Lucía Ramírez.

Esta es la carta de renuncia:

Srs

Presidente del Directorio Nacional Conservador

Miembros del Directorio Nacional Conservador.

Por medio de la presente me permito renunciar a la Precandidatura a la Presidencia de la Republica en representación del Partido Conservador. 

De nada sirvió defender la institucionalidad del Partido en esta difícil coyuntura de la democracia en nuestro país, cuando la mayoría de los colombianos cuestionan la integridad y la pertinencia de los Partidos tradicionales, allí estuve dando la cara y tratando de convencer que vendrían nuevos tiempos y nuevas actitudes de los directivos y representantes del Partido en el Congreso.

No fue así. La falta de respeto por las normas y las reglas del Partido fue total. En este proceso se ha desconocido completamente la institucionalidad del Partido, Convención Nacional y sus decisiones y lo definido en los Estatutos. Nada vale.

No tenemos una dirigencia que dicte políticas, sino una dirigencia que pacta componendas.

Estoy seguro que su representatividad se está agotando.

La falta de respeto por los candidatos del Partido en elecciones anteriores, como en los casos de Noemi Sanin y Marta Lucia Ramírez ahora se repite con Ubeimar Delgado y Rubén Dario Lizarralde.

“Tanto va el cántaro al agua,hasta que por fin se rompe”, dice el adagio popular.

Lamento haber creído en La trasparencia y en la sinceridad de Uds. Me advirtieron permanentemente, cómo era su forma de actuar, pero quise darme como Conservador una oportunidad. Preferí creer que podía ser diferente y no suponerlo.

De todas formas fue un buen ejercicio personal. La vida es la suma de todas las experiencias. Buenas, regulares y malas. Esta fue una buena experiencia personal, pero rodeado de gente que no cree en el Partido, sino en su propio negocio electoral.

No estoy generalizando, estoy precisando respecto de las personas que hoy manipulan y definen la suerte del Partido.

El mundo viene cambiando y vemos en otros países, como las mayorías se levantan frente a maquinarias políticas obsoletas. La sociedad de hoy busca líderes que gerencien programas de desarrollo, de inclusión, de emprendimiento, de cuidado al medio ambiente y de verdadera disminución de brechas económicas e intelectuales. Queremos un país donde haya oportunidades de trabajo donde la innovación sea un componente clave, donde el turismo sea un rubro muy importante del PIB, donde podamos caminar con tranquilidad en las ciudades y en el campo, donde la propiedad privada (fruto del trabajo y la inversión honesta) no sea un pecado, donde el campo sea atractivo para jóvenes preparados, para campesinos, y por que no para inversionistas nacionales y extranjeros que nos ayuden con una explotación competitiva pero sostenible. La era de la transformación digital nos está dejando en los escalafones más bajos de la competitividad. La energía es escasa, como líderes estamos llamados a trabajar en la construcción de programas serios y de mecanismos legales para sacarlos adelante. No más negocios electorales, no más pensar en agendas personales. No más corrupción. 

Invito a los Conservadores Congresistas y a los miembros del Directorio que no quieren ver desaparecer a su Partido, el cual representa toda una historia de desarrollos y conquistas sociales y económicas, con líderes muy pero muy grandes a qué sigamos trabajando por recuperar nuestra patria, y de paso la dignidad y la importancia política de este Partido. 

Cordialmente,

Rubén Dario Lizarralde M.

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