Islam y homosexualismo
Cambiar los preceptos fundacionales de las religiones contra el homosexualismo es una batalla contra molinos del viento
La masacre cometida por Omar Mateen, musulmán observante en un club gay en Orlando no surge en un vacío, ni es un hecho aislado, ni tampoco es una de esas matazones indiscriminadas que ocurren de cuando en cuando en Estados Unidos. Se trata de un crimen de odio en el que el autor, indoctrinado en la ideología del Islam Radical, eligió fríamente su objetivo con base en un precepto de la ley islámica –Sharia- que se refiere al homosexualismo como “sodomía que debe ser castigada por la muerte”.
La mayoría de las religiones, incluidas las tres monoteístas abrahámicas, judaísmo, cristianismo e islam, rechazan el homosexualismo y hasta hace relativamente poco la práctica homosexual era castigada con cárcel en varios países europeos. Sin embargo en las últimas décadas a raíz de la lucha de la comunidad LGBT, las sociedades cristianas en Europa y América Latina han adoptado posturas liberales que ha resultado en prohibición a la discriminación por orientación sexual y al reconocimiento del matrimonio homosexual en varios países, sin que esto haya acabado del todo con el estigma de “ser gay” en algunos sectores de la sociedad.
Cambiar los preceptos fundacionales de las religiones contra el homosexualismo es una batalla contra molinos del viento. En su defecto promover leyes de respeto a los derechos humanos, la diversidad y la tolerancia que prevalezcan sobre los enunciados religiosos ha sido el camino en los países en lo que la homosexualidad ha sido equiparada frente a la ley.
Según la “Asociación Internacional LBGTI” en setenta y siete países del mundo el homosexualismo es ilegal. Varias excolonias británicas mantienen aún leyes restrictivas frente al homosexualismo incluidos los dos únicos países de la América continental donde esta práctica sigue siendo ilegal: Belice y Guyana, además de algunas islas del caribe. En la India, país de mayoría hinduista los “actos homosexuales” son ilegales mientras que en los países de mayoría budista en el sudeste asiático el homosexualismo es generalmente tolerado al igual que lo es en Israel, Estado judío donde cada año se lleva a cabo una de las más grandes marchas del orgullo gay en el mundo.
En el África negra cristiana sigue prevaleciendo una fuerte resistencia al homosexualismo enmarcada incluso dentro de la lucha contra el colonialismo occidental y hace pocos años en Uganda, país con fuerte presencia cristiana evangélica se intentó instaurar por parte de su presidente Yoweri Museveni la pena de muerte a homosexuales hombres, suspendida por presiones de Gran Bretaña y Estados Unidos.
Respecto a los países musulmanes, con las solas excepciones de Turquía, Mali, Indonesia, Albania y Jordania , el homosexualismo es ilegal, castigado con penas de cárcel, latigazos en público y en algunos casos con pena de muerte, a lo que habría que agrega extensos territorios controlados por milicias yihadistas, como Hamas en Gaza, ISIS en Siria e Irak, Boko Haram en Nigeria y Al Shabab en Somalia donde los homosexuales hombres son sumaria y cruelmente ejecutados.
Son países de mayoría musulmana los siete que aún mantienen en su código penal la pena de muerte por homosexualismo. Irán es el líder en la ejecución de homosexuales, aunque las cifras no se conocen pues a varios de los condenados se les imputa el crimen de “violación” con el objetivo de “disfrazar” la causa real de la sentencia. Paradójicamente en Irán a los homosexuales se les ofrece, en algunos casos se les obliga, a realizarse una operación de cambio de sexo para “curarse de la enfermedad”. A Irán le sigue en ejecuciones Arabia Saudita donde los homosexuales son castigados con latigazos o decapitación. En contraste Líbano rara vez aplica las leyes incluidas en sus códigos contra actos homosexuales.
El estigma asociado al homosexualismo en las sociedades musulmanas es generalizado y en palabras de la revista británica The Economist –Feb, 2012- “el closet es amplio y espacioso”. Referentes religiosos del Islam como el influyente clérigo sunita Sheikh Yusuf al-Qaradawi y Ali Al Sistani máxima autoridad religiosa de los shiitas en Irak, se han manifestado inequívocamente en contra del homosexualismo: “no tiene cabida en la sociedad musulmana”.
Orlando es apenas un capítulo más de la guerra que el Islam Radical está llevando a cabo contra los valores del pluralismo, la tolerancia, la inclusión y la libertad. Pretender que el ataque no tiene relación con el Islam es un espejismo como es infame acusar a toda una religión por los hechos. Extremistas que matan a nombre de Dios existen en todos los cultos y a cada uno le corresponde lidiar con ellos, sin embargo en los últimos años más del 95% de los actos terroristas han sido cometidos por organizaciones o personas que profesan el Islam radical y será en el seno del Islam, 1500 millones de seguidores, que este flagelo debe ser marginado, condenado y eliminado.